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ARTÍCULO

Por qué los bosques son fundamentales para el clima, el agua, la salud y los medios de subsistencia

Marzo 18, 2016


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Photo: © Arne Hoel/World Bank

TITULARES
  • El Día Internacional de los Bosques, que se celebra el 21 de marzo, ofrece una oportunidad para poner de relieve el papel central que desempeñan los bosques en la ecología y el cambio climático, y los importantes beneficios económicos, sociales y sanitarios que pueden aportar.
  • Una quinta parte de la población mundial —es decir, 1300 millones de personas— dependen de los bosques para obtener empleo, productos forestales, medios de subsistencia e ingresos.
  • El Banco Mundial se dedica a actividades que dan prioridad a los bosques, tanto desde el punto de vista climático como del desarrollo. Las inversiones en el clima del Banco Mundial apoyan la recuperación de los bosques y paisajes degradados y fomentan las prácticas agrícolas inteligentes en relación con el clima.

¿Ha bebido agua, ha comido una fruta o ha respirado profundamente hoy? Debe agradecer a los bosques por todas esas cosas.

Las cuencas y humedales forestales proveen el 75 % (i) del agua dulce accesible en el mundo para satisfacer necesidades domésticas, agrícolas, industriales y ecológicas, y además actúan como filtros naturales del aire.

El 21 de marzo se celebra el Día Internacional de los Bosques, los cuales constituyen el pilar de la lucha contra el cambio climático y el logro de un desarrollo sostenible. Sin embargo, cuando se talan los árboles por razones agrícolas o para construir infraestructura se emiten a la atmósfera grandes cantidades de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero, lo que contribuye al cambio climático.

Al mismo tiempo, no solo absorbiendo los gases de efecto invernadero, sino también creando paisajes con una mayor resiliencia. Esto lo hacen regulando el flujo del agua, mejorando y manteniendo el suelo para la agricultura, y protegiendo tanto las comunidades costeras contra los fenómenos meteorológicos extremos y el aumento del nivel del mar como los corredores migratorios para la flora y la fauna.

Tras el acuerdo de París alcanzado en la COP21, varios países han mostrado un fuerte compromiso con sus planes de acción climática —conocidos como contribuciones previstas determinadas a nivel nacional (INDC, por su sigla en inglés)— sobre medidas de adaptación y con la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de la deforestación, la degradación forestal, el cambio del uso del suelo y la agricultura. En conjunto, estas actividades son responsables de casi una cuarta parte de las emisiones mundiales, pero representan una proporción mucho mayor de emisiones en numerosos países en desarrollo.

Estos planes nacionales pueden traducirse en una demanda potencial de billones de dólares por parte de los países para realizar inversiones forestales y relacionadas con el clima. Para cumplir con el objetivo de limitar el aumento de la temperatura a 1,5 grados centígrados, estos compromisos deberán convertirse en inversiones, en particular en iniciativas que aborden el tema de los bosques y paisajes con capacidad de adaptación.

Mejorar la gestión de los bosques ofrece oportunidades para reducir la vulnerabilidad actual y futura al cambio climático, avanzando al mismo tiempo en los objetivos de mitigación y adaptación. 


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La relación entre los bosques y las personas es igualmente importante. Se estima que alrededor de 1300 millones de personas —una quinta parte de la población mundial— obtienen beneficios directos e indirectos de los bosques consistentes en empleo, productos forestales y contribuciones a los medios de subsistencia e ingresos. Unos 300 a 350 millones de personas, de los cuales alrededor de la mitad son indígenas, que viven dentro o cerca de bosques densos, dependen casi exclusivamente de estos para su subsistencia. Cientos de millones de personas más, incluyendo personas que habitan en las ciudades, necesitan los recursos forestales para obtener alimentos, materiales de construcción y fuentes de energía. 

Además, . Gracias a la creciente demanda de productos forestales, se espera que esta contribución aumente en las próximas décadas. El sector forestal formal emplea a más de 13,2 millones de personas, produce más de 5000 tipos de productos a base de madera, y genera un valor agregado bruto de poco más de USD 600 000 millones (dólares estadounidenses) —casi un 1 % del producto interno bruto mundial— cada año. 

Tres ejemplos de proyectos recientes o en curso que son respaldados por el Banco Mundial ayudan a demostrar por qué el financiamiento para el uso sostenible de los recursos forestales y los esfuerzos en favor del desarrollo con bajas emisiones de carbono son más importantes que nunca para el futuro de los bosques, y para crear resiliencia frente al cambio climático y mejorar los medios de subsistencia.

