Parecía el inicio de un nuevo contagio financiero en los mercados emergentes.
En septiembre de 2015, las monedas de numerosas economías de mercados emergentes cayeron en picada ante los temores de que el crecimiento chino pudiera desacelerarse, y de que el banco central de Estados Unidos comenzara a subir las tasas de interés. El real brasileño, la lira turca y el rand sudafricano se hundieron hasta alcanzar valores mínimos históricos. En un titular de un medio de comunicación, la situación se describió como una carnicería para los mercados emergentes.
Colombia, sin embargo, salió indemne. Ese año, su economía creció un 3,1 %, una de las tasas más altas de la región, mientras que la pobreza y la desigualdad de ingresos retrocedieron. El país había logrado eludir la tormenta estableciendo lo que el Fondo Monetario Internacional llamó un "marco de políticas sólido" y una "respuesta normativa coordinada y proactiva". Un componente importante de este esquema fueron las diversas medidas de protección que había aplicado referidas a la gestión de la deuda pública y los riesgos, con el apoyo de un grupo de socios internacionales.
En 2011, apenas cuatro años antes, Colombia se había incorporado al Programa de Gestión de la Deuda Pública y el Riesgo (GDRM), una iniciativa del Banco Mundial patrocinada por la Secretaría de Estado de Asuntos Económicos de Suiza. Desde entonces, el país ha mejorado de forma continua su estrategia de manejo de la deuda, así como las operaciones de préstamo, la gestión de gobierno, los arreglos institucionales y la coordinación de las políticas fiscales y monetarias.
Este año, Colombia y el Programa GDRM celebran el 10o aniversario de esta asociación notablemente exitosa que ha dado resultados concretos en al menos cinco áreas importantes, que se detallan a continuación.
1) Desarrollo de una estrategia de gestión de la deuda
Dos años después de haberse sumado al Programa GDRM, Colombia dio a conocer su estrategia formal de gestión de la deuda a mediano plazo. Fue el resultado directo del trabajo de asesoría técnica brindado por el GDRM para mejorar el modelo analítico que empleaba el país para evaluar los costos y los riesgos de las diversas opciones de financiamiento. La estrategia se centró principalmente en el desarrollo de fuentes de fondos nacionales y demostró ser fundamental para generar resiliencia, como se evidenció durante las conmociones de los mercados emergentes registradas en 2015.
Esta estrategia se modificó posteriormente con una nueva versión para el período comprendido entre 2018 y 2022, en la que se introdujeron mejoras como la optimización de la política de emisión de deuda mediante el uso de diferentes monedas, tasas y plazos. Estas mejoras han permitido que el país se expandiera hacia otros mercados, incluido el del euro, para diversificar mejor el riesgo cambiario de su cartera de deuda. En la versión actualizada de este enfoque se incluye una coordinación más estrecha con la Dirección General de Política Macroeconómica de Colombia. También se tiene en cuenta el balance del país, pues en los análisis subyacentes se consideran los ingresos provenientes de la exportación de petróleo y la emisión de deuda en moneda extranjera. Por primera vez, esta versión revisada de la estrategia sirve de guía para el plan anual de endeudamiento del país.
Colombia también buscó mejorar la comunicación con los actores del mercado, para lo cual creó un sitio web dirigido a promover las relaciones con los inversionistas y organizó reuniones periódicas con los operadores primarios de títulos públicos.