El desplazamiento forzado no es un fenómeno nuevo. Muchos países —especialmente en el mundo en desarrollo— se han ocupado de estas situaciones por años y, en ocasiones, por décadas. La actual crisis de Siria ha provocado que la comunidad mundial vuelva a pensar en cómo apoyar a los Gobiernos locales y nacionales para ayudar por igual a los desplazados y las comunidades de acogida.
“Todos los conflictos que se observan en el mundo hoy se han convertido en el epítome de todo lo que puede ir mal en una situación de conflicto, y son una señal para que la comunidad internacional se dé cuenta de que el statu quo no está funcionando”, dijo Ede Ijjasz-Vasquez, director superior del Departamento de Prácticas Mundiales de Desarrollo Social, Urbano y Rural, y Resiliencia del Grupo Banco Mundial. “Reconociendo que cada situación es diferente, el Grupo Banco Mundial se ha centrado en la necesidad de soluciones a medida que funcionen para las situaciones específicas de cada país de acogida. Con los años, hemos descubierto que un buen programa de desarrollo debe apoyarse en una buena comprensión de las poblaciones desplazadas y las comunidades que las acogen, y la relación entre ellas. Debemos ayudarlas a ayudarse entre sí”.
A medida que el Grupo Banco Mundial amplía su apoyo tanto a los desplazados como a las comunidades de acogida, no solo en los países de ingreso bajo sino también en los países de ingreso mediano, muchos de los esfuerzos en curso en todo el mundo pueden proporcionar información sobre los enfoques que funcionan. Estos esfuerzos se realizan en diferentes zonas del mundo, entre ellas los Grandes Lagos, el Cuerno de África y las regiones del Sahel, y en países como Jordania, el Líbano, Pakistán y Azerbaiyán.
Cada situación tiene sus propios desafíos, pero asegurar que las comunidades locales de acogida reciban apoyo y participen en las decisiones de planificación a largo plazo y aumentar las oportunidades de empleo son algunos de los elementos importantes del apoyo del Grupo Banco Mundial. También es necesario respaldar y mejorar los servicios de los ecosistemas y ambientales sostenibles, mediante la gestión integrada de los recursos naturales, para superar la degradación ambiental y la pérdida de la cubierta vegetal que pueden resultar del flujo de una gran cantidad de personas.