DISTRITO DE BAZARAK, provincia de Panjshir. Mohammad Yousuf, de 42 años, se sentía frustrado tras décadas de usar los mismos métodos agrícolas. Estaba bajo la presión constante de producir más, ya que su cosecha siempre era menor a lo esperado. Los métodos tradicionales que había aprendido de su padre fueron durante muchos años la única manera de cultivar y cosechar que conocía.
“Solía sembrar trigo y maíz, pero no ganaba mucho”, dijo Yousuf, que ha sido agricultor durante más de 20 años. Posee tres jeribs (aproximadamente 0,6 hectáreas) de tierras cultivables, que conforman una pequeña parcela con la que tiene que mantener a nueve miembros de su familia. Aunque Yousuf era un agricultor con experiencia y cosechaba un promedio de 600 kilos de trigo al año, las ganancias no eran suficientes para alimentar a sus familiares. Tenía que trabajar también como jornalero para mantenerse a flote.
En 2016, supo del Proyecto Nacional de Horticultura y Ganadería (NHLP, por sus siglas en inglés) a través de su vecino, Mohammad Akbar, de 45 años. Con el apoyo del NHLP, plantó un huerto de manzanas en dos jeribs en mayo de 2016. Este fue el comienzo de un nuevo camino. “, en comparación con lo que ganaba con el trigo”, contó Yousuf con entusiasmo.
Yousuf y Akbar viven en la aldea de Malaspa en el distrito de Bazarak de la provincia de Panjshir en el centro de Afganistán. Akbar ha plantado cinco jeribs (aproximadamente 1 hectárea) de uvas, almendras, manzanas, duraznos y cerezas durante los últimos cuatro años con la ayuda del NHLP.
“El sistema de horticultura empleado por el NHLP es muy diferente al que teníamos”, señaló Akbar, quien cosechará su huerto este año. “”.