Dimbokro, Côte d’Ivoire, 18 de mayo de 2016. El intenso calor del mediodía no ha frenado el trabajo en la granja Bilohf de semillas de arroz en la ciudad de Dimbokro, en la región centro sur de Côte d’Ivoire. Los trabajadores han estado empacando varias toneladas de semillas de arroz de alta calidad desde temprano en la mañana. Las semillas, que ya están listas para ser cargadas en camiones, serán vendidas a productores arroceros de todo el país.
Se suele dar por sentado que las semillas germinarán, pero ellas pueden dar como resultado una buena o una mala cosecha.
Según Faustin Louhori, director ejecutivo de Bilhof, “las semillas de las granjas de multiplicación de semillas son de mejor calidad, más resistentes a las plagas, y pueden producir hasta un 50 % más que las variedades tradicionales. Mientras tanto, las semillas tradicionales que cultivan localmente los agricultores pueden ser vulnerables a las plagas y la humedad, provocando a veces que estos pierdan sus cosechas”. Las semillas de baja calidad pueden dar como resultado cosechas deficientes, que pueden afectar los ingresos de los agricultores, así como la disponibilidad de alimentos básicos en los mercados.
Pero ¿qué pasa si las semillas de buena calidad no están disponibles?
Durante mucho tiempo, este fue el caso en Côte d’Ivoire, donde el sistema de desarrollo y distribución de semillas fue diezmado tanto por la falta de infraestructura y financiamiento como por la inestabilidad política. Los bancos de semillas se fueron agotando sin cesar a lo largo de los años. Y a medida que el sistema nacional de semillas colapsaba, los científicos especializados se esforzaban por encontrar recursos para desarrollar y diversificar variedades de semillas mejoradas. La falta de recursos también impidió que los productores de semillas cultivaran las existencias disponibles y produjeran más semillas para un mayor número de agricultores.
Enfrentados con opciones limitadas, los agricultores se vieron obligados a depender de semillas de baja calidad que resultaron en menores cosechas. Así que, aunque la demanda aumentó, la cantidad de alimentos producidos y entregados a los mercados fue más baja. Se vio afectada la disponibilidad de alimentos básicos. El arroz, un alimento muy importante de la dieta en Côte d’Ivoire, con un consumo promedio anual de 70 kilogramos por persona, no fue la excepción. Las estadísticas muestran que el deficiente sistema de semillas afectó el suministro de arroz: en los últimos años, Côte d’Ivoire ha importado arroz por un valor de alrededor de USD 500 millones (dólares estadounidenses) anuales.
Los agricultores necesitan semillas de mejor calidad para poder alimentar a todas las personas, en todos los lugares del mundo y todos los días.
Por esta razón, el Programa para la Productividad Agrícola de África Occidental (WAAPP, por sus siglas en inglés) colabora con Côte d’Ivoire —y otros países de África occidental— para recuperar y fortalecer los sistemas de semillas. “Las experiencias de Côte d’Ivoire muestran que es importante involucrar a diferentes partes interesadas en el cultivo de semillas de calidad que se necesitan para aumentar la productividad agrícola y la cantidad de alimentos disponibles”, dice Pierre Laporte, director del Banco Mundial a cargo de las operaciones en Côte d’Ivoire. “En los últimos años, la Asociación Internacional de Fomento ha apoyado reformas exitosas que aumentaron la competitividad del sector agrícola y permitieron a los pequeños agricultores mejorar significativamente sus ingresos, seguridad alimentaria y bienestar”.