En 2013, el Grupo Banco Mundial dio a conocer una visión audaz para lograr el acceso universal a servicios financieros a más tardar en 2020. Más de 30 asociados se han comprometido a hacer realidad esa visión, y . Sin embargo, si los hogares pobres no poseen herramientas para tomar buenas decisiones financieras, no se beneficiarán plenamente de un mayor acceso a los servicios financieros.
“La educación financiera es una herramienta crítica, en particular para aquellos que están accediendo por primera vez a productos y servicios financieros”, dijo Asli Demirgüc-Kunt, directora de Investigación del Banco Mundial. “Sin embargo, todavía quedan muchas preguntas acerca de cómo impartir este tipo de educación con eficacia”.
En una reciente charla acerca de investigaciones sobre políticas, Bilal Zia, un economista del Departamento de Investigación del Banco Mundial, abordó de frente este problema. Zia presentó un panorama general obtenido tras una década de estudios sobre qué funciona y qué no funciona para aumentar la capacidad financiera de los hogares.
Según Zia, lo que no funciona es muy claro ahora: la capacitación general para adultos impartida en el aula no ha dado buenos resultados en repetidas ocasiones para ayudar a los hogares a tomar mejores decisiones financieras.
Por ejemplo, un programa en Indonesia ofreció este tipo de capacitación a más de 200 hogares, pero no tuvo ningún impacto en la probabilidad que estos hogares se interesaran en abrir una cuenta bancaria. En cambio, un subsidio financiero pequeño aumentó casi al triple dicha probabilidad.
Enfrentados a un callejón sin salida, Zia y sus colaboradores comenzaron a explorar . Esta nueva corriente de investigación ha comenzado a transformar la manera en que el Banco Mundial y sus países asociados están equipando a las personas con las herramientas que les permitan aprovechar mejor los servicios y productos financieros.
Un enfoque aborda los “momentos pedagógicamente aprovechables” cuando las personas se enfrentan a una decisión financiera importante. Por ejemplo, el Banco Mundial se asoció con el Gobierno de Indonesia para ofrecer formación a trabajadores que pronto serían migrantes en cómo manejar sus nuevas fuentes de ingresos. La capacitación dio frutos, en particular cuando participaron tanto los migrantes como sus familias. Los migrantes tenían más probabilidades de hacer un presupuesto, y ahorrar, y tenían casi el doble de ahorros que un grupo similar que no recibió la capacitación.
Otro enfoque se centra en utilizar los medios de comunicación masiva, como la radio o la televisión, que ya llegan diariamente a los hogares en todo el mundo. En Sudáfrica, por ejemplo, el Banco Mundial se asoció con los productores de la popular telenovela ¡Escándalo! para incorporar en la trama los contratiempos financieros de Maletsatsi, uno de los personajes principales.
Después de gastar en exceso, pedir préstamos para cubrir sus deudas, y de endeudarse aún más debido a las apuestas, Maletsatsi se ve obligado a contarle a su familia. Con la ayuda de la Asociación Nacional de Mediación de la Deuda de Sudáfrica, Maletsatsi consigue salir de sus deudas. En consonancia con los mensajes de la telenovela, los espectadores aumentaron considerablemente sus conocimientos financieros, solicitaron préstamos en fuentes formales (que son menos costosas), y participaron menos en juegos del azar.
Otros programas prometedores han experimentado con el aprendizaje empírico, el contenido personalizado que responde a las necesidades específicas de los individuos, y una atención especial en los jóvenes, así como con combinaciones de todos estos enfoques.
“La educación financiera no es una solución mágica”, dijo Bilal. “Pero puede ser una herramienta eficaz cuando se entrega en el momento adecuado, a las audiencias apropiadas, mediante los canales correctos, y en conjunto con otras intervenciones”.
Si bien esta nueva corriente de investigación ha identificado muchas vías eficaces para impartir educación financiera, queda mucho por hacer. La propagación de los teléfonos móviles ha abierto un mundo nuevo de vastas posibilidades para la diseminación de contenido por medios digitales que puede mejorar la capacidad financiera de los hogares.
Según Zia y sus colaboradores, es urgente aprovechar estas posibilidades ya que