La demanda de aire frío está de moda. En algunas zonas urbanas de China, donde los sistemas de aire acondicionado eran prácticamente desconocidos hace 20 años, casi todos los hogares tienen uno ahora. Las ventas en países como India aumentan en más del 10 % al año. Se estima que en 2030 habrá 700 millones de unidades de aire acondicionado adicionales en el mundo.
Todos estos sistemas de enfriamiento ofrecen beneficios en materia de salud y desarrollo, conservando los alimentos, aumentando la productividad y mejorando la calidad de vida de cientos de millones de personas.
Pero también tienen un costo muy alto para el clima. Los sistemas de aire acondicionado aumentan el consumo de electricidad, especialmente en las horas pico, y los sistemas de refrigeración pronto superarán a los sistemas de calefacción como factor principal de la demanda de energía por parte de los consumidores. Las tecnologías de enfriamiento también dependen de los hidrofluorocarbonos (HFC), poderosos gases de efecto invernadero cuyo efecto en el calentamiento global es miles de veces superior al del dióxido de carbono (CO2).
Hasta ahora.
El 15 de octubre, en una reunión en Kigali (Rwanda), las 197 partes del Protocolo de Montreal acordaron una enmienda que reducirá gradualmente el uso de los HFC en todo el mundo. Esta decisión podría limitar el aumento de la temperaturas media mundial a un nivel de 0,5 °C para fines del siglo, uno de los pasos más importantes en la lucha contra el cambio climático, y una importante contribución a los objetivos del Acuerdo de París, que entrará en vigor el 4 de noviembre.
Como organismo de ejecución del Protocolo de Montreal desde 1991, el Grupo Banco Mundial ha proporcionado hasta la fecha más de USD 1000 millones en donaciones para eliminar el consumo y la producción de sustancias que agotan la capa de ozono. Y como el presidente Jim Yong Kim lo dejó en claro en las Reuniones Anuales de este año, (i) el Grupo Banco Mundial tiene previsto continuar su apoyo a los países para que reduzcan gradualmente los HFC y mejoren la eficiencia energética.
“Hemos desarrollado un plan de apoyo que incluye aumentar nuestros préstamos para eficiencia energética con el fin de acompañar la reducción gradual de los HFC”, dijo Anna Bjerde, directora superior interina de Energía del Grupo Banco Mundial. “Como parte de nuestro Plan de Acción sobre el Cambio Climático, esperamos otorgar USD 1000 millones en préstamos para eficiencia energética en las zonas urbanas hasta 2020. Esto podría ayudar al desarrollo de tecnologías de refrigeración de alta eficiencia que también usen sustancias refrigerantes inocuas para el clima”.
Esta tarea ya está en marcha. En Tailandia, por ejemplo, el Grupo Banco Mundial ha ayudado a un fabricante local a lanzar una nueva línea de aire acondicionado (i) que usa un refrigerante que no agota la capa de ozono y que reduce en un tercio las emisiones de gases de efecto invernadero.