Alrededor de 500 millones de mujeres y niñas luchan por acceder a productos para el periodo menstrual o a espacios seguros, privados e higiénicos para usarlos. La falta de asequibilidad o accesibilidad, junto con el estigma asociado con la menstruación en muchas sociedades, tiene efectos negativos de gran alcance para las mujeres y las niñas, limitando severamente su participación en la vida pública.
En los últimos dos años, la COVID-19 puso de relieve los desafíos persistentes asociados con la salud menstrual, desde instalaciones de agua y saneamiento inadecuadas hasta la falta de acceso a la educación para abordar el estigma y los tabúes.
Abordar estos problemas requiere un enfoque holístico que reúna la educación y la concienciación sobre la menstruación, los productos para la higiene menstrual y la infraestructura adaptada a las mujeres. Fundamentalmente, no es posible lograr estos elementos sin un entorno político propicio. Para la infraestructura, esto podría involucrar establecer normas de diseño para las instalaciones de saneamiento. Para la educación, podría incluir políticas que prohíban las prácticas discriminatorias que restringen la participación de las mujeres en la vida social durante la menstruación. Dadas las continuas interrupciones de la cadena de suministro y la crisis del aumento del costo de vida en todo el mundo, este artículo se centra específicamente en las reformas para hacer que los productos para la higiene menstrual sean asequibles y accesibles.
¿De qué enfoques normativos se dispone?
Un número cada vez mayor de Gobiernos han recurrido a políticas y regulaciones en un esfuerzo por hacer que los productos para el periodo menstrual sean asequibles, accesibles y seguros. Las políticas eficaces complementan los esfuerzos más amplios para expandir la información y el conocimiento sobre la salud e higiene menstrual, y ayudan a superar el estigma y los tabúes.
A nivel mundial, las propuestas para reducir o eliminar los impuestos sobre los productos para el periodo menstrual o sus insumos han ganado protagonismo. Los países han adoptado diferentes enfoques. Bangladesh eliminó temporalmente el impuesto al valor agregado sobre las materias primas para impulsar la producción local de estos productos. Kenya comenzó a eliminar los impuestos sobre los productos para el periodo menstrual en 2004 y en 2016 eliminó el IVA sobre los productos para el periodo menstrual importados, así como sobre las materias primas para su producción. De manera similar, Nigeria eliminó el IVA de los productos fabricados localmente. Países como Malasia, Líbano, Tanzanía, Irlanda, Colombia y México eliminaron por completo el IVA de los productos para el periodo menstrual.
¿Acaso las reformas tributarias reducen efectivamente los precios al consumidor? La evidencia es mixta y mucho depende de la competencia del mercado y la estructura de la producción privada. Los recortes de impuestos implican renunciar a los ingresos fiscales que podrían usarse para destinar subsidios o productos gratuitos a las escuelas, mientras que los beneficios no pueden transferirse al consumidor en mercados no competitivos. En algunos casos, el precio de los productos es tan alto para empezar que una reducción gradual de los impuestos puede no lograr ampliar la asequibilidad, beneficiando a los ricos más que a los pobres. Por ejemplo, un estudio mostró que la eliminación de impuestos en Bangladesh, Kenya, Nigeria y Sudáfrica no conducía a productos más baratos. Por lo tanto, al considerar tales reformas, es importante que los Gobiernos entiendan primero la estructura del mercado y revisen la gama completa de opciones de políticas para influir de manera eficiente en los precios.
No obstante, las campañas por reformas tributarias pueden ampliar el debate público sobre actitudes y creencias, ayudando a crear conciencia sobre la salud menstrual y eliminando el estigma que la rodea en muchos países.
Otras opciones de políticas a considerar incluyen la distribución gratuita o a precios subsidiados de productos para el periodo menstrual para grupos de ingreso bajo y en lugares públicos como escuelas y refugios. Los subsidios también se pueden usar para incentivar a los empresarios locales a fabricar sus propios productos. Los emprendedores sociales -empresas que aplican estrategias comerciales para cumplir objetivos sociales- pueden desempeñar un papel en este espacio, en particular cuando su objetivo es servir a los consumidores a bajo costo.
Otra herramienta útil son las transferencias monetarias condicionadas directas. Estas pueden adoptar la forma de una tarjeta de descuento que los consumidores usan cuando compran productos para el periodo menstrual. Las pruebas permiten pensar que las mujeres se sienten empoderadas cuando se les brinda la oportunidad de comprar productos por sí mismas. Permitir que las comunidades pobres compren productos asequibles también tiene el potencial de cambiar las percepciones sobre el valor de dichos productos.
Existen oportunidades para aumentar el espíritu empresarial y el empleo femenino en la producción de productos de higiene asequibles y de calidad para el periodo menstrual. La producción y distribución de productos sanitarios también puede abordar cuestiones relacionadas con la salud sexual y reproductiva, la asequibilidad y la sostenibilidad ambiental. Por ejemplo, aumentar la producción de productos para el periodo menstrual compostables crea empleos para las mujeres reduciendo al mismo tiempo los desechos sólidos. De manera similar, el empaque y la comercialización de productos pueden incluir mensajes sobre la salud reproductiva femenina, ayudando a superar estigmas y tabúes.
Además de ser asequibles, los productos deben ser de buena calidad. Esto es especialmente importante para las personas pobres, quienes probablemente usarán los productos por más tiempo. Deben establecerse normas y regulaciones sobre estándares de calidad, tales como criterios de absorción, comodidad, durabilidad y telas a usar.
Promover la dignidad, la igualdad de género y la salud reproductiva
Para promover la dignidad, la igualdad de género y la salud reproductiva, las Prácticas Mundiales del Agua del Banco Mundial están trabajando cada vez más con los países para incluir intervenciones de higiene y salud menstrual en proyectos relacionados con el agua. En la actualidad, más de la mitad de los proyectos de abastecimiento de agua y saneamiento del Banco Mundial incluyen un componente de higiene y salud menstrual.
En Bangladesh, por ejemplo, el Proyecto de Agua, Saneamiento e Higiene Rural para el Desarrollo del Capital Humano tiene como objetivo empoderar a las mujeres y eliminar el estigma asociado con la menstruación, que impide que algunas mujeres compren productos para la higiene menstrual en público. Lo hace otorgando préstamos a empresas sociales para vender toallas sanitarias a las mujeres directamente en sus hogares, entre otras actividades.
De manera similar, el Proyecto de Ampliación del Abastecimiento de Agua, el Saneamiento y la Higiene en República Democrática Popular Lao está mejorando el acceso a productos asequibles apoyando a una empresa local para que produzca y distribuya toallas sanitarias asequibles y reutilizables.
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