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ARTÍCULO

El costo en cifras de la guerra y la paz en Oriente Medio

Febrero 04, 2016


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TITULARES
  • En 2016, unos 87 millones de personas de cuatro países de la región de MENA directamente afectados por conflictos bélicos —Iraq, Libia, Siria y Yemen— representan alrededor de un tercio de la población regional. Todos los aspectos de la vida de las personas se han visto afectados por los intensos combates en las distintas guerras.
  • Si, hipotéticamente, los países de MENA hubieran tenido regímenes democráticos en 2015, el PIB per cápita podría haber llegado al 7,8 % en cinco años, en vez del 3,3 % registrado en ausencia de estos tipos de Gobiernos. Esto contrasta con las estimaciones de una tasa de crecimiento económico del 2,6 % para MENA en 2015, y las perspectivas a corto plazo que se describen como “cautelosamente pesimistas”.

Las guerras provocan un sufrimiento humano devastador y daños a largo plazo para la economía y la infraestructura de un país. Parece obvio, pero ¿cuán malas son las consecuencias de un conflicto? Medir cuánto mejor hubieran estado las personas en ciertos lugares de Oriente Medio y Norte de África (MENA) sin la presencia de las guerras actuales nos puede dar una idea.

El último Boletín trimestral de información económica de la región de MENA (i) analiza los impactos de largo alcance de la guerra sobre el capital humano y físico, y explora cómo puede cambiar la situación económica si hay paz.

En 2016, unos 87 millones de personas de los cuatro países de la región de MENA directamente afectados por conflictos bélicos —Iraq, Libia, Siria y Yemen— representan alrededor de un tercio de la población regional. En estos países, todos los aspectos de la vida de las personas —vivienda, salud, educación, empleo, alimentación y abastecimiento de agua— se han visto afectados por los intensos combates en las distintas guerras.

Las estadísticas son alarmantes: aproximadamente 13,5 millones de personas necesitan ayuda humanitaria en Siria; 21,1 millones en Yemen; 2,4 millones en Libia, y 8,2 millones en Iraq.

  •  En Yemen, el 80 % de la población del país —20 millones de los 24 millones de habitantes— ahora se considera pobre, lo que representa un aumento del 30 % desde abril de 2015, cuando las luchas se intensificaron.
  • En Siria e Iraq, el ingreso per cápita es un 23 % y 28 % menor, respectivamente, o alrededor de una cuarta parte menos de lo que podría haber sido de no estallar los conflictos. Los efectos directos de la guerra representan caídas del 14 % y el 16 % del PIB per cápita, respectivamente.
  • Las tensiones políticas entre Arabia Saudita e Irán oscurecen las perspectivas en toda la región.

Sin embargo, hace cinco años, todo el mundo esperaba que los nuevos Gobiernos avanzaran hacia un crecimiento más equitativo e inclusivo, creando más puestos de trabajo para las legiones de jóvenes desempleados en MENA. En cambio ha sucedido lo contrario, estimándose que la región ha perdido unos USD 35 000 millones (dólares estadounidenses, medidos en precios de 2007) en producción o crecimiento anticipado, debido a la crisis de Siria, lo que equivale al producto interno bruto (PIB) de este país correspondiente a 2007.

Los conflictos bélicos en MENA han afectado a los países vecinos. Turquía, el Líbano, Jordania y Egipto, que ya experimentan limitaciones económicas, han estado bajo una enorme presión presupuestaria. El Banco Mundial estima que la llegada de más de 630 000 refugiados sirios a Jordania le ha costado al país más de USD 2500 millones al año. Esto equivale a un 6 % del PIB, y una cuarta parte de los ingresos públicos anuales.

Los enfrentamientos en Siria han afectado no solo a los Gobiernos vecinos, sino también a sus ciudadanos, calculándose que los ingresos promedio per cápita son un 1,5 % más bajos ahora de lo que habrían sido (sin la agitación en Siria) para muchos turcos, egipcios y jordanos, y un 1,1 % para muchos libaneses.

