Un año y medio después del inicio de la pandemia de COVID-19 (coronavirus), la economía mundial está en condiciones de lograr en 2021 su recuperación posterior a una recesión más sólida en 80 años. Pero se prevé que el repunte será desigual entre los países, ya que las principales economías parecen estar listas para registrar un fuerte crecimiento, si bien muchas economías en desarrollo están rezagadas.
Se espera que el crecimiento mundial se acelerará en un 5,6 % este año, y esto se deberá en gran medida a la fortaleza de las principales economías como Estados Unidos y China. Y aunque el crecimiento de casi todas las regiones del mundo ha sido revisado al alza para 2021, muchas continúan afrontando la COVID-19 y sus posibles largos efectos. A pesar del repunte de este año, se espera que el nivel del PIB mundial en 2021 será un 3,2 % por debajo de las previsiones anteriores a la pandemia, y se anticipa que el PIB per cápita entre muchos mercados emergentes y economías en desarrollo se mantendrá por debajo de los niveles máximos previos a la COVID-19 durante un periodo extenso. A medida que sigan apareciendo nuevos brotes de la pandemia, esta marcará el rumbo de la actividad económica mundial.
Se espera que Estados Unidos y China contribuyan cada uno con aproximadamente una cuarta parte del crecimiento mundial en 2021. La economía estadounidense se ha visto reforzada por un apoyo fiscal a gran escala; se espera que la vacunación se generalice a mediados de 2021, y que el crecimiento alcance el 6,8 % este año, el ritmo más rápido desde 1984. En tanto, se proyecta que la economía china —que no se contrajo el año pasado— crecerá un sólido 8,5 % y que se moderará a medida que el país se concentra en reducir los riesgos para la estabilidad financiera.
Secuelas duraderas
Se anticipa que los mercados emergentes y las economías en desarrollo se expandirán un 6 % este año, impulsados por el aumento de la demanda externa y de los precios de los productos básicos. Sin embargo, la recuperación de muchos países se ve limitada por el resurgimiento de casos de COVID-19, la vacunación desigual y el retiro parcial de las medidas gubernamentales de apoyo económico. Si se excluye a China, se prevé que el crecimiento será más moderado, de 4,4 %. A largo plazo, las perspectivas de los mercados emergentes y las economías en desarrollo se verán probablemente mermadas por las secuelas de la pandemia: el deterioro de las habilidades por la pérdida del empleo y de la escolaridad; una fuerte caída de la inversión; mayores cargas de la deuda, y mayores vulnerabilidades financieras. Se prevé que el crecimiento de este grupo de economías será moderado, de 4,7 %, en 2022, a medida que los Gobiernos retiren gradualmente el apoyo en materia de políticas.
Entre las economías de ingreso bajo, donde la vacunación se ha retrasado, el crecimiento se revisó a la baja, y se espera que será de un 2,9 %. Si no se considera la contracción del año pasado, este sería el ritmo de expansión más lento en dos décadas. Se prevé que el nivel de producción del grupo en 2022 será un 4,9 % menor en comparación con lo proyectado antes de la pandemia. Las economías de ingreso bajo afectadas por fragilidad y conflicto han sido las más perjudicadas por la pandemia, y los aumentos del ingreso per cápita han retrocedido al menos una década.