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ARTÍCULO Marzo 18, 2019

¿Puede el idioma limitar las oportunidades de las mujeres?

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Dos mujeres en Corozal, Honduras.            

Banco Mundial


“Chic@s”, “amigxs”, “todes”. Para el lector menos entrenado, pueden parecer dedazos de tipeo. Para muchos, es parte del “lenguaje inclusivo”. Los más jóvenes (o “les más joveneses”) son propensos a utilizar este tipo de modalidades neutras que buscan dejar de invisibilizar a las mujeres en la lengua española.

Pero ¿estas nuevas expresiones pueden tener un impacto real en la lucha por la igualdad de género?

El lenguaje estructura el pensamiento, según varias teorías lingüísticas. Esto significa que lo que decimos forma lo que pensamos de manera subconsciente. Por ejemplo, se ha evidenciado que hablantes de lenguas que diferencian el futuro del presente, como el inglés, tienden a ahorrar menos que hablantes de idiomas como el alemán, que no tiene esa distinción.

A partir de estos supuestos, una investigación del Banco Mundial se propuso indagar si existe una incidencia de las lenguas con consideraciones de género en las oportunidades económicas de las mujeres.

Idiomas con consideración de género

Las lenguas varían en su tratamiento del género. En un extremo, idiomas como el finlandés o el swahili, no distinguen género, los sustantivos no se clasifican como masculinos o femeninos, y la primera, segunda y tercera persona se usan tanto para hombres como mujeres.

Lenguas como el inglés distinguen entre hombres y mujeres con pronombres como “He” (Él) o “She” (Ella) y otros como el italiano o el español van aún más lejos, extendiendo la distinción de género no solo a las personas sino a todos los sustantivos (“el árbol”, “la planta”), incluidos los objetos inanimados. Estas últimas lenguas están al extremo de las consideraciones de género.

De acuerdo al informe, existe evidencia que muestra cómo lenguas con consideraciones de género limitan la igualdad entre hombres y mujeres. Varias investigaciones realizadas en inmigrantes que viven en Estados Unidos mostraban que aquellos que su lengua madre tenía consideraciones de género dividían las tareas del hogar de acuerdo a los roles tradicionales hombre/mujer. Mientras que otras revelaban que la oferta de mano de obra femenina es menor entre los inmigrantes que hablan un lenguaje con consideraciones de género en casa.

Con la idea de evidenciar y sistematizar estas teorías a nivel mundial, los economistas del Banco Mundial y autores del reporte, Pamela Jakiela y Owen Ozier, analizaron más de 4.300 lenguas y sus distintas consideraciones de género para conocer si existía una correlación o no con indicadores como baja participación femenina en el mercado laboral y actitudes con respecto al género tanto en mujeres como en hombres.

Su análisis abarcó al 99% de la población y reveló, para empezar, que el 38% de la población mundial tiene una lengua madre con consideraciones de género. Lo que más sorprende es que la investigación demostró que en los países donde abundan los idiomas con consideraciones de género la participación de las mujeres en el mercado laboral está, en promedio, 12 puntos porcentuales por debajo que aquellos donde no.

“Nuestras estimaciones sugieren que las lenguas con consideraciones de género mantienen a aproximadamente 125 millones de mujeres en todo el mundo fuera de la fuerza laboral”, señala el estudio.

Además, las opiniones con respecto a las mujeres también se ven altamente influenciadas en personas cuya lengua materna posee consideraciones de género, es decir, tienen más probabilidades de estar de acuerdo con afirmaciones como: “En general, los hombres son mejores ejecutivos que las mujeres”, o “cuando los empleos son escasos, los hombres deberían tener más derecho a un trabajo que las mujeres”. Quizás lo más sorprendente es que las mujeres tienen las mismas probabilidades de apoyar estas posturas que los hombres, lo que indica cuán generalizado es el efecto de la lengua en las creencias.

¿Qué hacemos con el español?

Esta investigación no es ajena a la realidad de América Latina y el Caribe, donde la lengua más hablada es el español.

Según el Instituto Cervantes, más de 477 millones de personas son hablantes nativos del español y se estima que a mediados de este siglo, los hispanohablantes serán 754 millones. El español sigue siendo la segunda lengua materna por número de personas, solo superada por el chino mandarín (950 millones). Los países con más hablantes nativos de español son México (casi 120 millones), Colombia (48,8 millones) y Argentina (43 millones).

Es un idioma que sigue vivo, incluso en internet donde es la tercera lengua más utilizada: el 7,7% de los internautas se comunica en español y el uso de este idioma en la red ha crecido más del 1.400% entre los años 2000 y 2016. También sigue siendo la segunda lengua más utilizada en las dos principales redes sociales: Facebook y Twitter.

Está por verse si la nueva modalidad neutral que se lee y escucha en las redes sociales – aunque para muchos sea una moda pasajera - se trasladará a las aulas y se colará en nuevos ámbitos. Tal vez no seamos nosotros quienes lo vivamos sino las nuevas generaciones que hablen y vivan una lengua que no limite las oportunidades de la mitad de la población.


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