El argumento sobre el desarrollo de la energía geotérmica ha sido el mismo durante muchas décadas: se trata de una fuente de energía con bajas emisiones de carbono que puede ofrecer una carga básica de energía confiable y sostenible, cuyo desarrollo en el mundo se ha visto frenado por el elevado riesgo y los costos de la perforación de prueba.
En regiones como África, Asia oriental y el Pacífico, y América Latina y el Caribe, alrededor de 40 países tienen una gran cantidad de recursos geotérmicos que pueden ayudarlos a satisfacer sus necesidades energéticas de manera confiable y a bajo costo.
La energía geotérmica también podría contribuir a limitar las emisiones nocivas. Según estimaciones de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), para 2050 la energía geotérmica podría representar el 3,5 % de la producción mundial de electricidad, con 200 GW de capacidad instalada, evitándose 760 millones de toneladas de emisiones de CO2 cada año.
Aunque existe amplio consenso de que la energía geotérmica puede ser un recurso transformador, el desarrollo inicial extremadamente riesgoso y costoso ha constituido una barrera para la inversión del sector privado y conllevado un crecimiento lento de la capacidad geotérmica instalada en las dos últimas décadas.
En 2016, la capacidad geotérmica mundial acumulada superó 13 GW. Se espera que esta aumente a casi 17 GW para 2021 y que los mayores incrementos se registren en Indonesia, Turquía, Filipinas y México.
En los últimos cinco años, el desarrollo geotérmico ha tomado un rumbo diferente impulsado principalmente por dos factores: en primer lugar, el compromiso mundial con el desarrollo con bajas emisiones de carbono y el Objetivo de Desarrollo Sostenible sobre energía (ODS 7) y, en segundo lugar, la movilización estratégica del financiamiento climático en condiciones concesionarias para mitigar los riesgos relacionados con las etapas iniciales del desarrollo geotérmico.
La mitigación del riesgo funciona
La experiencia mundial indica que reducir los costos de exploración y perforación y mitigar los riesgos puede desbloquear la inversión que se necesita para desarrollar a gran escala la energía geotérmica.
En 2013, el Programa de Asistencia para la Gestión del Sector de la Energía (ESMAP) (i) del Banco Mundial puso en marcha el Plan Mundial de Desarrollo de la Energía Geotérmica (GGDP). (i) En este plan, un grupo de asociados trabajan de manera conjunta para movilizar financiamiento en condiciones concesionarias dirigido a desarrollar este tipo de energía y, a su vez, promover inversiones significativas en toda la cadena de valor.
En solo cinco años, el GGDP ha logrado impulsar un cambio importante en el sector. Ha movilizado USD 235 millones en financiamiento en condiciones concesionarias a través del Fondo para una Tecnología Limpia (CTF), (i) que se ha puesto a disposición de los bancos multilaterales de desarrollo (BMD), incluido el Banco Mundial, para apoyar actividades geotérmicas preliminares.
Como resultado, el financiamiento multilateral para actividades iniciales en 2013-17 aumentó a alrededor de USD 100 millones al año, con proyectos en más de 30 países. Esto representa por lo menos un aumento de cuatro veces en la proporción del financiamiento de los BMD para el desarrollo inicial, de solo 6,7 % en 1978-2012 a 29,2 % de sus inversiones geotérmicas en 2013-17. Se espera que los proyectos actualmente en curso movilicen otros USD 1500 millones procedentes de otras fuentes.
El Banco Mundial ha aprovechado la asistencia técnica de ESMAP y actualmente da apoyo a seis proyectos geotérmicos preliminares (con USD 610 millones de financiamiento del Banco Mundial y USD 689 millones de otros donantes) en cinco países: Indonesia, Turquía, Etiopía, Djibouti y Armenia. Se preparan otros cuatro proyectos en Nicaragua, Dominica, Santa Lucía e Indonesia.
Otros BMD también han ampliado sus actividades aprovechando los fondos del CTF para ayudar a mitigar el riesgo de los yacimientos geotérmicos en países como Chile, México, Kenya, Indonesia y Filipinas, y en el Caribe oriental.
Los países también están estableciendo mecanismos de eliminación de riesgos para atraer y ayudar a los desarrolladores en las primeras fases de sus inversiones. Por ejemplo, con el respaldo del Banco Mundial/ESMAP y otros asociados, Indonesia está diseñando un nuevo mecanismo de mitigación de riesgos vinculados a la energía geotérmica que movilizaría miles de millones de dólares en financiamiento del sector privado. Esto es un paso crucial para subsanar el déficit de inversión de USD 25 000 millones durante los próximos ochos y ayudar al Gobierno a cumplir su meta de agregar 5,8 GW de producción eléctrica con recursos geotérmicos a más tardar en 2026.
En 2012, el Banco Mundial ayudó al Gobierno a través de una donación del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) para emprender reformas, y ayudó también a Pertamina Geothermal Energy (PGE) a iniciar su programa de expansión geotérmica a través de un préstamo del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) de USD 175 millones, junto con financiamiento en condiciones concesionarias por valor de USD 125 millones del CTF.
En 2017, el Banco Mundial proporcionó USD 55,25 millones en donaciones para respaldar el Proyecto de Desarrollo de la Energía Geotérmica en Indonesia. El CTF (i) aporta USD 49 millones para respaldar la creación de infraestructura y las perforaciones de exploración, y el FMAM (i) contribuye con USD 6,25 millones para respaldar tareas de asistencia técnica y fortalecimiento de la capacidad.
Un enfoque adaptado funciona
La experiencia mundial ha mostrado también que los enfoques de la expansión geotérmica se pueden adaptar para ajustarse a diferentes contextos nacionales. En un estudio financiado por ESMAP (PDF, en inglés) de la cartera mundial de proyectos de energía geotérmica encomendado antes de 2014 se analizan en profundidad los mecanismos de apoyo para cada proyecto y se describen los distintos enfoques que los países han adoptado para aumentar su desarrollo geotérmico.
Por ejemplo, países como México, Kenya, El Salvador y Costa Rica han dependido casi completamente de recursos públicos para la expansión geotérmica y generar más de 3,6 GW de energía. Sus éxitos fueron impulsados por un fuerte compromiso de los Gobiernos respectivos y la disponibilidad de fondos públicos.
Sin embargo, cada vez son más los países que han abierto las puertas a los desarrolladores privados y que siguen un modelo donde los sectores público y privado comparten los costos y los riesgos. Por ejemplo, uno de los componentes fundamentales del desarrollo geotérmico sin precedentes de Turquía ha sido la eliminación de riesgos de los campos geotérmicos utilizando fondos públicos. En 2016, el Banco Mundial aprobó un proyecto de USD 350 millones, (i) preparado con el apoyo de ESMAP, que incluyó un mecanismo de distribución del riesgo por un monto de USD 40 millones para cubrir parcialmente el costo de pozos de exploración fallidos en proyectos que se prevé confirmen alrededor de 210 MW de capacidad geotérmica. Se espera que estos proyectos movilicen unos USD 200 millones de capital privado e incentiven la exploración en las zonas menos desarrolladas.
Otro ejemplo de distribución de costos entre los sectores público y privado es Santa Lucía, donde se utilizará financiamiento en condiciones concesionarias para realizar una campaña de perforación exploratoria en una zona con buenas perspectivas. Si se confirma la existencia del recurso, el Gobierno incorporará a una empresa privada para desarrollar completamente el campo geotérmico.