El crecimiento económico sigue deprimido, el ritmo de las inversiones y del comercio se está atenuando, y persisten los riesgos de que esta situación empeore debido a la incertidumbre respecto de las políticas, las tensiones comerciales, la volatilidad financiera y el aumento de la deuda. El Grupo Banco Mundial (GBM), en colaboración con el Fondo Monetario Internacional (FMI), puede ayudar a los países emergentes y a los de ingreso bajo a impulsar el crecimiento, incrementar su resiliencia frente a las crisis, aumentar los ingresos internos y continuar desarrollando políticas que actúen como factores de amortiguación. Las dos organizaciones pueden desempeñar una función muy significativa abordando el incremento de las vulnerabilidades derivadas de la deuda, y pueden ayudar a los países a hacer frente a diversos desafíos que amenazan el sistema financiero internacional, incluida la corrupción.
Estos fueron los mensajes fundamentales del Comité para el Desarrollo, foro de nivel ministerial del GBM y el FMI, contenidos en el comunicado que se emitió al cierre de las Reuniones Anuales de estas instituciones en la ciudad de Washington.
El Comité, que representa a los 189 países miembros, señaló que el GBM se encuentra en una posición privilegiada para abordar los desafíos del desarrollo mundial. Asimismo, lo alentó a ayudar a establecer las plataformas nacionales que permitirán utilizar con mayor eficacia los recursos destinados al desarrollo y movilizar soluciones del sector privado. También lo instó a continuar trabajando para proteger a los más vulnerables, estimular la creación de empleo y fortalecer la eficiencia del sector público.
En la misma línea, el presidente del GBM, David R. Malpass, puso de relieve la urgencia de la misión de la entidad, reflejada en los objetivos de reducir la pobreza e impulsar la prosperidad compartida. Pero con 700 millones de personas que todavía viven en la pobreza extrema en todo el mundo y con los riesgos crecientes derivados del cambio climático y de las situaciones de fragilidad, la economía mundial está dificultando aún más esta misión. En la conferencia de prensa de apertura de las Reuniones, Malpass instó a aportar “nuevas ideas para reactivar el crecimiento”, al tiempo que manifestó su optimismo acerca de que “la implementación de reformas bien diseñadas puede dar lugar a beneficios significativos”. Hizo hincapié en que esto se aplica en especial a los mercados emergentes y los países en desarrollo, que pueden “propiciar un crecimiento amplio que compartan todos los segmentos de la sociedad”.
Tanto el Comité como Malpass subrayaron la función destacada que cumple la Asociación Internacional de Fomento (AIF), el fondo del GBM para los países más pobres, en la reducción de la pobreza extrema, un desafío que se concentra cada vez más en África. Mencionaron asimismo la solidez con que la AIF lleva adelante la implementación de su actual programa de tres años de duración y exhortaron a los países donantes a continuar brindando un fuerte apoyo a la reposición de los recursos de la entidad para el próximo ciclo, un proceso que ya está muy avanzado. En el discurso pronunciado en la sesión plenaria de las Juntas de Gobernadores, durante las Reuniones, Malpass puso de relieve la creciente atención que la AIF concede a los sitios afectados por situaciones de fragilidad, conflicto y violencia, donde también se concentra crecientemente la pobreza. Asimismo, tanto el presidente como el Comité destacaron la labor conjunta que lleva adelante la AIF con la Corporación Financiera Internacional (IFC) y el Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones (MIGA) con el objeto de ampliar el desarrollo del sector privado, incluso en entornos frágiles.
La labor del GBM contribuye a lograr mejores resultados en términos de desarrollo en una amplia gama de sectores. Malpass mencionó algunos de ellos: “Invertimos para ayudar a los países a ampliar el acceso al suministro eléctrico y al agua potable, garantizar la inclusión plena de las niñas y las mujeres, abordar el cambio climático y proteger el medio ambiente, mejorar la salud y la nutrición, e impulsar el desarrollo de la infraestructura”. También hizo hincapié en el Estado de derecho, la transparencia, la paz y la seguridad, y en el aumento de la eficacia en la gestión de la deuda. No obstante, observó que los programas nacionales eficaces deben ajustarse a las necesidades específicas de cada economía: “El desarrollo no es algo que se pueda imponer desde afuera: el liderazgo y la identificación del país con las iniciativas son fundamentales”.
Las Reuniones marcaron también una nueva transición en la dirigencia: Anshula Kant asumió recientemente como directora gerente y oficial financiera principal del GBM, y Axel van Trotsenburg ha pasado a ocupar el cargo de director gerente de Operaciones del Banco Mundial. Al darles la bienvenida, Malpass también felicitó a Kristalina Georgieva por su nombramiento como directora gerente del FMI, expresó su agradecimiento al director general de IFC, Philippe Le Houérou, quien se desempeña además como copresidente del actual ciclo de reposición de recursos de la AIF, y agradeció a Keiko Honda por sus años de servicio como directora general de MIGA.
En una declaración formulada después de la reunión del Comité para el Desarrollo, Malpass afirmó: “En el Grupo Banco Mundial seguimos enfocados en nuestra misión. Ayudamos a los países a elaborar programas sólidos adaptados a las circunstancias específicas de sus economías”. Si bien reconoció los riesgos que presenta la economía mundial y los problemas abrumadores que deben enfrentar los países, se mostró confiado en que se pueden lograr avances: “No podemos dejar que los desafíos de hoy sean un obstáculo para lograr mejores resultados de desarrollo”.