Llevado esto a la región de América Latina y el Caribe, donde 52 millones de hogares tienen al menos una persona con algún tipo de discapacidad, y donde el envejecimiento acelerado se traduce en más personas con discapacidad, la necesidad se vuelve inminente.
Vulnerabilidad y discapacidad en Latinoamérica
En 1 de cada 5 hogares latinoamericanos en situación de pobreza extrema (medido por ingresos diarios de 3,2 dólares) vive una persona con discapacidad. Su vulnerabilidad aumenta si vive en zonas rurales, si esta persona es una mujer o si pertenece a una minoría étnico-racial. Durante la pandemia de la COVID-19, esa vulnerabilidad se acrecentó debido a la inaccesibilidad de las ciudades y a servicios de mala calidad.
Los datos del informe son contundentes. Más allá de la pobreza y la pandemia, el acceso a servicios básicos como la educación formal desde la primera infancia y hasta la universidad se vuelve un reto para estas personas a lo largo de su vida. Esto se debe a la falta de infraestructura, materiales pedagógicos, formación docente, entre otros.
En el ámbito laboral, las personas con discapacidad tienen menor participación. En América Latina y el Caribe, la tasa de informalidad de los trabajadores con discapacidad es, en promedio, 11 puntos porcentuales más alta, y
Dada la urgente necesidad de asegurar la inclusión de las personas con discapacidad a través de una participación igualitaria en todos los espacios, el informe recomienda considerar las siguientes acciones:
- Abordar la invisibilidad estadística ya que, si existen datos sobre las personas con discapacidad, no son lo suficientemente representativos y completos para poder atender sus necesidades.
- Ampliar la voz y participación de las personas con discapacidad, más allá de las áreas específicas relacionadas a la discapacidad.
- Cambiar los modelos mentales para reducir el estigma y la violencia, pues solo de esta manera las personas con discapacidad podrán tener una mejor calidad de vida y ser partícipes y protagonistas de su propia historia.
- Desarrollar políticas y prácticas que sean útiles y pertinentes a las realidades diferenciadas de cada persona.
- Identificar desafíos para la implementación de políticas progresivas.
“La pandemia ha enfatizado las múltiples brechas que enfrentan los grupos vulnerables, y entre estos, las personas con discapacidad. Ha sacado a la luz disparidades en acceso a servicios de salud de calidad, la brecha digital, las barreras al mercado laboral, entre otros”, afirma María Elena García Mora, especialista sénior en Desarrollo Social del Banco Mundial
“La reconstrucción nos da el espacio para fortalecer el compacto social y asegurar que nadie se quede atrás. La recuperación resiliente e inclusiva de nuestra región debe combatir las barreras que no permiten la participación efectiva de las personas con discapacidad”, agrega García Mora, quien también es una de las autoras del informe.
Finalmente, con avances más formales que reales a lo largo de la última década, el camino de las personas con discapacidad en América Latina y el Caribe debería tener menos obstáculos. Sin embargo, la exclusión sigue representando una oportunidad perdida en una región que requiere de todos sus actores para avanzar hacia una recuperación pospandemia más sostenible y duradera.
La inclusión de las personas con discapacidad fue el centro de este evento con referentes de la sociedad civil y el sector privado.