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ARTÍCULO

Innovación, una vía para estimular el crecimiento en América Latina

Mayo 09, 2017


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Estudiantes de la Pontificia Universidad Católica del Perú en Lima estudiando juntos.

Dominic Chavez/Banco Mundial

TITULARES
  • El Grupo Banco Mundial ayuda a los países de América Latina a mejorar sus políticas y programas para fomentar la innovación.
  • Para ser competitivas en los mercados mundiales, las empresas deben adoptar nuevas tecnologías y mejores prácticas de gestión.
  • Las universidades y el sector privado están empezando a trabajar de manera conjunta para armonizar la investigación con las necesidades de las empresas y otras necesidades sociales generales.

Mientras América Latina se adapta a la caída de los precios de los productos básicos, los responsables de formular políticas recurren al camino más seguro para el crecimiento sostenible y duradero: la innovación. “Cuando las empresas innovan, la productividad aumenta y las economías se vuelven más competitivas”, dijo Marialisa Motta, gerente de Prácticas Mundiales de Comercio y Competitividad en la región de América Latina y el Caribe del Grupo Banco Mundial.

Muchos países latinoamericanos tienen políticas para fomentar la innovación, pero la mayoría de ellos no son lo bastante eficientes o eficaces en este ámbito. Por ello, el Grupo Banco Mundial ayuda a los Gobiernos a evaluar y a mejorar sus programas en materia de innovación.

De acuerdo a Alberto Criscuolo, especialista superior en Desarrollo del Sector Privado, el objetivo es analizar “cómo sacar provecho a los recursos; si el gasto público en innovación concuerda o no con las prioridades normativas en materia de innovación; qué tan eficaces son los programas de innovación; si los organismos y ministerios se superponen o no, y qué podemos aprender de la implementación de los programas existentes”. Estos exámenes del gasto público en ciencia, tecnología e innovación (i) se realizan con el apoyo del Grupo Banco Mundial en Perú, Colombia, Chile y otros países.

Suele existir una “brecha entre lo que la industria necesita y lo que las universidades están investigando”, dijo Criscuolo. “Ambas partes no se comunican entre sí”. Las evaluaciones del Grupo Banco Mundial pueden ayudar a determinar qué tipos de innovación tienen una alta demanda en la industria y fomentar la entrega de financiamiento para realizar investigación en esos campos.

Evaluar la combinación de programas y políticas

En Chile, el Grupo Banco Mundial evaluó la calidad de los programas de fomento de la innovación y de las políticas sobre iniciativa empresarial, y colaboró con dos organismos gubernamentales para identificar las buenas prácticas y las deficiencias en el diseño y la implementación de los programas. Sobre la base de los resultados obtenidos, se lleva cabo actualmente una reestructuración de los instrumentos en materia de innovación.

En Colombia, el Grupo Banco Mundial evaluó más de 120 instrumentos normativos, examinando la eficacia de la combinación de políticas, el grado de redundancias y las brechas. En la actualidad, ayuda al Gobierno a diseñar una estrategia nacional de innovación recomendando buenas prácticas con respecto a los instrumentos de fomento, tales como incentivos fiscales mejor definidos para la investigación y el desarrollo.

“Menos de 20 empresas en todo el país se beneficiaron de las exenciones fiscales, y en su mayoría fueron grandes empresas mineras o de energía”, dijo Leonardo Iacovone, economista principal, que participó en la evaluación de Colombia, después de la cual el país cambió su sistema.

Iacovone ahora cogestiona un préstamo de USD 600 millones para Colombia, aprobado en marzo de 2017, que tiene entre sus objetivos fortalecer las políticas de innovación.

Gestión y tecnología

La innovación se refiere tanto a la gestión como a la tecnología, señaló Iacovone. “Una empresa que innova es una empresa que también es capaz de aprender. Los métodos de organización y gestión son cruciales para aprender: fijar y supervisar los objetivos; vincular los procedimientos de recursos humanos y los incentivos con las metas, y obtener la opinión de los trabajadores acerca de cómo seguir mejorando”.

También en Brasil (i) hay mucho que mejorar en cuanto a la gestión de las empresas, dijo Mark Dutz, economista principal. Según la base de datos World Management Survey, (i) las encuestas indican que el 18 % de las empresas está muy mal gestionada, en comparación con el 11 % en México, el 6 % en China y el 2 % en Estados Unidos.

Pero la tecnología también es importante. Si bien existe temor que las nuevas tecnologías eliminarán ciertos empleos, Dutz señaló que “el proceso de adopción de tecnologías por las empresas puede ser inclusivo, creando más y mejores empleos no solo para los trabajadores altamente calificados, sino también para los trabajadores menos calificados, siempre y cuando el aumento de la producción sea suficiente”.

Tradicionalmente, las economías latinoamericanas, en particular Brasil, han estado en cierta medida cerradas al comercio exterior, brindando pocos incentivos a las empresas para innovar y seguir siendo competitivas en los mercados mundiales, y dando lugar a precios más elevados para los consumidores. Pero eliminar esas barreras significa que las empresas pueden expandirse más allá de sus mercados internos tradicionales. “Deben pensar que el mundo está a sus pies”, sostuvo Dutz.


