CIUDAD DE WASHINGTON, 20 de septiembre de 2016. Al igual que muchas otras grandes ciudades, Buenos Aires solía tener un problema enorme de congestión de tránsito. A pesar de contar con un sofisticado sistema de transporte público, los pasajeros debían pasar horas en el tráfico debido a la gran cantidad de vehículos en las calles. Esto afectaba de manera directa los medios de subsistencia de los viajeros, reducía la eficiencia de la ciudad y contribuía a aumentar las tasas[MIS1] de emisiones de CO2 del país.
Para hacer frente a estos desafíos en materia de clima y eficiencia, Buenos Aires adoptó medidas como la creación de un sistema de transporte rápido en autobuses y la puesta en marcha de un programa de bicicletas públicas. Aunque la ciudad ha tenido logros monumentales en los últimos años, todavía tiene un largo camino por recorrer para reducir su huella de carbono y alcanzar sus objetivos en materia climática.
Buenos Aires no es la única que enfrenta estos problemas. Se estima que las ciudades son responsables de más del 70 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI). Mientras tanto, el cambio climático afecta de manera desproporcionada a las personas más vulnerables que viven en las ciudades, sobre todo en el mundo en desarrollo. Sin embargo, los intentos de muchas ciudades de tomar medidas para adaptarse a los efectos del cambio climático se ven obstaculizados por la falta de datos completos y de soluciones viables.
Una herramienta basada en datos para aportar información a la acción climática
Durante la Semana del Clima en Nueva York (i) en septiembre de 2016, el Grupo Banco Mundial —junto con las organizaciones C40 Cities y el Pacto de los Alcaldes y otros asociados—, puso en marcha una nueva herramienta de planificación denominada CURB (por sus siglas en inglés) de acción climática en pos de la sostenibilidad urbana (i), que puede ayudar a abordar algunos de estos temas.
“CURB proporciona análisis adaptados que pueden ayudar a las autoridades municipales a identificar, priorizar y planificar de manera más fácil iniciativas rentables y eficientes para reducir las emisiones de carbono”, dijo Stephen Hammer, gerente de políticas relacionadas con el clima del Grupo Banco Mundial, que dirigió el desarrollo de CURB.
La herramienta CURB se basa en datos específicos de la ciudad para estimar el costo, la factibilidad y el impacto de una serie de medidas climáticas en diferentes escenarios. Con el uso de CURB, las autoridades municipales pueden:
- Explorar una variedad de opciones inteligentes en relación con el clima, desde sistemas de transporte más eficientes hasta edificios modernizados;
- Definir qué metas son realistas;
- Simular cambios tecnológicos y normativos para evaluar el mejor curso de acción, y
- Analizar datos financieros del proyecto para determinar el ahorro de los costos y la rentabilidad de la inversión.