En el mundo, actualmente hay más personas con acceso a teléfonos móviles que a electricidad o suministro de agua. ¿Esto significa que la revolución digital de verdad ha comenzado?
La respuesta a esta pregunta es no, no todavía, de acuerdo al Informe sobre el desarrollo mundial 2016 dedicado al tema de Internet, preparado por el Banco Mundial y cuyo título es “Dividendos digitales”.
Las tecnologías digitales se han extendido rápidamente en las últimas dos décadas y se ha generado un gran entusiasmo acerca de las posibilidades que ofrece la era digital. Pero los beneficios esperados —mayor productividad, más oportunidades para los pobres y la clase media, mayor rendición de cuentas de los Gobiernos y las empresas— no han llegado a todos por igual y a todos los lugares, tal como se anticipó, señala el documento.
“Claramente, el potencial es enorme”, dice Deepak Mishra, economista del Banco Mundial y codirector del informe, una de las publicaciones emblemáticas del Banco Mundial.
“Compartimos el optimismo de Silicon Valley cuando se trata del potencial transformador de las tecnologías digitales. Pero no en el sentido de que los beneficios están garantizados y son automáticos”, señala Mishra. “Creemos que traducir las inversiones digitales en dividendos es mucho más difícil que lo manifestado antes por muchos expertos”.
“Dividendos digitales”, un estudio de las últimas investigaciones, datos y bibliografía sobre la economía digital, plantea que se necesitan realizar mayores esfuerzos para que más personas tengan acceso a Internet y crear un entorno que propicie los beneficios de las tecnologías digitales para todos.
Si bien el total de usuarios de Internet se ha triplicado en una década, a una cifra estimada de 3200 millones, casi el 60 % de la población mundial —aproximadamente 4000 millones de personas— aún no tiene conexión a Internet, según el informe.
Y a pesar de la rápida adopción de los teléfonos móviles, alrededor de 2000 millones de personas no usan uno de estos aparatos. Casi 500 millones viven fuera de zonas con señal de telefonía móvil.
Las personas que no tengan acceso a las tecnologías digitales ni a la educación y las habilidades para aprovechar estas tecnologías se verán cada vez más rezagadas a medida que el mundo avanza, advierte el informe.
“El acceso universal [a Internet] es una prioridad”, dice Uwe Deichmann, el otro codirector de “Dividendos digitales”.
Si bien las tecnologías digitales no son un atajo para alcanzar el desarrollo, pueden ser un elemento acelerador del desarrollo si se usan de una manera adecuada, agrega Deichmann.
“Vemos muchos resultados insatisfactorios e inversiones desperdiciadas. Es bastante sorprendente la cantidad de proyectos de gobierno electrónico que fracasan”, dice Deichmann.
“Si bien la tecnología puede ser muy útil de muchas maneras, no nos ayudará a sortear los fracasos en materia de desarrollo en las últimas dos décadas. Todavía tenemos que cubrir lo básico: la educación, el entorno empresarial, y la rendición de cuentas del Gobierno”.