Ubicada en la península de Cabo Verde al lado de la costa atlántica de Senegal, Dakar es una de las ciudades más hermosas y vibrantes de África. Pero al igual que muchos centros urbanos afectados por el crecimiento demográfico y el cambio climático, Dakar podría enfrentar un futuro sin agua suficiente para todos. En un nuevo informe del Banco Mundial (i) se advierte que Senegal necesita priorizar con urgencia la seguridad hídrica o enfrentará serias limitaciones en su crecimiento económico, y el Gran Dakar estará especialmente en riesgo.
Estas conclusiones no sorprenden: Dakar se ha visto afectada por estrés hídrico y escasez de agua durante la última década. En respuesta, la ciudad ha demostrado que está preparada para ser innovadora. Con la ayuda de asociados y un modelo operativo en que se delega el suministro de agua y saneamiento urbano al sector privado, Dakar está trabajando para mantener el ritmo del crecimiento. Recientemente, comenzó a adoptar una manera más integral de gestionar y reutilizar sus recursos hídricos y de saneamiento, fomentando al mismo tiempo la gestión de la demanda de agua mediante la reducción de las pérdidas de este recurso. Con las aguas residuales tratadas se riegan ahora algunas de las tierras de cultivo más productivas del país en las afueras de la ciudad. Los subproductos del sistema de saneamiento se están reutilizando como fertilizantes para los campos de los agricultores, y el biogás alimenta una planta de tratamiento de aguas residuales, lo que permite ahorrar recursos y dinero.
Dakar comenzó recientemente a adoptar una manera más integral de gestionar y reutilizar sus recursos hídricos y de saneamiento, fomentando al mismo tiempo la gestión de la demanda de agua mediante la reducción de las pérdidas de este recurso.
Al igual que Dakar, un número cada vez mayor de ciudades en países en desarrollo están adoptando prácticas más sostenibles que crean un ciclo virtuoso de uso y reutilización. Tales prácticas son los pilares de una economía circular (i) en la que el agua, la energía y otros recursos se gestionan de manera sostenible, se reducen los residuos y la contaminación y se preserva el medio ambiente. Dado que el cambio climático ya exacerba los problemas de agua preexistentes en las ciudades, una nueva iniciativa (i) en la Práctica Global de Agua del Banco Mundial apoya a los países para que adopten prácticas de economía circular y generen resiliencia en el sector del agua.
Guayaquil (Ecuador) (i), por ejemplo, está abordando un problema de contaminación de las aguas residuales en sus ríos y estuarios que ya dura décadas centrándose en todos los elementos del saneamiento seguro, desde mejorar la infraestructura y la red de alcantarillado hasta garantizar que los pobres tengan cobertura y que los clientes puedan conectarse de manera eficaz a la red. La calidad del agua se monitorea aguas arriba de la ciudad, y se usa la planificación de cuencas hidrográficas para comprender mejor los factores de estrés en la calidad del agua. En dos plantas nuevas se tratarán las aguas residuales y se transformará el biogás derivado de la digestión de los lodos residuales en suficiente electricidad para satisfacer entre el 35 % y el 40 % de las necesidades de las plantas.
Chennai (India) (PDF, en inglés) respondió a la necesidad de mayor cantidad de agua en medio del rápido crecimiento industrial y demográfico volviéndose más circular y resiliente. Ordenó la recogida de agua de lluvia y se convirtió en la primera ciudad de India en reutilizar el 10 % de las aguas residuales recolectadas, y tiene previsto lograr una tasa de reutilización del 75 %. Como parte de este esfuerzo, la Junta Metropolitana de Abastecimiento de Agua y Alcantarillado de Chennai (CMWSSB, por sus siglas en inglés) vende aguas residuales tratadas a usuarios industriales y, con los ingresos adicionales, puede cubrir todos los costos de operación y mantenimiento. CMWSSB es la única empresa de servicios públicos del país con dos plantas desalinizadoras de gran escala. La empresa de servicios públicos también está recuperando energía de las aguas residuales en más de la mitad de sus plantas de tratamiento de aguas residuales y se prepara para vender la mayoría de los biosólidos (generados en el proceso) como abono para las tierras agrícolas.