Iraq enfrenta un fuerte aumento del gasto público en momentos en que el precio del petróleo, fuente del 90 % de sus ingresos, ha bajado a la mitad de lo que era hace dos años. La economía iraquí se recupera de los efectos del desplazamiento interno de por lo menos 4 millones de personas debido a los conflictos, así como de la lucha contra la insurgencia del grupo Estado Islámico (EI), y de la presión de albergar a casi 250 000 refugiados sirios.
El Grupo Banco Mundial intenta abordar las raíces de la inestabilidad en países como Iraq, como parte de una nueva estrategia para la región de Oriente Medio y Norte de África (MENA). El Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) del Grupo Banco Mundial ha otorgado a Iraq USD 1200 millones (dólares estadounidenses) en financiamiento para políticas de desarrollo (FPD) —o apoyo presupuestario— para ayudar al país a salir de la crisis. Es la segunda vez en 2015 que el Banco Mundial entrega ayuda a Iraq. En julio, otorgó un préstamo de USD 350 millones destinado a una intervención de emergencia para restablecer la infraestructura básica y los servicios públicos en las zonas municipales liberadas del llamado Estado Islámico, y que ahora se encuentran bajo control del Gobierno.
Iraq es una de las economías más grandes de Oriente Medio, con un producto interno bruto (PIB) de casi USD 200 000 millones. Su ubicación central y múltiples fronteras le confieren también una importancia estratégica; lo que sucede en Iraq afecta a la región en su conjunto. “La economía está pasando por un momento muy difícil, y la población está experimentando condiciones casi insoportables. Creemos que ayudar a que la economía iraquí se recupere rápidamente, y ayudar a Iraq a estabilizarse, será muy beneficioso no solo para el pueblo iraquí, sino también para la región”, dijo Ferid Belhaj, director a cargo de las operaciones en la región del Mashreq.
“La economía de Iraq depende profundamente del petróleo. Cuando el precio del petróleo baja, el impacto se siente en la economía del país. Este año, el crecimiento económico será cercano a cero, y el ingreso per cápita ha caído drásticamente desde 2013”, señaló Auguste Kouame, gerente del Departamento de Prácticas Mundiales de Macroeconomía y Gestión Fiscal del Banco Mundial. “Es probable que los bajos precios del petróleo persistan, y dada la situación de inseguridad actual, si no ayudamos ahora, la situación en Iraq podría deteriorarse hasta el punto en que el costo de entregar ayuda sería aún mayor de lo que es hoy en día”.
Este préstamo de DPF se centra en tres áreas, la primera de las cuales es mejorar la gestión del gasto público. En noviembre, el Gobierno redujo los salarios de los funcionarios mejor pagados y aumentó los de los funcionarios peor pagados, una acción para mejorar la redistribución y aliviar las tensiones sociales sin aumentar los costos. Iraq tomó medidas para evitar que 30 000 pensiones gubernamentales fueron recibidas por beneficiarios que no deberían percibirlas. El Gobierno creó además una unidad de gestión de la deuda pública y está administrando mejor los programas de inversión pública mediante la elección de proyectos que han sido evaluados adecuadamente usando estudios de factibilidad.
En segundo lugar, el DPF apoya la mejora de la sostenibilidad del suministro de energía. Iraq busca reducir la quema regular de gas en sus pozos de petróleo y planea invertir lo que sea necesario para aprovechar el gas natural en la generación de electricidad. Esta reforma brindará importantes beneficios para el financiamiento público, la posición externa del país, y el medio ambiente. Iraq usa el petróleo para hacer funcionar sus centrales de energía e importa un poco de diésel. Para mejorar aún más las finanzas públicas, se reducirán los subsidios que solían recibir los grandes consumidores de electricidad, como las industrias y empresas que usan energía todo el tiempo.
En tercer lugar, el préstamo apoya el mejoramiento de la transparencia en las firmas de propiedad estatal. Se deberá crear una base de datos de las empresas estatales. A menudo, muchas de estas compañías –que no existen o tienen bajo rendimiento– han sido usadas en el pasado para crear planes de empleo. El Gobierno declaró también que permitirá que los bancos privados puedan hacer negocios con el sector público y competir con los dos grandes bancos estatales de Iraq. Se espera que el sector bancario iraquí cumpla plenamente con las normas internacionales destinadas a detener el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo. Las reformas apoyadas por este préstamo, si se implementan con éxito, ayudarán a estabilizar la economía y sentar las bases de un crecimiento inclusivo para todos los iraquíes.