Migrantes a causa del clima: el rostro humano del cambio climático
En el informe se analiza en profundidad el ejemplo de Etiopía, Bangladesh y México, tres países con patrones climáticos, demográficos, migratorios, de medios de subsistencia y de desarrollo muy distintos.
Vale la pena detenerse un momento a recordar que detrás de todas las tendencias hay personas reales, que tienen sueños, esperanzas y aspiraciones. Nos reunimos con tres de ellas, cuyas vidas se han visto transformadas de diferentes maneras al tener que enfrentar los impactos del cambio climático.
Conoce la historia de Monoara
Monoara Khatun es una costurera de 23 años oriunda de Kurigram (Bangladesh). Su aldea ha sufrido muchas inundaciones, lo que ha provocado un aumento del desempleo y escasez de alimentos.
“Todos los años hay inundaciones, pero este año, la situación es peor”, dijo Monoara. “Debido a las inundaciones, no hay muchas oportunidades de trabajo, especialmente para las mujeres de nuestra aldea. Mi casa quedó muy dañada por la inundación de este año, y muchos arrozales fueron destruidos”. Monoara se trasladó a Dhaka, la capital, donde la pusieron en contacto con el proyecto NARI, (i) una iniciativa del Banco Mundial cuya finalidad es brindar capacitación, vivienda transitoria, orientación y servicios de inserción laboral a mujeres pobres y en situación vulnerable. Desde entonces, ha podido mantener a su familia en Kurigram y ha adquirido independencia financiera.
Según el escenario “pesimista” (uno de los tres escenarios utilizados en el informe), se prevé que, para el año 2050, Asia meridional tendrá 40 millones de migrantes internos por motivos climáticos, de los cuales Bangladesh representará la tercera parte. Actualmente, casi la mitad de la población de ese país depende de la agricultura, por lo que los cambios en la disponibilidad de agua y en la productividad de los cultivos podrían provocar importantes desplazamientos de la población. Bangladesh ya ha tomado iniciativas en los sectores de abastecimiento de agua, salud, silvicultura, agricultura e infraestructura con el propósito de incorporar la adaptación al cambio climático en sus planes nacionales de desarrollo. Se encuentran en marcha varios programas de adaptación, incluido uno orientado a mejorar la seguridad alimentaria en la región noroccidental del país, y otro para fomentar la migración laboral desde esa región durante la estación seca.
Conoce la historia de Wolde
Wolde Danse, un etíope de 28 años, también está transformando la adversidad en una oportunidad para cambiar de rumbo en su vida. El octavo de 16 hermanos, Wolde dejó la pequeña explotación agrícola de su padre ubicada en una parte del país afectada por la sequía y se trasladó a Hawassa en busca de nuevas oportunidades: “En la temporada de siembra, no llovía, pero cuando no queríamos que lloviera, llovía. Esto generaba sequías y yo no quería seguir sufriendo por esto”. Tras algunas dificultades iniciales, Wolde se inscribió en el amplio programa de redes de protección social en zonas urbanas de Etiopía, (i) y actualmente recibe un pequeño salario como supervisor de trabajadores encargados de limpiar las calles de la ciudad. Como parte del programa, Wolde puede asistir gratuitamente a la universidad en Hawassa, y planea terminar sus estudios para beneficio de su país y su familia.
Si no se emprenden acciones concretas en el ámbito del cambio climático y el desarrollo, para 2050 podría haber 86 millones de migrantes internos por motivos climáticos en África al sur del Sahara. Etiopía es uno de los países africanos más vulnerables al cambio climático debido a su dependencia de la agricultura de secano. Es probable que para el año 2050 su población aumente entre 60 % y 85 %, lo que ejercerá mayor presión sobre los recursos naturales y las instituciones del país. Etiopía está tomando medidas para diversificar su economía y prepararse para el aumento de las migraciones internas.
