A la hora de evolucionar, ¿cuál es la mejor forma de hacerlo? Conversar acerca de las cuestiones a cambiar, pensar fuera de la caja o discutir estrategias innovadoras son buenas ideas antes de dar el primer paso. Sin embargo, nada de esto es útil si no se cuenta con datos claros que permitan entender los desafíos que existen por delante.
La economía paraguaya creció a un 4,7 por ciento anual en promedio durante el período 2004-2016, más rápido que el promedio regional. Este crecimiento económico fue inclusivo, permitiendo una reducción sustancial de la pobreza y una rápida expansión de los ingresos en el 40 por ciento de la población más pobre.
Tres aspectos claves caracterizaron este proceso: la existencia y el uso de un abundante capital natural, un capital humano joven y urbano y una herencia institucional que ha moldeado y limitado las políticas y los resultados sociales y económicos del país. No obstante, la concentración de insumos, producción, exportaciones, ingresos e influencia política, la informalidad y los servicios públicos ineficientes siguen obstaculizando la mejora de la calidad de vida de la población.
Sin embargo, esto no quiere decir que no haya desafíos por delante.
Para que Paraguay evolucione hacia un modelo de desarrollo sostenible e inclusivo que beneficie a la mayoría del país, el Grupo Banco Mundial elaboró un Diagnóstico Sistemático de País, que busca identificar las restricciones y oportunidades críticas que enfrenta el país para erradicar la pobreza extrema y promover la prosperidad compartida.
El informe identificó cuatro aspectos centrales que deben ser potenciados para fortalecer el futuro del país:
- instituciones públicas responsables y un ambiente de negocios favorable a la inversión privada
- una gestión sustentable del capital natural
- la mejora de la calidad de los servicios públicos
- el desarrollo del capital humano.
Según encuestas recientes, la corrupción es el factor más problemático para hacer negocios en Paraguay, lo que deteriora el ambiente de negocios y aumenta la desconfianza en las instituciones y el estado de derecho. Promover la transparencia, fortalecer las políticas anticorrupción y aumentar la eficiencia de los mercados son tres aspectos centrales para movilizar a los sectores público y privado en pos del desarrollo.
El capital natural es también un aspecto central del desarrollo futuro de Paraguay. La actual concentración del sector agrícola y la deforestación reduce la riqueza del país, perjudicando a los jugadores más pequeños y comprometen la integridad y la funcionalidad de los activos naturales. Una mejor gestión del capital natural permitirá destrabar la productividad de la economía rural mientras preserva los recursos naturales del país.
A esto dos factores se suma que los ciudadanos paraguayos aún no gozan de servicios públicos de alta calidad. Por ejemplo, la mitad de la población paraguaya sigue careciendo de acceso a agua potable segura y solo un 73% de los que sí tienen conexiones experimentan un servicio continuo. Indicadores similares se repiten para los servicios de educación y salud que utilizan día a día millones de paraguayos. Mejorar la calidad de los mismos, incluyendo la infraestructura, la administración pública y el sistema fiscal, permitirá satisfacer la demanda actual como también prepararse para los desafíos de la rápida urbanización.
Instituciones fuertes, un uso apropiado de los recursos naturales y mejores servicios públicos permitirá eliminar muchos obstáculos que hoy dificultan la transformación del Paraguay. Sin embargo, hay un cuarto aspecto central: la promoción del capital humano. Esto quiere decir que cuando los chicos van a la escuela realmente puedan aprender. Jóvenes mejor formados tendrán mejores oportunidades, revirtiendo la crónica informalidad del empleo y fortaleciendo el sector privado y las inversiones en el país.
Basado en este análisis, el Grupo Banco Mundial aprobó un nuevo Marco de Alianza País con Paraguay, estableciendo un programa de operaciones y asistencia técnica para el periodo 2018-2023. Esta estrategia busca promover instituciones responsables y mejorar el ambiente de negocios; reducir la volatilidad, fortalecer la gestión del capital natural y la economía rural; y fortalecer el capital humano.
Paraguay está frente a una oportunidad única de evolucionar hacia un modelo de desarrollo más inclusivo y sostenible, enfrentando los desafíos estructurales que le impiden poner fin a la pobreza.