Los equipos del Banco están trabajando también con los clientes para destinar USD 1700 millones de proyectos en curso para la respuesta a la pandemia y la recuperación posterior. Esto incluye la reestructuración y la aplicación de componentes de emergencia de los proyectos, así como instrumentos de financiamiento contingente para catástrofes.
Estos primeros esfuerzos se concentran en apoyar a los sistemas de salud a abordar los desafíos inmediatos de la COVID-19. Por ejemplo, en países que van desde Afganistán y Haití hasta India, Mongolia y Tayikistán, el financiamiento ayudará a incorporar más personal médico y asegurar que estos profesionales estén bien entrenados y capacitados para prestar la atención de emergencia. En países como Ecuador y la República Kirguisa, permitirá asegurar que las actividades de difusión pública entreguen mensajes categóricos de protección y prevención a los ciudadanos en el corto y mediano plazo. Y en Djibouti, Etiopía y Yemen, entre otros países, el aumento de recursos para combatir la pandemia apoyará los esfuerzos de largo plazo destinados a fortalecer y crear la capacidad de los sistemas sanitarios nacionales.
La República Democrática del Congo representa un ejemplo ilustrativo de la gama de ayuda que proporcionarán los proyectos del Banco, abarcando desde la detección temprana del virus hasta el seguimiento de los contactos de los infectados; un cordón sanitario para limitar la propagación desde la capital del país, y campañas a gran escala de información pública. El financiamiento servirá también para equipar y rehabilitar instalaciones de atención primaria esenciales de modo que puedan funcionar conforme a los niveles necesarios para combatir la pandemia.
En Pakistán, la asistencia del Banco será crítica para facilitar la enseñanza a distancia para 50 millones de niños cuyas escuelas se encuentran cerradas. En este país, el financiamiento de emergencia permitirá también entregar alimentos básicos a 40 000 personas cuyo traslado se limitará por hasta seis meses, y capacitar a trabajadores sanitarios para detectar y ayudar a prevenir la violencia de género en los hogares bajo cuarentena.
Además de los proyectos del Banco Mundial, el financiamiento de emergencia incluye USD 8000 millones de la Corporación Financiera Internacional (IFC), entidad ya está realizando esfuerzos para ayudar al sector privado a hacer frente a la pandemia. Experiencias obtenidas de crisis anteriores muestran que mantener la solvencia de las empresas es clave para salvar empleos y limitar el daño económico. Junto con nuevas inversiones, IFC está ofreciendo apoyo a sus clientes en materia de financiamiento para el comercio y capital de trabajo. Numerosas iniciativas del Grupo Banco Mundial seguirán también concentrándose en las pequeñas empresas, para que estas puedan reanudar su contribución clave al crecimiento y la creación de empleos en diversos países clientes.
Complementando la asistencia directa a los Gobiernos y las empresas privadas, El Banco Mundial se está comunicando con proveedores en nombre de los Gobiernos para ayudar a garantizar que los primeros puedan llevar a cabo su trabajo durante esta situación de emergencia mundial.
El programa económico más amplio del Grupo Banco Mundial va cobrando forma rápidamente y podría proporcionar hasta USD 160 000 millones en asistencia para los países clientes durante los próximos 15 meses. Uno de sus primeros componentes serán las garantías de préstamos aceleradas por valor de USD 6000 millones que otorgará el Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones (MIGA). Estas permitirán comprar material médico urgente y proporcionar capital de trabajo a las empresas, incluidos los pequeños emprendimientos, y apoyar al mismo tiempo las necesidades de financiamiento a corto plazo de los Gobiernos.
A través de financiamiento y una amplia gama de apoyo técnico, el Grupo Banco Mundial trabajará para ayudar a los países a reducir el tiempo que les llevará la recuperación y sentar las bases para el crecimiento futuro. Y todos los esfuerzos para combatir la COVID-19 se concentrarán en las soluciones que puedan ayudar a los países a asegurar la protección de sus habitantes más pobres y más vulnerables y restablecer las oportunidades para dichas poblaciones.