A la iglesia de Oria no asisten muchos visitantes externos. El pueblo, de una población de 2000 personas, se encuentra ubicado en una zona apartada en el sur de la isla de Bougainville, y para llegar hasta allí se debe viajar durante cuatro o cinco horas desde la ciudad más grande, Arawa. El sinuoso camino de ripio solo es adecuado para vehículos con tracción en las cuatro ruedas y pasajeros que no se mareen con el movimiento.
Pero si un forastero asistiese al servicio religioso sabatino, podría observar claramente la desproporción entre la cantidad de mujeres y de hombres. De las tres secciones de filas de bancos existentes, los hombres y los niños ocupan una y las mujeres y las niñas las otras dos.
Las viudas de Konnou
El conflicto de Konnou, ocurrido entre 2007 y 2011, causó la muerte de 49 hombres y niños de la comunidad de Oria. Dos grupos étnicos vecinos —el Wisai de Oria y el Me'ekemui de Mogoroi— iniciaron una serie de asesinatos por venganza debido a eventos que sucedieron en la guerra civil de Bougainville entre 1989 y 1999. Los combatientes de ambos bandos dejaron atrás viudas, madres y hermanas: mujeres que primero clamaron por venganza y represalias contra el enemigo, alentando la violencia, y luego suplicaron por la paz a medida que más y más hombres morían.
“Mucha gente estuvo en contra de nosotras”, dijo Joelina Potoura, refiriéndose al intento de las mujeres de Oria de convencer a los combatientes del Movimiento de Liberación de Wisai (WILMO) de iniciar negociaciones de paz con los Me'ekemui. Según los detractores, las mujeres no estaban involucradas en la lucha, por lo que no deberían tener una opinión.
“Pero nosotras dijimos: ‘Sí, no cargamos las armas y no luchamos, pero les decimos a nuestros hijos y a los hombres de nuestra comunidad que odien y tomen las armas’. Sabíamos que habíamos influido en los hombres aquí para que odiaran y mataran a nuestros hermanos de afuera cuando un miembro de nuestra comunidad era asesinado”.
“Si las madres no se hubieran involucrado, todavía estaríamos peleando entre nosotros”, dijo Veronica Naisy, la viuda de Jacob Naisy, que todavía tiene dificultades para hablar sobre la muerte de su esposo, hace más de una década. Jacob fue asesinado por los Me'ekemui debido a que este hombre apoyó al Gobierno de Papua Nueva Guinea (PNG) durante la guerra civil de Bougainville, y su asesinato desencadenó la crisis de Konnou en 2007.
Cuatro años después, tras la muerte de unas 500 personas en todo el distrito, un grupo de viudas y madres, hermanas e hijas de hombres asesinados de ambos bandos se reunieron en una ceremonia oficial de reconciliación. Compartieron historias, se dieron la mano y se abrazaron.
“Todas nos sentimos aliviadas y lloramos mucho”, recordó Joelina.