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ARTÍCULO

Apoyar a los jóvenes vulnerables para construir un futuro estable en las Islas Salomón

Septiembre 30, 2016


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Un grupo de jóvenes (incluido Charles Maueta a la izq.) pasan el rato en los suburbios de Honiara. Cada año, miles de personas se trasladan a la capital de las Islas Salomón con la esperanza de encontrar un trabajo remunerado. En un país que apenas comienza a recuperarse de un conflicto civil ocurrido entre 1998 y 2003, los empleos son escasos, especialmente para los jóvenes sin experiencia o poca calificación. Todos los días, muchos pasan el tiempo sentados, bebiendo licor casero, fumando tabaco o marihuana, masticando nuez de betel o jugando a las cartas.

 

© Banco Mundial / Alana Holmberg

TITULARES
  • La economía de las Islas Salomón continúa siendo vulnerable debido a la dependencia constante de los recursos naturales y de la asistencia de los donantes, así como a la gran cantidad de jóvenes desempleados y sin educación.
  • Aproximadamente el 23 % de la población de las Islas Salomón vive por debajo de la línea de pobreza dadas las altas tasas de desempleo, causadas en parte por la violencia étnica ocurrida entre 1998 y 2003, un periodo conocido como “Las tensiones”.
  • El Proyecto de Oferta Rápida de Empleo (REP), financiado por el Banco Mundial, proporciona capacitación en habilidades para la vida y oportunidades de experiencia laboral de corta duración a jóvenes vulnerables para aumentar su empleabilidad.

HONIARA, Islas Salomón. Charles “Sasala” Maueta no aspira el porro de marihuana y se lo pasa al muchacho que está a su lado. Un amigo que está al frente le ofrece una botella de plástico llena de un alcohol casero llamado “kwaso” que se produce ilegalmente. De nuevo, Charles se abstiene de beber y fumar.

La mayoría de los días los pasa sentado con sus amigos sobre una pila de chasis de automóviles abandonados al borde del camino, mientras el sol se pone sobre Vavaya Ridge en Honiara, la capital de las Islas Salomón. Cuando se oscurezca, instalará su puesto en el mercado y venderá nueces de betel y cigarrillos a sus amigos. Por el momento, es la única manera que tiene este joven de 31 años de ganar algún dinero.

“Estamos aburridos de hacer lo mismo todos los días. Cuando es así, un amigo trae alcohol y bebemos solo para que el día termine más rápido”, dijo Charles, que ha estado desempleado durante cinco años. “Si tuviéramos trabajo, dejaríamos de beber o pasar el rato con amigos. Nos enfocaríamos en otras cosas”.

Así es la vida en esta nación de las Islas del Pacífico, que aún sigue afectada por las consecuencias de cinco años de violencia étnica, ocurrida entre 1998 y 2003. A ese periodo se le conoce como “Las tensiones”. Dichos disturbios sin precedentes entre grupos étnicos rivales de Guadalcanal y las Islas Malaita por disputas sobre la tierra y otras cuestiones causaron la muerte de cientos de personas, el desplazamiento de las comunidades y la interrupción del comercio con efectos que persisten en la actualidad.

Dos tercios de los habitantes de las Islas Salomón son menores de 30 años y solo el 17 % de la población en edad de trabajar tiene empleos formales. El desempleo juvenil y las pocas oportunidades socioeconómicas para los pobres de las ciudades son desafíos críticos para una nación aún debilitada por un conflicto que terminó hace 13 años.


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Bernadette Tahiseu en su casa en una aldea ubicada en la costa norte de Guadalcanal, Islas Salomón. © Banco Mundial/Alana Holmberg

 



Los efectos de “Las tensiones” resultan evidentes por todas partes. Bernadette Tahiseu, de 43 años, huyó al bosque con su familia cuando los combates llegaron al pueblo costero de Guadalcanal en 2001. Tras el tratado internacional de paz firmado dos años después, ella regresó y encontró que las casas de concreto habían sido destruidas por los militantes y que el pueblo había desaparecido bajo las llamas.

“No nos hemos recuperado bien”, dijo Bernadette. “El dinero que conseguimos ahora, alcanza solo para alimentar a la familia. Todavía no hemos obtenido recursos para la reconstrucción”.

