Imagine que una de las claves para mejorar la salud, la productividad económica y la dignidad personal, y para aumentar el bienestar ambiental se encontrara literalmente frente a su casa. Imagine que un medio sencillo de alcanzar tantos beneficios estuviera tan cercano. Imagine ahora que no pudiera aprovecharlos por falta de dinero, escasez de información o preocupación por algunas normas sociales.
Muchas personas del mundo entero viven esta triste realidad cotidiana. La razón es que, pese a los grandes avances realizados en el suministro de infraestructura de alcantarillado en zonas urbanas, un gran número de personas, entre ellas el 28 % de la población de las ciudades de América Latina y el Caribe, sigue sin conexión a los conductos cloacales tendidos frente a su casa. Es decir que, pese a estar muy próximos a esta infraestructura vital, muchos hogares no se han conectado al sistema y, por lo tanto, tienen más probabilidades de sufrir enfermedades tales como la diarrea, de perder días de trabajo por estas enfermedades (i) y de vivir sin la comodidad y la privacidad que implica el acceso a los servicios de saneamiento gestionados de manera segura. Y los beneficios más amplios para la salud pública y el medio ambiente no se concretarán a menos que todos los hogares tengan conexión con el alcantarillado construido en las calles.
En un informe del Banco Mundial y de la Alianza Mundial para la Seguridad Hídrica y el Saneamiento (GWSP) titulado ‘Connecting the Unconnected’ (Conectar a quienes no están conectados) (i), que se dio a conocer hoy, se exponen los motivos por los cuales tantos hogares continúan postergados y no se conectan al tendido antiguo o a las redes cloacales nuevas. A partir del análisis de buenas prácticas aplicadas en todo el mundo, se describen los factores que deben tenerse en cuenta para trazar un programa eficaz de conexión al alcantarillado. También se presentan un panorama general de la situación y enseñanzas extraídas de experiencias internacionales, con el propósito de detectar elementos que puedan ayudar a maximizar las conexiones, en especial de los hogares de bajos ingresos, y se basen en los principios del saneamiento inclusivo en toda la ciudad.
Se publica bajo los auspicios de la iniciativa Saneamiento Inclusivo en Toda la Ciudad (CWIS) (i), que tiene por objeto modificar el paradigma del saneamiento urbano para centrarlo en la cadena completa de servicios de saneamiento y en el acceso para todos, especialmente la población pobre, y promueve una variedad de soluciones –tanto individuales como colectivas, centralizadas o descentralizadas– adaptadas a las realidades de las ciudades, en crecimiento en todo el mundo. La iniciativa no se limita a la construcción de obras de infraestructura; antes bien, tiene interés especial en la prestación de servicios y las condiciones que la posibilitan. Cuando, efectivamente, el alcantarillado forma parte de la respuesta de una ciudad al saneamiento, se observa un problema recurrente: pese a la proximidad de la red troncal de desagüe, muchas familias optan por no conectarse, decisión que obedece a varios motivos sociales, económicos o de otra índole.
En el informe se indican las diversas razones por las cuales algunas familias no se conectan a los sistemas de alcantarillado.
En primer lugar, muchos hogares carecen del dinero necesario para costear los cargos de conexión, realizar las obras de plomería complementarias dentro de la casa o pagar mensualmente las facturas del servicio una vez conectados. En primer lugar, muchos hogares carecen del dinero necesario para costear los cargos de conexión, realizar las obras de plomería complementarias dentro de la casa o pagar mensualmente las facturas del servicio una vez conectados. La mayor parte de los hogares no conectados son pobres: por ejemplo, en Argentina, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua y Uruguay, las tasas de acceso del quintil más pobre de la población de la región son más de un 40 % inferiores a las del quintil más rico.
En segundo término, suele haber falta de información o se requieren demasiados trámites burocráticos. Algunas empresas de servicios públicos ofrecen orientación escasa, confusa o inútil sobre la forma de conectarse a la red de alcantarillado, mientras que otras simplemente no suministran información al respecto a las familias. En algunos casos, los procedimientos resultan muy complicados, ya que muchas autoridades exigen demasiado papeleo. Por otra parte, menos de un tercio (i) de la población mundial tiene derechos legalmente registrados sobre su tierra y su vivienda, lo que crea otros obstáculos.
Por último, las normas sociales o la falta de incentivos pueden desanimar a las familias. Si los líderes y otras personas influyentes de la comunidad no conectan su casa al sistema de desagües, algunos vecinos pueden considerar que no es necesario hacerlo. Muchos hogares cuentan con su propio sistema de saneamiento, y las familias probablemente desconocen los perjuicios que este puede ocasionar a sus miembros, a la comunidad y al medio ambiente en general. Al disponer de un sistema de saneamiento ad hoc y no comprender sus desventajas, los pobladores pueden rehuir el cambio.
Sin embargo, la eliminación segura de las aguas residuales de todas las partes de la ciudad no solo es crucial para el bienestar físico y económico de la población, sino también para la ciudad en su conjunto. Si sus habitantes están demasiado enfermos para trabajar, las ciudades reducirán su productividad económica. Si la salud pública es deficiente, aumentará la demanda de servicios médicos esenciales. Si, en una ciudad, las condiciones de vida son insalubres, se perderán oportunidades de explotar la recreación y el turismo. Y si las viviendas no se conectan a las redes cloacales, las plantas de tratamiento de aguas residuales alimentadas por el alcantarillado estarán subutilizadas y no funcionarán correctamente, lo que afectará su eficiencia operativa.
Por otra parte, si los hogares no se conectan y, por lo tanto, no pagan las tarifas por alcantarillado, la empresa que administra las redes y las plantas de tratamiento recibe menos ingresos, lo que puede redundar en una operación inadecuada y en la postergación de los trabajos de mantenimiento de la infraestructura de las redes y las plantas y, con el tiempo, en su deterioro; como consecuencia, se agravará la contaminación ambiental, y la salud pública de la comunidad se verá más perjudicada.
Por estos motivos, conectar las viviendas al tendido antiguo o a las redes cloacales nuevas puede proporcionar numerosos y variados beneficios a la sociedad. En el informe se describen sistemáticamente estrategias que permiten llevar a la práctica estos objetivos basándose en buenas experiencias internacionales.
Primero, el eje debe ser el cliente. A menudo, los proyectos de inversión se centran demasiado en las tuberías y no prestan suficiente atención a las personas. Se debería procurar la participación de los hogares desde las primeras etapas del proceso de diseño de un nuevo proyecto de alcantarillado o del desarrollo de un programa de conexión a la red cloacal, y asegurar la intervención de los miembros de la comunidad que gocen de credibilidad y capital social. Mediante esas actividades de difusión, se debe informar cabalmente a las familias acerca de las oportunidades y las consecuencias derivadas de la conexión al alcantarillado; asimismo, se les dará el espacio necesario para que indiquen sus necesidades y sus preferencias específicas. Las enseñanzas recogidas de las actividades de difusión deben configurar las soluciones empleadas en el programa de alcantarillado. Es preciso iniciar las conversaciones antes de comenzar el diseño y, desde luego, antes de comenzar a cavar.