La noche del 16 de abril de 2016 es un momento que Joselías Sánchez nunca olvidará. Mientras compartía junto a su esposa e hijo en su casa en Manta, Ecuador, un fuerte movimiento los puso en alerta. Se trataba de un terremoto que estremeció todo el país. Al salir a las calles, y en palabras de Joselías, solo pudo encontrar “destrucción, oscuridad llena de dolor, llanto en medio de la noche, alaridos y gritos”.
“Todo estaba como detenido en el tiempo,” agregó Joselías. Para él, como para otros miles de ecuatorianos, este terrible momento dejó escenas de terror y tragedia, pero también ejemplos de solidaridad humana. Mirando al futuro, Joselías deseaba que el terremoto fuera “una lección de historia”.
Un punto de inflexión
El 16 de abril se cumplió el quinto aniversario del terremoto de Pedernales, que con una magnitud 7,8 Ml, se considera como el más destructivo de la historia reciente de Ecuador. El terremoto causó fuertes daños, principalmente en las zonas de mayor vulnerabilidad física y socioeconómica, y dejó un balance total de 676 fallecidos, 6.274 heridos y 80.000 desplazados. Los estragos causados en 51 establecimientos de salud y 886 centros educativos, complicaron seriamente el acceso para muchas personas a servicios sanitarios y educativos durante meses.
El Gobierno de Ecuador estimó que los costos de reconstrucción para las zonas afectadas ascendían a 3.300 millones de dólares, principalmente en los sectores social, productivo y de infraestructura, por orden de afectación. El impacto del terremoto provocó la destrucción de alrededor de 21.823 empleos y generó 515 millones de dólares en pérdidas (en términos de flujos perdidos) en el sector productivo.
Invertir en la respuesta, recuperación y resiliencia ante desastres
En respuesta a este catastrófico evento, el Banco Mundial y el Gobierno de Ecuador reforzaron su colaboración para fortalecer el sistema nacional de gestión del riesgo de desastres y así aumentar la resiliencia ante catástrofes y emergencias de distinta índole.
En el proceso, el proyecto de mitigación de riesgos y respuesta ante emergencias ha servido como catalizador de diversas actividades de asistencia técnica financiadas por el Fondo Mundial para la Reducción y Recuperación de los Desastres (GFDRR). En estas actividades, el Banco Mundial apoyó el desarrollo de estrategias, lineamientos y guías técnicas clave para la gestión de riesgo de desastres, con el fin de mejorar la capacidad de las entidades ecuatorianas en mitigación, respuesta y recuperación ante desastres y emergencias.