Casi la cuarta parte de la población de las Islas Salomón vive por debajo de la línea de pobreza. Bernadette y su esposo Luke son padres de nueve hijos y ambos no tienen educación ni empleo. Solo pueden enviar a la escuela secundaria a sus hijos más grandes, pese a que los aranceles de la escuela primaria llegan a 50 dólares de las Islas Salomón (USD 6,43) por trimestre.

“En el futuro, será difícil conseguir dinero, los precios de las cosas en las tiendas serán altos y, si no trabajan para mantenerse, tendrán muchas dificultades en la vida”, dijo Bernadette refiriéndose a sus hijos.

A pesar de que por más de una década ha reinado la paz, la economía de las Islas Salomón continúa siendo vulnerable, y el crecimiento depende de la asistencia de los donantes y de la extracción de recursos naturales. El colapso de los sistemas sociales, el desarrollo limitado en las zonas rurales y el elevado número de jóvenes desempleados y sin educación ejercen presión sobre el país.

En respuesta a condiciones tan difíciles, el Proyecto de Oferta Rápida de Empleo (REP), un programa financiado por el Banco Mundial, proporciona capacitación en habilidades para la vida y oportunidades de experiencia laboral de corta duración a jóvenes vulnerables para aumentar su empleabilidad.

“[El REP] ayuda a las personas dándoles algunas habilidades básicas que pueden usar; por ejemplo, les pueden servir para vender productos en el mercado”, explicó Patterson Sikua, un joven de 25 años que participa en el proyecto.

Él completó una capacitación previa al empleo y un contrato laboral de 150 días para limpiar las calles de la ciudad. También es miembro de un grupo de teatro juvenil que, a través de funciones gratuitas, educa a los estudiantes y a la comunidad en general acerca de la eliminación adecuada de los desechos.

“El teatro nos ayudó a mí y a otros a tener un poco de trabajo”, dijo. “No dura mucho, pero nos da experiencia que puede servirnos para conseguir otros proyectos”.

En seis años, el REP ha dado empleo a más de 12 000 jóvenes de comunidades vulnerables, creado más de 664 000 días de trabajo y proporcionado más de USD 2,8 millones en salarios. Los jóvenes de las Islas Salomón han participado en 34 proyectos de infraestructura y más de 1200 proyectos comunitarios en Honiara y otras zonas. El proyecto se enfoca eficazmente en grupos vulnerables, como mujeres y jóvenes desempleados. El 60 % de los participantes son mujeres y el 53 % jóvenes de entre 16 y 29 años.

Las Islas Salomón han logrado avances importantes en la restauración de la estabilidad social y económica desde el comienzo del REP en 2010. Sin embargo, el país sigue siendo frágil y persisten profundos desafíos en materia de desarrollo. Es posible que vuelvan a surgir algunos de los problemas que contribuyeron a “Las tensiones”.

Andrew Fioga, cuyo padre fue secuestrado, torturado y asesinado por milicianos de Guadalcanal, llegó a ser comandante de las milicias Las Águilas de Malaita. Al final, firmó varios acuerdos de paz y cumplió una condena en la cárcel. En la actualidad, ha encontrado algo de paz interior luego de recuperar los restos de su padre y enterrarlos en Malaita.

Ahora, Andrew dirige un grupo juvenil de la iglesia, la Brigada de los Jóvenes de Honiara, y aconseja con mucho entusiasmo a la gente joven.

“Quiero hacer lo mejor para estos niños. Siempre en la vida se puede hacer algo en el sentido contrario”, dijo. “Lo que el país necesita son buenos líderes que den prioridad a la educación. Cuando no hay educación, una gran parte de nuestra población, los jóvenes, podría hacer cosas que no son aceptables para la sociedad, como apostar, beber alcohol y consumir drogas. Entonces se producen más problemas, como la delincuencia”.

Más que nada, se preocupa por las oportunidades para su hijo.

“Si pudiera lo prepararía para el futuro, para que tenga algo que hacer y ganar dinero; algo con lo que pueda comenzar. Eso sería genial para él”, dijo Andrew.



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