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ARTÍCULO

Sí, la cultura es importante para el desarrollo económico

Marzo 28, 2016


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De izquierda a derecha: Karla Hoff, Asli Demirgüç-Kunt, Roberta Gatti

Roberta Gatti
Roberta Gatti
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TITULARES
  • El primer aspecto de la economía del comportamiento considera a las personas como actores semirracionales, cuyo comportamiento está determinado por sesgos inconscientes y el contexto del momento en que se toman las decisiones.
  • El segundo aspecto de la economía del comportamiento revela que las experiencias de vida, la exposición y las interacciones socioculturales configuran las preferencias, el conocimiento y las percepciones.
  • Un conjunto de investigaciones demuestra cómo se pueden cambiar la mentalidad y las actitudes colectivas para promover el desarrollo y disminuir la exclusión social.

El término hombre económico —el individuo que toma decisiones racionales y tiene preferencias fijas— sirve como punto de partida para toda la economía.

Aunque los economistas han reconocido que la toma de decisiones no siempre es racional y coherente, han tenido dificultades para incorporar en sus modelos las razones de ello. Sin embargo, un conjunto cada vez más grande de investigaciones en el campo de la economía del comportamiento ha puesto de relieve la importancia del contexto y la cultura en el proceso de la toma de decisiones. Desde este punto de vista, el progreso del desarrollo depende de cambiar no solo los incentivos (a qué responde el hombre económico), sino también la mentalidad de las personas.

En una reciente charla acerca de investigaciones sobre políticas, la economista principal del Banco Mundial Karla Hoff, (i) quien codirigió el Informe sobre el desarrollo mundial 2015: Mente, sociedad y conducta, (i) reveló nuevas conclusiones sobre la economía del comportamiento y sus consecuencias normativas en ámbitos como la desigualdad, la corrupción, el género y la violencia.

“Cualquier disciplina que tenga que ver con el comportamiento humano debe considerar cómo piensan los seres humanos y cómo la sociedad, la historia y el contexto dan forma a este pensamiento”, dijo Asli Demirguc-Kunt, (i) directora de Investigación, que organizó el evento. “El conocimiento de cómo los factores humanos pueden influir en el diseño y la ejecución de programas de desarrollo es bastante nuevo”.

El primer aspecto de la economía del comportamiento, que surgió sobre la base del trabajo de los psicólogos en la década de 1970, mostró que las personas, de hecho, emiten juicios sistemáticos y sesgados.

“Gran parte de nuestro pensamiento es inconsciente; tomamos decisiones de las que no estamos ni siquiera conscientes”, dijo Hoff. “El contexto nos afecta mucho en el momento de tomar una decisión”.

Hoff citó, por ejemplo, un experimento en el que un cambio sutil en el entorno —la publicación de una foto de ojos escrutadores— pudo impulsar a las personas a respetar un código de honor sobre los pagos. De acuerdo con esta teoría, para cambiar el comportamiento del actor semirracional solo es necesario modificar el contexto en que se toman las decisiones de tal manera que incite a un comportamiento deseado.


" Todos recurrimos a las narrativas, y la cultura les da forma. Ellas influyen en cómo interpretamos las acciones, cómo pensamos y cómo nos comportamos "
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Karla Hoff

Economista principal del Banco Mundial

“El segundo aspecto de la economía del comportamiento va más allá de la idea de una persona que es influenciada inconscientemente por el contexto del momento en que se toma la decisión”, explicó Hoff. Las experiencias de vida de una persona dan forma a sus preferencias, conocimientos y percepciones. Modelan a la persona. “Todos recurrimos a las narrativas, y la cultura les da forma. Ellas influyen en cómo interpretamos las acciones, cómo pensamos y cómo nos comportamos”, dijo.