A veces, migrar no es la respuesta
Conoce la historia de Javier
Algunas comunidades están encontrando maneras de afrontar el cambio climático sin necesidad de migrar. Javier Martínez y su hermano han decidido quedarse en su comunidad en Oaxaca (México) y ampliar su emprendimiento de carpintería. Ello ha sido posible gracias a un programa de silvicultura sostenible que ha ayudado a atraer inversionistas, permitido que la comunidad se adapte al cambio de las condiciones climáticas, y creado oportunidades económicas. “En el sector forestal y en las empresas hay empleos, por lo que no hay una necesidad urgente de irse, porque en la comunidad existen diversas oportunidades”, explicó Javier.
Según el escenario pesimista, para 2050 las proyecciones indican que América Latina tendrá 17 millones de migrantes internos por motivos climáticos. México es un país grande y diverso en términos de su geografía física, clima, biodiversidad, composición demográfica y social, desarrollo económico y cultura. Es probable que las zonas con cultivos de secano experimenten las mayores tasas de emigración, principalmente como resultado de la disminución de la productividad agrícola. También aumentarán las temperaturas medias y extremas, sobre todo en las regiones de baja altitud (y, por lo tanto, más cálidas), como las zonas costeras del país y, especialmente, la península de Yucatán. Sin embargo, por su condición de país de ingreso mediano alto, con una economía diversificada y en expansión, una población predominantemente urbana y una numerosa población joven que se integra a la fuerza de trabajo, México tiene posibilidades de adaptarse al cambio climático. No obstante, seguirá habiendo bolsones de pobreza, dado que las tasas de pobreza entre los pequeños agricultores, agricultores por cuenta propia y agricultores independientes sensibles al clima suelen ser superiores al promedio.
Medidas que se pueden adoptar
Las historias de Monoara, Wolde y Javier nos revelan que, si bien las migraciones internas provocadas por impactos climáticos son una realidad creciente en muchos países, no tienen por qué convertirse en una crisis. Si cuentan con mejores políticas, para el año 2050 los países podrían reducir en hasta 80 % el número de personas que se verán forzadas a mudarse debido al cambio climático.
En el informe se concluye que los países pueden tomar medidas en tres áreas principales:
1. Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero ahora:
Es necesario adoptar medidas enérgicas en todo el mundo para alcanzar el objetivo planteado en el Acuerdo de París de limitar los incrementos futuros de temperatura a menos de 2 °C para fines de este siglo. Aun con este nivel de calentamiento global, los países no podrán evitar cierto volumen de migraciones internas por motivos climáticos. Si los niveles de emisiones de gases de efecto invernadero fueran aún más altos, podrían dar lugar a graves alteraciones en los medios de subsistencia y en los ecosistemas, lo que exacerbaría las condiciones conducentes a una mayor migración por motivos climáticos.
2. Incorporar las migraciones provocadas por impactos climáticos en la planificación del desarrollo:
Es imperioso que los países integren la migración provocada por impactos climáticos en sus planes nacionales de desarrollo. En la mayoría de las regiones, las leyes, políticas y estrategias no están adecuadamente preparadas para encarar el problema de las personas que se trasladan desde zonas de creciente riesgo climático a zonas que quizá ya estén densamente pobladas. Para garantizar la resiliencia y las perspectivas de desarrollo de todas las personas afectadas, es necesario adoptar medidas en todas las fases de la migración (antes, durante y después del traslado).
3. Invertir ahora para mejorar los datos sobre la escala y la magnitud de las migraciones locales provocadas por impactos climáticos:
Se necesitan más inversiones para contextualizar y comprender mejor la escala, la naturaleza y la magnitud de las migraciones provocadas por el cambio climático. Las investigaciones empíricas, complementadas por la aplicación de modelos a nivel de los países, son fundamentales. En este sentido, las nuevas fuentes de datos, entre las que se incluyen las imágenes satelitales y la telefonía móvil, sumadas a los avances en la información sobre el clima, pueden ayudar a los países a mejorar la calidad de la información sobre probables migraciones internas.
DESCARGAR EL INFORME (PDF en inglés)