A más de dos años de la pandemia de la covid-19, los 170 millones de niñas, niños y adolescentes de América Latina y el Caribe han vivido uno de los cierres escolares más prolongados del mundo, con toda una generación privada de clases presenciales, parcial o completamente, dos tercios de los días hasta la fecha. La región enfrenta así la mayor crisis educativa de la historia, según el reporte Dos años después: salvando a una generación. El informe señala que, a pesar de los esfuerzos locales y nacionales, millones de estudiantes han perdido tanto en términos de aprendizaje, que están en riesgo de abandonar las aulas en un próximo futuro.
Según el estudio, cuatro de cada cinco niños y niñas de sexto grado pueden no ser capaces de comprender un texto sencillo. Estas pérdidas de aprendizaje se traducirían en una disminución de alrededor del 12% en los ingresos de por vida para un estudiante que esté en la escuela hoy y, en promedio, son mayores y más graves en los primeros cursos, en los niños más pequeños y en los niños de entornos socioeconómicos más bajos.
En “la pandemia fueron las clases virtuales y nosotros no teníamos señal ni tampoco el dinero para poner internet para yo estudiar”, cuenta Margarita, una estudiante de 13 años de Imbabura en Ecuador. Solo uno de cuatro hogares cuentan con conexión a internet, según datos recientes de 12 países de la región.
Las tasas de asistencia han disminuido en un 12% durante el cierre de las escuelas. Aunque datos iniciales de algunos países muestran un impacto limitado sobre la población no escolarizada hacia finales de 2021, gracias a políticas protectoras, el riesgo de abandono escolar en el futuro para los niños y adolescentes es considerable.
Reintegración y permanencia en la escuela y recuperación de los aprendizajes
Margarita dice “yo quiero volver a la escuela porque es importante” y reconoce que hay que valorarlo porque cree que así ella podrá salir adelante. De no tomar acción urgente para la recuperación educativa, millones de estudiantes como ella están en riesgo de abandonar la escuela por no tener el nivel de aprendizaje suficiente para seguir con sus estudios.
Una generación entera podría sufrir consecuencias profundas y duraderas a nivel educativo, social y económico. “No es suficiente reabrir las escuelas”, afirma Emanuela di Gropello, especialista en educación del Banco Mundial. “También necesitamos priorizar a las habilidades fundamentales, evaluar los niveles de aprendizaje e implementar a escala estrategias y programas para la recuperación. Una generación entera depende de estas acciones”, agrega.
Dada la difícil situación en que se encuentra la educación en la región, el Banco Mundial, el Diálogo Interamericano, la UNESCO, UNICEF y los presidentes de Argentina, Ecuador, Chile y Honduras se unieron en un llamado inédito a todas las naciones de América Latina y el Caribe, y a todos los actores vinculados a la educación, para lograr la recuperación educativa a través de cuatro compromisos clave:
1. Colocar a la recuperación educativa en lo más alto de la agenda pública como factor clave para la recuperación social y económica tras la pandemia
2. Reintegrar a todos los niños y niñas que han abandonado la escuela y asegurar que permanezcan en ella
3. Recuperar el aprendizaje y asegurar el bienestar socioemocional de los niños y niñas
4. Valorar, apoyar y formar a las y los docentes
Las acciones que conforman este Compromiso por la recuperación educativa requieren de la inversión más ambiciosa en la historia de la región pues dadas las particularidades políticas, sociales y económicas de cada país y las limitaciones de conectividad en millones de hogares, urge redoblar los esfuerzos para eliminar las desigualdades y lograr una justicia educativa, priorizando a los estudiantes más vulnerables.