El desempleo entre los refugiados sirios, especialmente las mujeres, sigue siendo alto y, cuando hay trabajo, las remuneraciones son bajas. Alrededor del 92 % de los refugiados sirios en el Líbano no tienen contratos de trabajo; a más de la mitad se les paga por semana o por día. La guerra en Siria ha desplazado a la mitad de su población —más de 12 millones de personas— tanto de manera interna como externa. Un total de 6,5 millones más de habitantes han sido desplazados dentro del territorio de Iraq y Libia. En este último país, aproximadamente 435 000 personas han sido desplazadas, entre ellas 300 000 niños.

Si bien los agricultores y empresarios del Líbano y Turquía pueden haber sacado provecho de la mano de obra barata, los trabajadores locales han salido perdiendo. La economía del Líbano tampoco se ha beneficiado de los bajos precios del petróleo debido a la presión de acoger a más de 1 millón de refugiados sirios. El Banco pronostica una caída del crecimiento real del PIB de 2,9 puntos porcentuales cada año entre 2012 y 2014, lo cual empujaría a otros 170 000 libaneses más a la pobreza, y duplicaría la tasa de desempleo del país a una cifra superior al 20 %.

A pesar de todo esto, ¿se puede revertir el daño económico de las guerras en la región de MENA?

El fin de los conflictos mejoraría los indicadores macroeconómicos. Reasignar los recursos públicos, desviando los gastos militares hacia la educación y la salud, también podría elevar los indicadores sociales. Pero el ritmo de la recuperación se ve alterado por los recursos naturales: la economía del Líbano tardó 20 años en recuperarse de la guerra en el pasado, la de Kuwait solo siete años, y la de Iraq demoró solo un año. Las economías ricas en petróleo se restablecen de manera más rápida debido a que la producción petrolera es relativamente fácil de volver a poner en marcha. Pero si los precios del petróleo permanecen bajos, y la ayuda internacional sigue siendo escasa, Libia, Siria, Iraq y Yemen —todos países exportadores de petróleo— tendrán más dificultades para recuperarse de su situación actual. Se necesitará inversión privada.


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En este sentido, los derechos de propiedad son fundamentales. Ellos también se usan como un indicador de la libertad económica; cuanto más sólidos y seguros sean los derechos de propiedad, más seguros se sentirán los inversores locales y extranjeros de arriesgar su dinero en economías devastadas por las guerras. Las mejoras permanentes en los derechos de propiedad y sobre la tierra están asociadas con aumentos del PIB per cápita de hasta el 1,7 % un año después de terminado un conflicto, y de hasta un 13,5 % con el tiempo.

El economista jefe de la Oficina Regional de MENA del Banco Mundial, Shanta Devarajan, dijo que “al observar estos conflictos y guerras posteriores a la primavera árabe, y que en parte la primavera árabe fue un anhelo de los ciudadanos en el mundo árabe de promover una mayor democracia en sus sociedades… nos preguntamos: supongamos que hay paz, y que ellos tratan de nuevo de promover la democracia y lo consiguen, ¿cuánto más alto será el crecimiento entonces? ¿Cuál es el 'dividendo de la democracia'?”

Es probable que pasar de la no democracia a la democracia aumente el PIB per cápita, en gran medida al fomentar todos los aspectos que las naciones devastadas por la guerra necesitan para volver a levantarse, esto es inversiones, educación, reformas económicas y el suministro de bienes públicos. En el largo plazo (unos 30 años), el PIB per cápita será aproximadamente un 20 % más alto en una nación democrática que en una nación que no lo sea. Si, hipotéticamente, los países de la región de MENA hubieran tenido regímenes democráticos en 2015, el PIB per cápita podría haber llegado al 7,8 % en cinco años, en vez del 3,3 % registrado en ausencia de estos tipos de Gobiernos.

En lugar de ello, se estima una tasa de crecimiento económico del 2,6 % para 2015, (i) menor al pronóstico del 2,8 % dado a conocer en octubre pasado, y se plantean perspectivas “cautelosamente pesimistas” en el corto plazo. Los bajos precios del petróleo, los ataques terroristas y las guerras han tenido un rol en estas proyecciones. Una vez que las luchas armadas terminen, una mayor democracia (y las libertades económicas que conlleva) puede ser el mejor camino para que la región salga del declive económico.

 


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