A causa del prolongado conflicto en Siria, los refugiados se están transformando en un grave problema para la región del Mediterráneo, con considerables consecuencias en Europa. Desde 2011, los países limítrofes —Turquía, Líbano y Jordania— han absorbido la mayor parte de los cerca de 5 millones de refugiados sirios, lo que representa aproximadamente el 86 % del total, en comparación con el 8 % que alberga la Unión Europea. La crisis de los refugiados no solo ha evolucionado en la región de Oriente Medio y Norte de África en una época de fragilidad económica y política, sino que también ha afectado rápidamente a Europa, que no se encuentra preparada y vive tiempos de incertidumbre económica. En todo esto, los municipios están en la primera línea de acción.
En la región de Oriente Medio y Norte de África, el 86 % de los refugiados vive en ciudades —un porcentaje bastante más alto que el promedio mundial, de 60 %. Esta situación ha obligado a los municipios y a las autoridades locales a asumir funciones clave en la gestión de la crisis, mediante la prestación de servicios y la integración de los refugiados en sus comunidades. El influjo de refugiados sirios ha impuesto una enorme carga sobre los servicios municipales, como la gestión de residuos sólidos y la vivienda. Los Gobiernos locales han debido ampliar sus responsabilidades habituales para brindar educación, empleo, socorro y albergues de emergencia, servicios sanitarios, entre otras prestaciones.
“Algunos de los mayores desafíos que enfrentan actualmente los municipios son el alza de los alquileres o la escasez de viviendas debido a la alta demanda, y el desempleo, pues hay muchos jordanos y sirios desocupados”, dijo Imad Issa, coordinador del Programa de Respuesta de Emergencia y Resiliencia Social del Ministerio de Asuntos Municipales de Jordania. “Esto impone mucha presión sobre los municipios”.
Atención de las necesidades de los municipios
En ambas costas del Mediterráneo, las comunidades de acogida han demostrado una extraordinaria resiliencia a la crisis, pero también enfrentan desafíos similares y expresan las mismas inquietudes. El intercambio de información sobre tales desafíos y de experiencias acerca de las mejores prácticas entre los municipios que participan activamente en la gestión de la crisis de los refugiados les permitirá elaborar respuestas eficaces en forma conjunta; mejorar tanto su nivel de preparación como las aptitudes para la adaptación, y garantizar el bienestar común de los refugiados y de las comunidades de acogida.
En este contexto, a fines de mayo en Ammán (Jordania), el Centro para la Integración en el Mediterráneo (CMI), (i) el Banco Mundial y el Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Hábitat) realizaron el primer taller (i) de aprendizaje dirigido a comunidades que albergan refugiados. Setenta representantes de municipalidades y Gobiernos locales de la región de Oriente Medio y Norte de África, Turquía y Europa tuvieron la oportunidad de dar a conocer estudios de casos reales y analizar medidas innovadoras en ámbitos tales como el manejo del influjo de refugiados, la integración de estas personas, y el mantenimiento de la cohesión social, entre otros.