Un estudio del Banco Mundial revela que, desde el comienzo de la pandemia, los alumnos han perdido parcial o completamente en promedio dos tercios de los días de clases presenciales. Esto equivale a una pérdida estimada de 1,5 años de aprendizaje y afecta en mayor medida a los más pequeños y los más vulnerables.
Estos impactos demandan acciones urgentes, coordinadas y a escala para impulsar el presente y futuro educativo de los niños y jóvenes de la región, estipulado en el compromiso regional lanzado por el Banco Mundial, UNESCO, UNICEF y el Diálogo Interamericano junto con los gobiernos de Chile, Honduras, Argentina y Ecuador.
El rol de la conectividad en la educación
La recuperación de la educación no se llevará a cabo si las condiciones básicas para el aprendizaje no están disponibles para todos los alumnos por igual. Ese es uno de los grandes desafíos que enfrentan los países de América Latina y el Caribe. Es urgente asegurar que las herramientas para apoyar, enriquecer y diversificar el aprendizaje estén disponibles para aquellos que se encuentran en zonas remotas con acceso limitado.
A pesar de los avances en la ampliación del acceso a la tecnología educativa en los últimos años, la conectividad, especialmente en las zonas urbanas y rurales vulnerables, sigue siendo un obstáculo.
Conectar actores clave para brindar conectividad
La conectividad significativa de las escuelas, los docentes y estudiantes que se encuentran en zonas remotas, no solo es un tema prioritario si no que puede ser el punto de encuentro entre diferentes actores de la sociedad como el sector privado, el sector público, la sociedad civil, los medios de comunicación, los organismos multilaterales y la sociedad en general.
Por ejemplo, el evento “Conectividad educativa en zonas complejas – Un llamado a resolver las brechas de conectividad en América Latina” contó con la participación de referentes en todos los ámbitos claves de diferentes países de la región.
Escucha las intervenciones en el evento