Hoff mencionó la prueba de la tríada como un ejemplo de hasta qué punto la aculturación configura los modelos mentales. Esta prueba presenta un conjunto de tres elementos diferentes. Para cada grupo de tres, se pide a las personas que digan cuáles son los dos elementos más similares. Las personas tienden a asociar objetos en base a un razonamiento analítico u holístico. El siguiente es un ejemplo de una tríada: {zanahorias, conejo y perro}. El razonamiento analítico asociaría elementos que pertenecen a la misma categoría abstracta, o sea el conejo y el perro, ya que ambos son animales. El razonamiento holístico asociaría los elementos que tienen una relación entre sí, como el conejo y las zanahorias, ya que son un alimento para el conejo. Los psicólogos evaluaron el efecto de la cultura en el razonamiento en más de 1000 estudiantes universitarios de toda China. Las personas provenientes de áreas donde se cultiva arroz y donde se requiere un esfuerzo comunitario para realizar los cultivos, tendían a clasificar de manera holística, a pesar de que la mayoría de los estudiantes nunca había plantado un grano de arroz en su vida. Las personas provenientes de áreas donde se siembra trigo y donde se realiza escaso esfuerzo comunitario, tendían a clasificar de manera analítica. El alcance de la categorización holística aumentaba sistemáticamente en el porcentaje de la superficie cultivada y destinada a campos de arroz en la provincia de origen del entrevistado.

Estos resultados no sorprenderían a los estudiosos de psicología cultural, sociología, o antropología. Pero Hoff presentó una nueva perspectiva, esclareciendo las profundas consecuencias económicas de estos modelos mentales en ámbitos que van desde la desigualdad a la cooperación grupal.

En India, por ejemplo, los miembros de las castas más bajas a menudo son discriminados y se les niegan oportunidades. Hoff se refirió a un experimento de campo en el que se reunieron niños en edad escolar de diferentes aldeas que no conocían la casta de cada uno de los otros niños y se les pagó para resolver laberintos. En los grupos de control donde la casta no fue revelada, los niños se desempeñaron de manera comparable en todas las castas. Sin embargo, cuando se revelaron las castas antes de la prueba, los niños de las castas superiores tuvieron el mismo nivel de desempeño y los de las castas inferiores tuvieron un peor desempeño, reforzando de este modo los modelos arraigados de desigualdad.

De manera similar, Hoff se refirió a cómo las personas que viven en culturas de honor tienen dificultades para colaborar en la búsqueda de un beneficio mutuo. Las culturas centradas en el honor tienden a inhibir el desarrollo de hábitos de cooperación que surgen entre los individuos que interactúan con frecuencia. La configuración de las tradiciones toma tiempo. En el proceso se producen a veces fallas de coordinación. Los hombres que tengan una cultura de honor pueden ser “insultados” por errores costosos. Ellos toman represalias. Eso hace que sea difícil dar forma y mantener las costumbres de cooperación, y esa falla puede afectar la reducción de la pobreza.

Afortunadamente, varias intervenciones han logrado resultados demostrables en el cambio de la mentalidad. Hoff destacó su investigación en Bengala occidental, donde un grupo de teatro participativo representa obras que se centran en las normas sociales opresivas. Después de una representación, el público puede desempeñar el papel de la víctima y tratar de encontrar una nueva solución. Al debatir los resultados alternativos, las obras de teatro son los pilares de una nueva respuesta a las situaciones de la vida real. Los datos de 3000 hogares mostraron que en los pueblos donde se habían presentado las obras de teatro, las mujeres entrevistadas informaron de manera privada menos abusos y menos restricciones de parte de los maridos. “Tener narrativas alternativas fija los pensamientos y cambia las conductas”, concluyó Hoff.

Roberta Gatti, (i) experta mundial del Departamento de Prácticas Mundiales de Protección Social y Trabajo del Banco Mundial, compartió sus pensamientos sobre la naturaleza persistente de las normas sociales y los modelos mentales. “La literatura nos dice de manera convincente que las preferencias individuales están determinadas por el contexto, tanto inmediato como pasado”, dijo. “Hay intervenciones que parecen un almuerzo gratuito: no se están cambiando los incentivos o los años de educación para las mujeres y, sin embargo, se cambian los modelos mentales y se influye en el comportamiento”. Gatti alentó a los investigadores a determinar los medios más eficaces para influir en los modelos mentales persistentes.



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