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ARTÍCULO Septiembre 28, 2018

Simulacro de huracán: un ejercicio a “escala real” en Haití

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Buzos de rescate arriban a toda prisa a un terreno accidentado que sirve como muelle en el litoral de Los Cayos, una ciudad en el Departamento Sur de Haití. Están intentando resucitar a pescadores que fueron tomados por sorpresa por un huracán en alta mar. Mientras tanto, un grupo de brigadistas con camillas y suministros de primeros auxilios corren hacia un pescador que fue rescatado en el agua.

En realidad, esto es un simulacro. Durante seis años, el Gobierno de Haití ha realizado este tipo de ejercicio con el objetivo de evaluar procedimientos reales de implementación y coordinación en los departamentos y comunas, así como el control operacional en todo el país. Este ejercicio también permite poner a prueba las capacidades de intervención de los servicios de protección civil.

En Haití, casi el 95 % de la población vive bajo la amenaza de desastres relacionados con el clima. “Apenas nos hemos recuperado de los efectos devastadores del huracán Matthew, que asoló la región en octubre de 2016. El viento arrancó el techo de nuestra casa. Tuve que escapar con mi esposa y nuestros cuatro hijos para buscar refugio en una escuela”, recordó Mamanne, un pescador de 48 años. “El simulacro nos ayudó a entender mejor los procedimientos de emergencia que se realizan en caso de un desastre relacionado con el clima”.

El ejercicio fue organizado por la Dirección de Protección Civil (DPC), cuya misión es coordinar las intervenciones durante un desastre y establecer de manera proactiva planes de prevención de riesgos destinados a mitigar los impactos. Para este ejercicio de “escala real”, la DPC movilizó a diversos actores: el Centro Nacional de Operaciones de Emergencia, al igual que sus contrapartes en el Departamento Sur y el Departamento Nippes; representantes de organismos de los sectores público y privado; organizaciones no gubernamentales (ONG), y organismos donantes. “Gracias a este simulacro, las entidades dedicadas a la gestión de riesgos y desastres pudieron comprender de manera plena sus roles y saber exactamente cuándo deberían actuar en el caso de un desastre”, dijo Jerry Chandler, director de Protección Civil.


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Aumentar la resiliencia de la comunidad

Durante muchos años, las islas del Caribe han sido vulnerables a grandes catástrofes, en particular desastres relacionados con el clima. En 2016, la región se vio afectada por siete huracanes, cuatro de los cuales fueron de gran magnitud, incluido el huracán Matthew que causó la muerte de 500 personas y daños materiales por USD 1900 millones en Haití. Esta última cifra equivale al 22 % del producto interno bruto (PIB) del país.

Las catástrofes relacionadas con el clima han tenido efectos desastrosos en el crecimiento económico, la estabilidad fiscal y la infraestructura. Expertos concuerdan que en los próximos años el aumento de la temperatura en el Caribe podría aumentar la probabilidad de intensas precipitaciones e inundaciones repentinas.

“En nuestro barrio, hasta la lluvia más mínima representa un peligro real para nosotros. Las zonas de vertidos de aguas residuales se tapan debido a la gestión deficiente de los desechos, entre otras razones. El actual aumento de la población hace que surjan nuevas viviendas construidas de cualquier modo, lo que intensifica nuestra vulnerabilidad”, explicó un pescador que vive en La Savane, un empobrecido barrio en la costa de Los Cayos.

Los pueblos de Haití enfrentan un proceso de urbanización rápido y no planificado, que agrava aún más la vulnerabilidad de la población, en particular de las personas más desfavorecidas. Todos los años, más de 133 000 habitantes se van de las zonas rurales a las ciudades. Este éxodo aumentó la proporción de población urbana al 52% en 2015. Las ciudades continúan expandiéndose de forma descoordinada, lo que lleva a las personas a establecerse en zonas expuestas a frecuentes inundaciones, derrumbes, deslaves y mareas altas.

Para ayudar al país a hacer frente a estos reiterados desastres naturales, el Banco Mundial proporciona apoyo al Gobierno haitiano para establecer el Sistema Nacional de Riesgos y Desastres, que implementa una estrategia nacional para coordinar las actividades de  los diversos actores involucrados  en el desarrollo de estrategias de reducción de riesgos, y trabaja para concientizar de manera más efectiva a la población acerca de la reducción de su vulnerabilidad, y el fortalecimiento de la resiliencia del país.

Sobre el terreno, se han creado comités de protección civil a nivel comunal, en los cuales participan 3500 voluntarios en todas las ciudades del país, con el apoyo del Banco Mundial para fortalecer la preparación y eficiencia en respuesta a los desastres naturales. Cuando surjan eventos climáticos en el futuro, Mamanne y sus compañeros voluntarios ayudarán a la difusión de mensajes de alerta temprana, la evacuación de poblaciones en riesgo, las operaciones de rescate y la entrega de primeros auxilios.


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