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ARTÍCULO Noviembre 05, 2021

Manta, transformación subterránea para el futuro

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El puerto de Manta en la provincia de Manabí es en la actualidad una de las ciudades más pujantes del Ecuador.  Quien la conoce por primera vez, o quien la visita después de mucho tiempo notará una urbe vibrante y activa, con infraestructura comercial de primer orden, grandes avenidas y una población trabajadora y sobre todo optimista.

Es una realidad sorprendente ya que al igual que al resto del país (y del planeta), la ciudad ha sufrido los embates de la pandemia del Covid-19, pero además, apenas han pasado 5 años de un fuerte terremoto que afectó sensiblemente algunos sectores de la ciudad.

“Manta ha tenido algunas particularidades importantes que ha debido enfrentarlas en su debido tiempo”, afirma el alcalde Agustín Intriago, refiriéndose a estos dos eventos, “sin embargo considero que la actitud de la gente, su visión de desarrollo, su mística de trabajo es lo que le permite surgir día a día”.

Y es ese ímpetu manabita el que permitió implementar uno de los proyectos más ambiciosos y transformadores de los últimos tiempos en una ciudad ecuatoriana.  Gracias a un crédito de USD$ 100 millones otorgado por el Banco Mundial, Manta se embarcó en un proceso de regeneración urbana que contempla dos ejes principales, la provisión de servicios de agua y saneamiento y la vialidad con énfasis en la accesibilidad y movilidad.


Agua para todos

“La situación de agua y saneamiento previo al crédito del Banco Mundial era deplorable,” afirma Miguel Cevallos, gerente general de la Empresa Pública Aguas de Manta, “teníamos redes construidas desde hace 30, 40, 50 años en sitios céntricos de la ciudad”.

En lugares como calle 13, en el centro de Manta, no se había realizado jamás una renovación, por lo que las aguas conducidas a través de estos sistemas se filtraban por debajo del asfalto.

En otras zonas como en la vía a Barbasquillo o la Av. Flavio Reyes se acumulaban las aguas de lluvias, provocando estancamientos e inundaciones.

“Las aguas de lluvias se conducían a través de un canal abierto donde lamentablemente fallecieron dos personas en dos accidentes diferentes”, dice Cevallos, “ahora es un colector de aguas de lluvias que está soterrado y encima hay un área verde”.

El crédito del Banco Mundial sirvió para renovar acueductos y redes, pero también se repotenciaron estaciones de bombeo como la Estación Ceibal, la más grande de la ciudad que abastece a 200 mil personas y las estaciones Río de Oro y Casa Lagarto que complementan al otro lado de la ciudad.  También se construyeron tres tanques de almacenamiento de 2500m3 cada uno con tecnología de punta que permiten distribuir agua a toda la ciudad.

 

“Antes del proyecto teníamos un promedio de ocho a diez horas de distribución promedio, ahora hay sectores que sí tienen continuidad y pasamos a un promedio de 19,3 horas” dice el gerente de la EPAM.

“Realmente el proyecto del Banco Mundial fue el hito más significativo dentro de la planificación de la ciudad.  Actualmente hay un plan de ordenamiento territorial en donde estamos proyectando la ciudad al 2035 y las obras financiadas por el Banco Mundial son la base en la cual nuestros servicios están siendo evaluados y proyectados hacia el futuro”.

Para Iris Marmanillo, especialista en agua y saneamiento del Banco Mundial y gerente del proyecto de mejoramiento de los servicios públicos en Manta, el cambio ha sido “impresionante”, desde la gestión empresarial hasta la sustancial mejora en la calidad de vida de la mayoría de la población, sino de toda.

“Antes los medidores estaban dentro de las casas y cada cual compraba el medidor en la tienda de la esquina, eso cambió.  Ahora hay una gestión comercial, hay una gestión empresarial, están automatizando los sistemas, hay una mejora sustantiva y ya saben qué clientes tienen, hay un catastro de usuarios, están trabajando en reducir el agua no facturada, hay un cambio importante”.

Y para la especialista del Banco Mundial el éxito de este proyecto radicó en la meta común y la gran colaboración de todos los involucrados, que siempre pusieron como objetivo común el beneficio de la ciudad por encima de cualquier otro aspecto.

La regeneración hidrosanitaria de Manta generó un impacto positivo en la ciudad sin precedentes, en el que el acceso al agua potable, la calidad del líquido, la protección al medio ambiente gracias a la conducción y tratamiento adecuado de aguas servidas y aguas lluvias y la implementación de tecnología de última generación han sido los componentes más importantes de esta obra. 

Junto a esta transformación radical también se realizaron obras de regeneración urbana en las calles y avenidas intervenidas.  Pero para Raúl Arboleda, gerente de obra para el GAD de Manta, “aunque la regeneración es bonita, el éxito de esta obra es lo que está enterrado bajo tierra.  Un 90% de la infraestructura en agua y saneamiento es invisible”.

El éxito del proyecto se debe en gran medida a la coordinación efectiva entre las autoridades de la ciudad y su contraparte con el Banco Mundial.  

Su implementación logró un impacto social y económico ayudando a la gente más necesitada de la sociedad y consiguiendo un mejoramiento sustancial en la calidad de vida de los manteños.




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