Dos años de conflicto han sumido a Yemen en una crisis total. Junto con la trágica pérdida de vidas y el desplazamiento, millones de yemeníes sufren dificultades económicas y la falta de servicios básicos. A pesar de la crisis en curso, el Grupo Banco Mundial ha seguido entregando financiamiento a dos instituciones locales con las que ha trabajado durante un largo periodo y que cumplen una función clave en el apoyo a los miembros más vulnerables de la sociedad yemenita.
El Banco se ha comprometido a que estas instituciones vitales, el Fondo Social para el Desarrollo (SFD) y el Proyecto de Obras Públicas (PWP), puedan operar ahora durante la crisis, permaneciendo intactas para apoyar iniciativas de resiliencia de las comunidades locales y de infraestructura social crítica para la recuperación de Yemen una vez que los enfrentamientos terminen.
El Banco inició el Proyecto de respuesta de emergencia en situaciones de crisis (ECRP) en agosto de 2016, gracias a donaciones por un monto de USD 50 millones de la Asociación Internacional de Fomento (AIF), el fondo del Banco para los países más pobres del mundo. El proyecto se ampliará luego de un nuevo aporte de la AIF que llega a USD 250 millones. El nuevo financiamiento permitirá que el SFD y el PWP conserven su personal esencial y contraten a otros funcionarios de manera que puedan duplicar el número de distritos en que trabajan en todo Yemen. Los nuevos recursos, junto con el aumento de personal y de cobertura, permitirán que los programas beneficien a alrededor de 2 millones de yemeníes.
La gestión general del proyecto ECRP está a cargo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), un asociado cercano del Banco que tiene presencia sobre el terreno. Si bien el SFD y el PWP, a cargo de la ejecución del proyecto, tienen sus sedes centrales en Saná, también cuentan con oficinas locales en todo Yemen.
En estos distritos, el SFD paga “dinero a cambio” de trabajos manuales realizados en el marco de proyectos elegidos por las propias comunidades que apoyan los proyectos; el PWP emplea a contratistas para los proyectos que incluyen reparaciones de caminos, cisternas o edificios. La mayor parte del trabajo es realizado por personas y no maquinarias, de modo que la mayor cantidad posible de yemeníes pueda obtener ingresos.
Esto tiene impacto en los yemeníes que trabajaban como obreros ocasionales antes de que la guerra empeorara en marzo de 2015. “Yo trabajaba como jornalero en esta ciudad pequeña”, dijo Ahmed Saleh, un padre de seis niños que vive en Taiz, “pero la guerra destruyó todo, incluso el trabajo”, agregando que la situación para los yemeníes como él era “muy desalentadora”. Contó que trabajar en el proyecto le permitió ganar lo suficiente para “comprar alimentos básicos de primera necesidad para mi familia”.
Usualmente, en estos proyectos se restauran las terrazas agrícolas que previenen la erosión en las laderas escarpadas de Yemen, así como se realiza la pavimentación de calles y se construyen sistemas de captación de agua. Además, se pone especial atención en ayudar a los segmentos más vulnerables de la población, tales como los hogares encabezados por mujeres, los jóvenes y los desplazados internos. Hasta diciembre de 2016, alrededor del 40 % de los 16 000 trabajadores que habían obtenido ingresos de esta manera correspondían a desplazados internos, el 30 % eran mujeres y el otro 30 % eran jóvenes.
El nuevo financiamiento posibilitará que el SFD aumente de manera considerable el número de personas que pueden tener acceso a oportunidades de ingresos. La ampliación del proyecto permitirá crear un total de 9 millones de días de trabajo para alrededor de 400 000 yemeníes en los próximos dos años, cuyos ingresos podrían beneficiar a otros 2 millones de personas.
El SFD apoya también programas de educación sanitaria dirigidos a las mujeres para identificar y prevenir la malnutrición entre las embarazadas y los niños. Un nuevo proyecto del Banco con un financiamiento por un monto de USD 200 millones (i) complementará estos esfuerzos, garantizando la disponibilidad de servicios médicos.
Yemen era la nación más pobre en Oriente Medio y Norte de África antes de la guerra, y debido a los enfrentamientos y la escasez de combustible y energía, su frágil economía se ha deteriorado aún más. Las nuevas donaciones de la AIF por un monto de USD 250 millones permitirán a las instituciones yemenitas apoyadas por el Banco ampliar su presencia geográfica para ayudar a los yemeníes en más de 200 de los 333 distritos en que se dividen las 22 gobernaciones de Yemen.