"No hay duda de que la COVID-19 afectó nuestras vidas (i) durante este año. La mayoría de nosotros lo pasamos en cuarentena, sin poder salir", dijo Hassan Sedky, activista mundial en favor de las personas con discapacidad y fundador en Egipto de una organización de desarrollo sin fines de lucro que ayuda a integrar a las personas con discapacidad. "Pero... si eres un discapacitado en un país en desarrollo, te pasas la vida dentro de tu casa, sin poder salir, porque el entorno no es accesible... o no te aceptan por tu discapacidad".
Sedky no es el único que piensa de este modo.
Forma parte de los más de 1000 millones de personas (i) de todo el mundo que, según las estimaciones, tienen alguna discapacidad. La mayoría viven en países en desarrollo y se encuentran entre los grupos más excluidos de nuestra sociedad. lo que a su vez las conduce a la pobreza.
La crisis mundial provocada por la COVID-19 agrava estas desigualdades (PDF, en inglés) y expone las profundas grietas existentes que dan lugar a la exclusión. Si en la recuperación no se aplica un enfoque inclusivo (i), que tenga en cuenta el impacto desproporcionado de la COVID-19 en las personas con discapacidad, esta población corre el riesgo de quedar rezagada.
que puede abarcar también el acceso a la información. La gran brecha digital ha complicado el aprendizaje para las personas con discapacidad, especialmente para las que ya viven por debajo de la línea de pobreza.
En un momento en que la crisis continúa generando consecuencias de amplio alcance, surge claramente una pregunta: ¿cómo podemos abordar las desigualdades sistémicas de larga data que se han puesto al descubierto?
El tema del Día Internacional de las Personas con Discapacidad (i) de este año ("Reconstruir mejor: Hacia un mundo posterior a la COVID-19 más sostenible, accesible e inclusivo de la discapacidad") plantea precisamente esa misma pregunta. Su objetivo es generar mayor conciencia en el mundo sobre el desarrollo inclusivo de la discapacidad (que el Banco respalda), especialmente en respuesta a la pandemia de COVID-19.
La inclusión significa empoderar a todos para que participen en el proceso de desarrollo y se beneficien de él, y es un elemento fundamental para las iniciativas de desarrollo que lleva adelante el Banco. Con este enfoque se reconoce a las personas con discapacidad como beneficiarias de todos los proyectos, al tiempo que se llevan a cabo iniciativas específicas referidas a la discapacidad a fin de abordar los principales obstáculos a la inclusión.
"Para mí, un futuro sostenible, accesible e inclusivo de las personas con discapacidad implica incorporarlas en la recuperación y la respuesta en el área de la gestión social", dijo Ashura Michael, otra activista y líder juvenil. Según esta joven keniana, que padece sordera, esto es fundamental si se busca hacer realidad la promesa de "no dejar a nadie atrás".
El eje central de la labor del Banco Mundial es la inclusión de los más vulnerables, entre ellos las personas con discapacidad. Durante la Cumbre Mundial sobre la Discapacidad de 2018, el Banco Mundial anunció un conjunto de 10 compromisos referidos a la inclusión de la discapacidad. Estos incluyen garantizar que para 2025 todos los proyectos de educación de la institución sean inclusivos respecto de la discapacidad, aumentar el número de personal con discapacidades dentro del Banco y promover el Marco sobre Inclusión de la Discapacidad y Rendición de Cuentas (i). Mediante el Marco Ambiental y Social (MAS), el Banco ha afianzado su promesa de luchar contra la discriminación y los prejuicios, específicamente los que afectan a los grupos vulnerables o desfavorecidos. Por otro lado, el paquete de financiamiento de la decimonovena reposición de los recursos de la Asociación Internacional de Fomento (AIF-19) (i), el fondo del Banco Mundial para los más pobres, contiene seis compromisos en relación con la discapacidad y constituye una oportunidad para garantizar la inclusión de las personas con discapacidad en los proyectos del Banco.
El Banco ha adoptado diversas medidas para apoyar a las personas con discapacidad durante esta crisis, entre las que figura la redacción de un documento (i) en el que se describe el impacto desproporcionado que sufren los niños con discapacidad. Teniendo en cuenta estos riesgos, en los proyectos encuadrados en el MAS se ha incluido a las personas con discapacidad, al igual que en el trabajo del Banco con los sistemas de protección social. El Banco también está trabajando con diversos asociados a fin de elaborar listas de verificación para los proyectos sobre COVID-19 en las que se contemple la discapacidad y brindar orientaciones sobre cómo llevar adelante la reconstrucción teniendo en cuenta a las personas con discapacidad. En resumen, el Banco está desplegando herramientas analíticas y recursos para que los responsables de tomar decisiones y las comunidades de todo el mundo elaboren políticas más adecuadas que permitan a las personas con discapacidad llevar una vida mejor.
Si bien la pandemia de COVID-19 ha generado una crisis humana sin precedentes, también ofrece una oportunidad para repensar la inclusión de la discapacidad.
"Por primera vez, el mundo ha experimentado el autoaislamiento. Y yo sé exactamente cómo se siente: hace 12 años que uso una silla de ruedas", dijo Muniba Mazari, defensora de las personas con discapacidad y embajadora de buena voluntad de ONU Mujeres de Pakistán. "Seamos más amables y más abiertos con los demás. Este es el momento de ser más considerados y mostrar más empatía".