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ARTÍCULO Noviembre 26, 2019

Migración venezolana: 4.500 kilómetros entre el abandono y la oportunidad

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Un vendedor ambulante venezolano en las calles de Lima (Perú).

Greta Granados de Orbegoso / Banco Mundial


La migración venezolana continúa. A noviembre de 2019, según ACNUR, más de 4,6 millones de personas han salido del país y el 80% de ellas está en otros países latinoamericanos. ¿Cómo pueden las comunidades receptoras aprovechar este potencial?

¿Cuantos kilómetros estás dispuesto a caminar para escapar del hambre? Para los venezolanos, no hay distancia suficiente para alejarse del colapso económico y social de su país.

Latinoamérica ha vivido una larga historia de flujos migratorios, sin embargo, hoy atraviesa un éxodo sin precedentes: desde 2016, más de 4,6 millones de mujeres, hombres y niños han salido de Venezuela en busca de un futuro mejor, según cifras de la agencia de refugiados ACNUR.

La migración venezolana es la mayor movilización humana de la historia reciente de la región. Los migrantes huyen de la crisis humanitaria y económica que ha deteriorado la seguridad ciudadana y los estándares de vida en ese país.

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Según la ACNUR, cada día entre 4.000 y 5.000 venezolanos salen del país, la mayoría a pie, a un destino incierto, pero con la esperanza de un mejor futuro para sus familias. Su movilización está cambiando el rostro de América Latina y el Caribe para siempre.

Entre los principales países de acogida se encuentran Colombia, Perú y Ecuador:

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Históricamente, la región ha vivido grandes flujos migratorios, sobre todo en la primera mitad del siglo XX: italianos y españoles en Argentina, japoneses en Brasil, chinos en Perú; mientras que a partir los 60 se han visto incontables migraciones intrarregionales y hacia Estados Unidos, especialmente desde Centroamérica.

Pero la migración venezolana presenta diversas particularidades. Debido a su magnitud, está generando una enorme presión en los países receptores, sobre todo en materia de salud, educación y empleo, los que han respondido con controles más estrictos.

Mitos y realidades

La crítica situación provocada por esta oleada ha llevado a 11 países de la región a aumentar los requisitos de ingreso a los migrantes y refugiados venezolanos, lo que no detiene el flujo, pero sí su regularización.

Uno de ellos es Perú. Ya son unos 870.000 los migrantes venezolanos que han atravesado 4.500 kilómetros para llegar a ese país, y según un nuevo informe del Banco Mundial las soluciones empiezan por la integración de los migrantes y el aprovechamiento de su potencial para impulsar nuevas oportunidades.

Sin embargo, existen muchos mitos en relación con los venezolanos en Perú que alimentan una creciente xenofobia e impiden su inclusión: “Si cerramos las fronteras no entran más”; “Todos los venezolanos que están en mi país son delincuentes”; “Mi país no puede albergar tanta gente”; “Los venezolanos nos vienen a quitar el trabajo”.

“Las percepciones negativas hacia la población venezolana son más dominantes en el Perú que en otros países receptores, y son susceptibles de acrecentarse”, expone el estudio, basándose en encuestas de opinión presentadas en el Proyecto de Opinión Pública de Latinoamérica de la Universidad de Vanderbilt.

De acuerdo con el mismo estudio - que forma parte de una serie sobre la migración venezolana en América Latina y el Caribe elaborada por las especialistas del Banco Mundial Paula Rossiasco y María Dávalos - la población venezolana en Perú es principalmente joven (alrededor del 42% tiene entre 18 y 29 años) y proviene en su mayoría de zonas urbanas. Está compuesta de grupos familiares, incluyendo a unos 117 mil niños. También está altamente calificada: el 57% de los venezolanos en edad de trabajar en el Perú tienen estudios superiores, y de ellos, la mitad ha completado su carrera universitaria.

¿Cómo aprovechar este potencial?

Se ha estimado que, de insertar a estos migrantes en el mercado formal, el valor agregado de la productividad laboral en Perú podría incrementarse un 3,2 %. Aun cuando los migrantes venezolanos están en el sector informal – el 50% de ellos trabaja en el área de servicios - y reciben salarios menores que los trabajadores locales, podrían generar un ingreso fiscal neto de unos 2.256 millones de soles anuales (unos 670 millones de dólares) gracias al aumento de la demanda agregada y el recaudo de impuestos. Esto equivale a más del 12 % del presupuesto público del sector salud del país para 2019.

Esto es dinero contante y sonante que usarían para comprar bienes y contratar servicios en el Perú, contribuyendo al crecimiento del país.

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¿En que trabajan los venezolanos en el Perú?

“Hola hija, ¿cómo amaneciste?” La relación de Paola Soto con sus familiares es meramente virtual. A tres países de distancia, su padre la saluda todas las mañanas por Whatsapp. Desde hace más de un año y medio esta médica cirujana huyó de su Venezuela natal y con mucha perseverancia logró insertarse en el mercado laboral peruano.

La policlínica donde atiende es una mixtura de nacionalidades. Atiende junto a médicos cubanos, enfermeras peruanas y profesionales colombianos. Todos los estudios y la experiencia profesional de Paola están puestos al servicio de la salud de quienes hoy atiende. 



Sumérjase en otras historias de venezolanos en Perú: Mecánico de día, salsero de noche | Budare, un crisol de nacionalidades latinas.

Para aprovechar los beneficios de la migración, como la experiencia y estudios de Paola, la integración entre peruanos y venezolanos debe estar en el centro de la agenda de política pública, según las expertas.

El estudio resalta que Perú debe diseñar e implementar una respuesta multisectorial que incluya:

  • Adaptar el sistema institucional y legal para facilitar la integración de migrantes y refugiados.
  • Ampliar la oferta de servicios para todos en las principales áreas receptoras.
  • Brindar mayor apoyo a la población migrante más vulnerable.
  • Combatir los mitos que refuerzan la discriminación y la xenofobia.

Este éxodo es inevitable. Nunca tanta gente había abandonado su país en tan poco tiempo. Sin embargo, Latinoamérica puede transformar esta crisis en una oportunidad.


HISTORIAS DE MIGRANTES

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