" Cuando las empresas innovan, la productividad aumenta y las economías se vuelven más competitivas” "
Marialisa Motta

Marialisa Motta

Gerente de Prácticas Mundiales de Comercio y Competitividad en la región de América Latina y el Caribe del Grupo Banco Mundial

En Perú y Argentina, el apoyo del Grupo Banco Mundial también no se ha limitado a los exámenes del gasto público, y ha incluido préstamos para ayudar a modernizar los mecanismos de fomento de la innovación.

En enero de 2017, se aprobó un proyecto por un monto de USD 45 millones para Perú que fue resultado de un esfuerzo conjunto de las Prácticas Mundiales de Comercio y Competitividad, y de Educación del Banco Mundial. Los tres componentes del proyecto permitirán al Gobierno de Perú:

  • Mejorar el marco institucional del sistema nacional de ciencia, tecnología e innovación;
  • Implementar las prioridades nacionales estratégicas en materia de innovación, y
  • Fortalecer la capacidad de investigación e innovación de las instituciones de educación superior.

“Sin duda, cerrar brechas es fundamental, así como seguir avanzando hacia una economía del conocimiento. En el CONCYTEC estamos muy contentos que este trabajo, que ha demorado dos años, por fin haya visto la luz”, dijo Gisella Orjeda, presidenta del Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (CONCYTEC) de Perú, en una entrevista con el diario El Comercio.

En los tres componentes del proyecto se incluyen actividades de evaluación y seguimiento, lo que permitirá medir la eficacia del proyecto. Además, el proyecto se concentrará en zonas ubicadas en las afueras la capital de Perú, Lima, que tienden a ser menos desarrolladas económicamente.

Se espera que con el proyecto se obtengan los siguientes resultados: la entrega de financiamiento para 250 investigadores científicos; la implementación de cinco pruebas piloto del mundo empresarial y el mundo académico que conducirán a 40 innovaciones de productos y procesos; la movilización de USD 4 millones adicionales en financiamiento del sector privado para la innovación, y el financiamiento de ocho programas de doctorado en áreas científicas incluidas en las prioridades estratégicas en materia de innovación.

¿Cuáles son los beneficios para los peruanos? Criscuolo señaló que los contribuyentes podrán saber si su dinero se gasta de manera eficaz. Además, una economía más competitiva y diversificada generará mejores empleos y, gracias a la innovación, el país podrá avanzar más en la cadena de valor mundial. En el campo de la educación, los jóvenes peruanos talentosos, mediante becas de investigación, tendrán la oportunidad de aportar sus capacidades intelectuales en instituciones extranjeras.

 

Cambio de actitudes en Argentina

En Argentina, se aprobó en 2008 el Proyecto de Fomento de la Innovación Productiva (i) por un monto de USD 150 millones, y en julio de 2016 un financiamiento adicional de USD 45 millones.

“Estamos ayudando al país a usar mejor su importante base científica y tecnológica… creando incentivos para que los investigadores se conecten con las empresas y los emprendedores para acelerar la transferencia de conocimientos; creando nuevas empresas que puedan llevar nuevos productos y servicios al mercado con claros beneficios sociales y económicos. También ayudamos a generar habilidades especializadas en gestión tecnológica y ayudar así a cerrar la brecha entre las universidades y el sector privado”, explicó Cristian Quijada Torres, especialista superior en Desarrollo del Sector Privado.

Uno de los resultados más importantes es el cambio de actitud entre las principales partes interesadas sobre la función de la ciencia y las universidades y su interacción con las empresas y el sector privado, señaló Quijada Torres, agregando que al mismo tiempo este resultado es el más difícil de medir.

“Cuando se diseñó este proyecto, las interacciones entre la comunidad de investigación y el sector privado eran significativamente menores en términos de cantidad y calidad. Hoy en día, está ganando terreno la idea de que las universidades y los centros de investigación también tienen la responsabilidad de promover el desarrollo económico y social local a través de la aplicación y transferencia de conocimientos a la sociedad”, dijo. “Lo más emocionante es que muchos investigadores jóvenes están buscando ámbitos profesionales atípicos que ponen más énfasis en los impactos positivos directos en la sociedad”.

Para los consumidores argentinos, la innovación significa que hay nuevos productos y servicios en el mercado y que muchos otros más serán desarrollados para ayudarlos a hacer sus vidas más fáciles y saludables, abarcando desde fármacos para el cáncer fabricados en el país a un precio significativamente más barato hasta nuevos kits de análisis para el diagnóstico rápido de diversas enfermedades que estarán disponibles en clínicas y hospitales de todo el país.

Hasta ahora, “América Latina no ha estado lo suficientemente abierta al poder que representa la competencia del mercado en la generación de innovación”, señaló Dutz. “Esto debería ser el semillero de una innovación constante”.


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