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ARTÍCULO Agosto 30, 2021

El sueño de tener agua propia y constante


Milagros Rosario Candelier tiene un sueño. “Quiero que la gente no sufra para bañarse, para cocer los alimentos o para limpiar la casa; quiero que el agua llegue a todos los hogares”.

Ella tiene agua, pero sale de los grifos de su casa a duras penas. En Moca, al norte de República Dominicana, donde vive con dos hermanas, el agua “no llega con tanta fuerza, pero nos abastecemos; tenemos tanques para que, si hay escasez, no tengamos esa dificultad”, afirma con una mezcla de resignación y esperanza, que ha cultivado en sus años como representante de la junta de vecinos de Moca.

Milagros no está sola. Contar con agua constante es un sueño que está fuera del alcance de la mayoría en República Dominicana.

Aunque el acceso a agua potable y saneamiento básico es casi universal (lo tiene un 97% y 84% de la población, respectivamente), esta cobertura no refleja la calidad de la infraestructura y los servicios.

Seis de cada 10 hogares urbanos y la mitad de los hogares rurales reportan un suministro de agua intermitente. Más de dos tercios recurre a tanques, bombas o cisternas para almacenar agua para el consumo diario.

Pero eso no es todo: la deficiente calidad del servicio en los hogares más vulnerables los obliga a recurrir a agua embotellada, que es más cara. 

Con el paso de los años y el crecimiento de la economía, la situación cada vez es peor: en 1990 el 13% de la población urbana y el 0.7% de la rural utilizaba agua embotellada como fuente de agua potable. En 2016, según el último registro, esa cifra ascendía a 89% de la población urbana y a 68% de la población rural.

Y la población vulnerable es la que más sufre.

Habitante de Espalliat, República Dominicana recolectando agua. Foto: Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Moca (CORAAMOCA)

Habitante de Espaillat recolectando agua. Foto: Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Moca. 

 

El 40% más pobre de los hogares destina 12% de sus ingresos al agua y, de ese porcentaje, 95% es para agua embotellada que adquiere de empresas privadas. “Lo razonable, según investigaciones globales, es destinar un 5% de los gastos del hogar a servicios de agua y saneamiento”, sostiene Craig Kullmann, especialista en agua y saneamiento del Banco Mundial.

A esto se suma que dos tercios de los hogares dominicanos tampoco tiene conexiones cloacales que permitan el tratamiento de las aguas residuales, lo que aumenta la amenaza de enfermedades por la contaminación de las aguas subterráneas.

La pregunta entonces es: ¿Por qué el acceso a este recurso vital sigue siendo limitado en República Dominicana?

“El sector del agua y saneamiento está atrapado en un círculo vicioso”, afirma Kullmann, quien participó en un análisis sobre los servicios públicos de agua y saneamiento del país, como parte de una revisión del gasto público realizada por el Banco Mundial a solicitud del gobierno.

“Los ingresos de las empresas de servicios de agua y saneamiento suelen crecer más lentamente que sus costos debido a su intención de no cargar a los usuarios los incrementos en energía, insumos químicos y personal, y ello reduce los fondos disponibles para mantenimiento”, explica.

Esto explica, según el experto, las rupturas en las tuberías y las consiguientes fugas de agua.

Así, el servicio empeora y se hace aún más difícil para la empresa aumentar sus ingresos por facturación y cobranza, exigiendo el pago a usuarios disconformes. La situación se agrava más aun con las conexiones ilegales y el uso excesivo de agua para fines agrícolas o inapropiados, sin que se mida y facture su consumo real.

El suministro de agua a los hogares se torna errático y esto erosiona la confianza en los proveedores públicos y desincentiva a los hogares a pagar por ellos, lo que baja las tasas de cobranza, y a su vez, desestabiliza la posición financiera de las empresas para invertir, según Kullmann.

Hoy el agua no facturada oscila entre el 45% y el 95%, según los proveedores. Pero, “dadas las bajas tarifas y algunas ineficiencias en los gastos, aunque las empresas facturaran el 100% del agua, tampoco podrían equilibrar sus finanzas”, sostiene.

Por ello, el gobierno central realiza transferencias a los prestadores para que puedan afrontar sus gastos. Aunque -afirma el experto- esto genera una falsa sensación de seguridad financiera que reduce la motivación para buscar mayor eficiencia en la operación y mantenimiento de los servicios.

Datos oficiales entre 2014 y 2018 muestran que el estado transfirió 80 millones de dólares anuales a las empresas públicas para cubrir gastos corrientes, resultando una carga muy pesada para las finanzas nacionales y, paradójicamente, atentando contra la mejora de los servicios.

“Esto debe modificarse si se quiere que la población goce de buenos servicios”, enfatiza Kullmann.

El debate sobre las reformas del agua potable y saneamiento, que lleva ya dos décadas, ha sido infructuoso.  Mientras tanto, el costo de este servicio deficiente se ha tornado altísimo tanto para los consumidores como para el gobierno.

“La nueva administración de Luis Abinader se ha comprometido a cambiar la situación del sector y desde el Banco Mundial continuaremos apoyando el compromiso del país por invertir más, ampliar los servicios y mejorar la calidad y eficiencia del sector”, afirma Alexandria Valerio, representante del Banco Mundial en la República Dominicana. Para esto se creó el Gabinete del Agua que pondrá en marcha una estrategia a 15 años con una inversión de 8.850 millones de dólares para presas, sistemas de riego más eficiente, mejoramiento de servicios de agua potable y colección y tratamiento de aguas residuales y reducción de contaminación. También se espera lograr un Pacto de Agua con la población que permita la preservación y disponibilidad del agua en el futuro”, indica.

En apoyo a estos esfuerzos, el Banco Mundial aprobó un préstamo por 43,5 millones de dólares para mejorar los servicios de agua potable y saneamiento en los municipios de Moca y Gaspar Hernández, en la provincia de Espaillat. Allí 105.000 personas podrán acceder a un servicio ininterrumpido de agua potable, 12.700 de las cuales tendrán una conexión de agua por primera vez. Además 90.000 personas accederán al servicio de tratamiento de aguas residuales y 47.000 a nuevas conexiones cloacales.

“Es una bendición para nuestra provincia y estaremos eternamente muy agradecidos”, dice Milagros, en representación de 200 juntas de vecinos de barrios marginados y campos que caracterizan a la zona.  

La mayoría de los hogares en esa provincia reciben agua dos o tres veces por semana por 6-8 horas y solo quienes tienen más dinero logran almacenarla, una situación que no es exclusiva de esa zona y que ha tendido a agravarse durante la pandemia. 

Algunas claves para mejorar la calidad del servicio son: 1) Establecer un liderazgo consensuado en el sector y regularlo; 2) Realizar un monitoreo del desempeño de las empresas; 3) Aumentar el ingreso de los proveedores sin perjudicar a los más vulnerables.

También es clave valorar el agua, reducir las pérdidas y trabajar para generar confianza entre usuarios y empresas públicas, según se expresa en el documento de revisión de gasto.

Milagros es consciente de que se debe trabajar en generar esa confianza: concientizando a la gente a que pague el servicio a tiempo y enseñe a las nuevas generaciones a aprovecharla bien y a no desperdiciarla para que pueda llegar a todos.

“Porque eso es de justicia: que todo el mundo tenga agua en su casa”, concluye.


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