Etiopía

El Programa de Paisajes Forestales de Oromia (i) ayuda a mejorar el uso del suelo y reducir las tendencias de deforestación en este estado, que tiene una población de 30 millones de habitantes. En Etiopía y en Oromia, en particular, los bosques se siguen reduciendo principalmente por la demanda de tierras de cultivo y de leña. Entre 2000 y 2013, la pérdida de bosques en el estado ascendió a cerca de 400 000 hectáreas. La iniciativa de Oromia asciende potencialmente a USD 68 millones, que son aportados por la Iniciativa sobre Paisajes Forestales Sostenibles del Fondo del Biocarbono (con el apoyo de Noruega, Estados Unidos y el Reino Unido). Un acuerdo de adquisición de créditos de reducción de emisiones que podría alcanzar un monto de USD 50 millones y abarcar 28 millones de hectáreas —una jurisdicción del tamaño de Italia— se combinará con una donación inicial de USD 18 millones para fortalecer un entorno propicio e inversiones en el terreno. Las actividades de ejecución, como la planificación local del uso de la tierra, en virtud de la cual las comunidades podrán identificar y acordar conservar las áreas forestales (particularmente en el límite entre las tierras de cultivo y los bosques), ayudarán a sentar las bases para que a medida que avance el programa los sectores, las partes interesadas y el financiamiento se movilicen en pro de un uso sostenible de la tierra.

De cara al futuro, el programa constituirá el marco general y la plataforma de coordinación del estado para el trabajo de múltiples asociados en todos los paisajes forestales de Oromia. El programa a largo plazo ayudará a transformar la manera de gestionar estos paisajes para reducir la pobreza, crear medios de subsistencia con capacidad de adaptación y mitigar el cambio climático.

 

Viet Nam

En Viet Nam —donde unos 25 millones de personas dependen de los bosques para su subsistencia— el Proyecto de desarrollo del sector forestal que respalda el Banco Mundial (FSDP, por sus siglas en inglés) (i) está adoptando un enfoque único sobre la sostenibilidad y la conservación de la biodiversidad, centrándose en el uso eficiente de los suelos degradados, así como en una mejor tenencia de la tierra. Más de 43 000 familias recibieron micropréstamos de bajo interés y apoyo técnico para desarrollar sus propias plantaciones forestales. Casi el 75 % de estas tierras plantadas cumplió con los estándares internacionales de sostenibilidad, mientras que los hogares que completaron el proceso de certificación internacional de gestión forestal obtuvieron sobreprecios del 20 % al 30 % por su madera (en comparación con los no certificados). Esta ganancia extra ha ayudado a las familias a pagar sus préstamos y realizar inversiones en educación y otras necesidades. El FSDP también reforzó las regulaciones y la capacidad para proteger la biodiversidad en bosques destinados a usos especiales, incluyendo varias áreas que son reconocidas internacionalmente por su importancia ecológica.

 

Kazajstán

En Kazajstán se desarrolla otro proyecto del Banco Mundial, cuyo objetivo es abordar los desafíos de la gestión forestal. Allí los bosques no solo representan una fuente importante de empleo permanente y estacional para muchas comunidades, sino que también son muy valorados por los habitantes ya que sirven como fuentes de leña, pueden ser usados como áreas de pastoreo de ganado, y en ellos se pueden realizar actividades de apicultura, recolección de bayas y setas, y recreación. Sin embargo, el acceso de la comunidad a los bosques ha sido limitado en ciertas áreas, en un esfuerzo por combatir la tala ilegal y los incendios forestales, que plantean un desafío especial debido al clima seco de Kazajstán. Al mismo tiempo, el país necesita una mayor capacidad nacional y local para responder a los incendios y otros riesgos.

El Proyecto de Protección Forestal y Reforestación, (i) que recibe financiamiento del Banco Mundial por un monto de USD 30 millones y del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) por un monto de USD 5 millones, se centra en métodos de administración participativa para mejorar la gestión ambiental de casi 1 millón de hectáreas, incluyendo 46 000 hectáreas de pino en que se han vuelto a plantar en los bosques de Irtysh. Un mayor conocimiento de técnicas modernas de cultivo ha reducido de manera significativa el gasto gubernamental en los costos de las plantaciones. Además, camiones nuevos y sistemas modernos de información de detección de incendios han mejorado considerablemente la cobertura y el tiempo de respuesta a los siniestros forestales. El proyecto tiene también valiosos impactos en el cambio climático, ya que el valor de las emisiones de gases de efecto invernadero mitigadas alcanzará unos USD 306 millones en un periodo de 20 años.


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