Los recolectores de desechos siempre han sabido que de la basura se puede obtener algún beneficio.
Hace 12 años, el esposo —ya de edad avanzada— de Milouda Haimar se enfermó gravemente y no pudo seguir trabajando. Ella entonces debió recurrir a la montaña de basura que estaba cerca de su casa. Durante la noche, cuando sus seis hijos estaban acostados, amarraba una linterna a su velo y se unía a otros recolectores para salir a buscar entre los desperdicios de Rabat, la ciudad capital de Marruecos. Los hallazgos más valiosos eran cobre, seguido de aluminio, recipientes de plástico duro y cartón. Milouda cuenta que ella podía ganar entre 120 y 250 dirhams* por noche, apenas lo suficiente para sostener a su familia.
Pero la pila de desperdicios no era segura. Los hombres, las mujeres, los ancianos y los niños competían por encontrar los mejores desechos y no usaban guantes para buscar entre la basura, ya fuera bajo la lluvia o la luz cegadora del sol, de día y de noche. Además, los desechos estaban localizados en una antigua excavación que operó sin regulaciones o supervisión entre 1980 y 2007.
“El olor era terrible, y los productos tóxicos fluían hacia el Bouregreg, el río que atraviesa Rabat. En ocasiones, había paredes de espuma blanca o negra que bloqueaban el camino”, recuerda Gerard Prenant, director del operador privado que administra la estación de gestión de desechos de Oum Azza.
Hoy en día, el estuario del río Bouregreg que desemboca en el océano Atlántico, está lo suficientemente limpio para atraer a pescadores y turistas. Y Milouda junto a sus “colegas” recolectores de basura han sido trasladados a una instalación moderna, la estación de gestión de desechos de Oum Azza, donde ellos manejan una cooperativa de reciclaje única en su tipo. Esto es posible en parte gracias al Programme National des Déchets Ménagers (Programa Nacional de Desechos Domésticos), de Marruecos, mediante el cual el Gobierno tiene la intención de aumentar la tasa de material recolectado y reciclado del 5 % en la actualidad al 20 % en 2022 y, al mismo tiempo, mejorar las condiciones de los recolectores de basura. Este programa ha recibido el respaldo de cuatro préstamos consecutivos para políticas de desarrollo (PPD) otorgados por el Banco Mundial para la gestión de residuos sólidos municipales. (i)
El operador privado que administra la estación de Oum Azza señala que esta incluye el vertedero y la planta de clasificación de desechos más grandes y modernos en la zona del Maghreb, recibiendo aproximadamente 850 000 toneladas de basura por año. Esta empresa patrocinó la creación de una cooperativa y construyó un centro de clasificación para ayudar a las personas, como Milouda que solían trabajar en el sitio improvisado, a seguir ganando dinero, pero en condiciones más seguras y mejor organizadas. La cooperativa está formada por alrededor de 150 miembros, de los cuales 22 son mujeres.
Los integrantes se organizan en equipos que seleccionan diferentes tipos de materiales reciclables en una cinta transportadora. “Todos reciben el mismo salario mensual de 2620** dirhams”, explica Yassine Mazzout, presidente de la Cooperativa At-Tawaffouk (que significa éxito en árabe), y cualquier excedente de ganancias se comparte una vez al año, de acuerdo al número de horas que cada miembro ha trabajado. “Aunque gano un poco menos que antes, hay otras ventajas”, dice Milouda. Los miembros de la cooperativa reciben beneficios como seguro de salud, acceso a una cuenta bancaria y bajas hipotecas.
Los recolectores de basura también contribuyen a desarrollar el modelo de negocios. El reciclaje en el mismo lugar cumple una importante función: al extraer aproximadamente 2200 toneladas de desechos sólidos al año para ser revendidos y transformar alrededor de 100 000 toneladas de residuos vegetales en abono, la cooperativa reduce el volumen de basura que se necesita enterrar y prolonga la expectativa de vida del sitio. A Yassine le gustaría reciclar más desechos y ayudar a los recolectores a organizarse en otras ciudades, como Agadir.