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ARTÍCULO Marzo 26, 2020

De cazador a conservacionista de la vida silvestre: Una nueva línea de defensa para la biodiversidad amenazada en Colombia

Retrato de una guacamaya

Foto: Nadège Mazars/Banco Mundial


TITULARES

  • Durante décadas, la caza ilegal y la pesca excesiva en la región colombiana de la Orinoquía contribuyeron a una disminución significativa de la biodiversidad.
  • Sin embargo, el aprovechamiento de las oportunidades de financiamiento puede apoyar nuevas opciones económicas para las comunidades locales, ayudando al mismo tiempo a proteger la gran diversidad biológica y el valor de los ecosistemas y el carbono de la región.
  • La Iniciativa sobre Paisajes Forestales Sostenibles (ISFL) del Fondo del Biocarbono (i) del Banco Mundial tiene como objetivo respaldar estos esfuerzos para crear un entorno propicio en la Orinoquía que favorezca el crecimiento económico en armonía con la protección del medio ambiente.

Jacinto Teherán era solo un adolescente cuando empezó a buscar animales silvestres en los bosques y ríos ricos en biodiversidad en la región colombiana de la Orinoquía.

«He sido de todo: pescador, agricultor y cazador. Cacé jaguares para vender la piel. La piel del tigrillo también valía mucho dinero», recordó este hombre de 60 años que vive en Puerto Carreño, una pequeña ciudad en la frontera noreste con Venezuela rodeada de muchos ríos, bosques y sabanas.

En los ecosistemas de la zona viven miles de especies, cuyas poblaciones han disminuido en los últimos años debido a la pesca excesiva y la caza.

Teherán se dio cuenta del impacto que tenía en la zona su afición por la caza solo cuando empezó a trabajar en la Fundación Omacha de Colombia, hace 16 años.

La Fundación posee una reserva natural llamada Bojonawi («nutria» en la lengua sikuani), en que se protegen a los delfines de río, los monos aulladores, los tapires, los zorros, y muchas otras especies.

Hoy, en vez de cazar, Teherán transporta en bote a investigadores y turistas hasta la reserva de la Fundación Omacha. También ha colaborado con un científico local en diversos proyectos de investigación universitarios.


"No tengo educación formal en ecología, pero gracias a [la Fundación] Omacha he adquirido muchos conocimientos sobre las ranas, las tortugas, los delfines, los jaguares, los caimanes y las serpientes, y todo eso me inspira ahora a proteger y conservar la región"
Jacinto Teheran

MULTIMEDIA

Jacinto, un conservacionista de la vida silvestre en Colombia
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El éxito de la Fundación Omacha se debe en parte a que trabaja con los habitantes locales, como Teherán, para cuidar los ríos y los bosques de la zona. Sin embargo, aún queda mucho por hacer.

Estas amenazas han empeorado debido a la falta de capacidad para hacer cumplir la ley, un alto nivel de pobreza y la información poco fiable y fragmentada sobre los territorios. En conjunto, estas realidades representan un gran obstáculo para que los encargados de tomar decisiones propongan planes y políticas sobre el uso sostenible del suelo.

Dos programas del Banco Mundial tienen como objetivo contribuir al desarrollo sostenible y la conservación de esta región, que se considera como una de las últimas fronteras agrícolas del mundo.

En mayo de 2019, Colombia inició (i) su Proyecto de Desarrollo Sostenible con Bajos Niveles de Emisión de Carbono en la región de la Orinoquía, con el apoyo de la Iniciativa sobre Paisajes Forestales Sostenibles (ISFL) del Fondo del Biocarbono (i). El proyecto es administrado por el Banco Mundial y recibe el respaldo de diversos Gobiernos donantes, entre ellos el Ministerio Federal de Medio Ambiente, Protección de la Naturaleza y Seguridad Nuclear (BMU) de Alemania; la Iniciativa Internacional sobre el Clima y los Bosques (NICFI) de Noruega; la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE); el Departamento de Empresas, Energía y Estrategia Industrial (BEIS) y el Departamento de Asuntos Ambientales, Alimentarios y Rurales (DEFRA) del Reino Unido, y el Departamento de Estado de los Estados Unidos (DOS).

«La relación entre ecosistemas saludables y bosques saludables es indiscutible. Por ello un aspecto central del programa de la ISFL en Colombia es apoyar la protección de la biodiversidad ecológica crítica que se encuentra en paisajes en riesgo», dijo el gerente de la ISFL, Roy Parizat.

Es liderado por el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, en colaboración con el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, el Departamento Nacional de Planeación y el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales.

El Proyecto de Paisajes Sostenibles e Integrados en la Orinoquía, apoyado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), se implementa también en la Orinoquía para recopilar información sobre la biodiversidad y los servicios ecosistémicos críticos de esta región colombiana. El proyecto se focaliza en mejorar la gestión en las actuales y futuras áreas protegidas, así como en apoyar la restauración ecológica y la transición hacia sistemas productivos más sostenibles. Se espera que esta labor tendrá un impacto positivo en la importante función de regulación del agua que desempeña la región.

Ambos programas procuran crear mejores condiciones para la conservación de la biodiversidad en la Orinoquía.

«Hay muchas cosas que se pueden enseñar a la gente», dijo Teherán. «Los animales son muy importantes, y se nos está agotando lo que tenemos. No queremos perder nuestra diversidad biológica, y si no la protegemos, desaparecerá».



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