¿De dónde proviene la metodología y cómo se utiliza?
El cálculo de los cobeneficios climáticos se basa en las metodologías conjuntas de los bancos multilaterales de desarrollo para monitorear el financiamiento climático destinado a la adaptación y mitigación (publicadas en el informe anual conjunto sobre financiamiento climático de los bancos multilaterales de desarrollo) (PDF, en inglés). Las metodologías se perfeccionan periódicamente. Por ejemplo, se está revisando una nueva metodología para el financiamiento de la mitigación del cambio climático con el objetivo de comenzar el seguimiento en 2021.
A lo largo del ciclo de preparación de los proyectos, los equipos regionales encargados del tema climático y nosotros en el Equipo de Asesoramiento y Operaciones del Grupo de Cambio Climático trabajamos junto con los equipos de los proyectos y los expertos sectoriales, y otras unidades de apoyo de todo el Banco, para asegurar que las consideraciones climáticas se reflejen en el diseño de los proyectos. Una vez que los proyectos se finalizan y se presentan al Directorio Ejecutivo para su aprobación, proporcionamos una evaluación final de los cobeneficios.
Nuestro riguroso proceso de consulta y revisión interna garantizan que las metodologías se apliquen de manera coherente. Y publicamos una lista de todos los proyectos que se etiquetan con cobeneficios anualmente (vea, por ejemplo, nuestros datos del ejercicio de 2019) (PDF, en inglés).
¿Se miden de manera diferente los cobeneficios de adaptación y de mitigación?
. Para las actividades de mitigación, una reducción de 1 tonelada de emisiones de CO2 tiene el mismo impacto independientemente de dónde estén localizadas las actividades, y es posible definir listas de actividades típicas que apoyan un camino hacia el desarrollo con bajas emisiones de carbono.
Por otro lado, las actividades de adaptación son específicas para cada proyecto y lugar; las necesidades de adaptación de un proyecto pueden ser diferentes de las de otro proyecto dependiendo de su ubicación y vulnerabilidad al cambio climático. A diferencia de las actividades de mitigación, no es posible producir una “lista de actividades de adaptación” independiente que se pueda usar en todas las circunstancias. De manera que, cuando nos preparamos para asignar cobeneficios de adaptación, nos hacemos las siguientes tres preguntas y buscamos las pruebas en el diseño del proyecto:
1. Cómo afectará un clima cambiante al proyecto, no solo los eventos climáticos que siempre se han producido, sino también los eventos climáticos que se esperan en el futuro;
2. Si el proyecto tiene la intención de abordar estas vulnerabilidades climáticas, y
3. Qué medidas o consideraciones incorporará el proyecto en su diseño para abordar las vulnerabilidades.
Se podría pensar que la asignación de los cobeneficios de mitigación es más fácil de acuerdo con esta explicación. Pero la lista de actividades de mitigación se somete a un examen técnico riguroso para asegurar que incorporamos las actividades que contribuyen a la reducción de emisiones a largo plazo y permiten una trayectoria de desarrollo con bajas emisiones de carbono en los países.
A pesar de sus enfoques diferentes, ambas metodologías monitorean el financiamiento para el clima y generan datos sobre este de manera granular. En otras palabras, los informes sobre el financiamiento para iniciativas vinculadas con el clima cubren solo elementos o proporciones de proyectos que contribuyen de manera directa o promueven la adaptación o la mitigación.
¿Qué más deberíamos medir?
Los cobeneficios climáticos son una métrica importante. Nos indican cuánto financiamiento se destinó a la acción climática, incluidos los proyectos que mitigan el cambio climático (como el desarrollo de la energía solar), o los proyectos que promueven la adaptación (como la rehabilitación de tierras agrícolas afectadas por la sequía). Y no cabe duda de que la fijación de un objetivo de financiamiento para el clima nos impulsó aún más a considerar el cambio climático en una serie de intervenciones de desarrollo, con el resultado de que hemos integrado con éxito la acción climática en todos nuestros proyectos.
Pero los cobeneficios no muestran toda la historia de estos esfuerzos. Con las nuevas métricas se trata de ir más allá de la medición de la información climática para medir los impactos y los resultados climáticos de nuestros proyectos. Por ejemplo, todos los proyectos de la AIF (PDF, en inglés) con al menos un 20 % de cobeneficios climáticos ahora deben incluir al menos un indicador relacionado con el clima para ayudarnos a medir el impacto climático de nuestras inversiones y darnos la confianza de que lo que estamos invirtiendo se traduce en una acción climática sobre el terreno. También estamos aplicando de manera experimental un nuevo Sistema de Calificación de la Resiliencia (i) para calificar el grado de planificación de un proyecto en relación con los riesgos climáticos y el fomento de la resiliencia de las personas. Con estas nuevas métricas se trata de ir más allá de los cobeneficios climáticos y avanzar hacia un enfoque que articule mejor la propuesta de valor total de la acción climática del Banco. El desarrollo y consolidación de estas métricas de próxima generación es un objetivo importante para el Grupo de Cambio Climático en los próximos meses.