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ARTÍCULOMayo 25, 2023

Invertir en el capital humano para un futuro más verde

Ministros de Finanzas y líderes de opinión internacionales se reunieron para promover inversiones en las personas con el objeto de generar resiliencia, ayudar a mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero y acelerar la transición verde.
El cambio climático y el capital humano están profundamente interrelacionados.
Esther Duflo
Esther Duflo

Las pérdidas económicas derivadas del cambio climático son enormes. Solo en 2022, la recuperación tras los desastres naturales —muchos de ellos impulsados por el clima— tuvo un costo de USD 300 000 millones (i) en todo el mundo.

El costo humano del cambio climático es más difícil de cuantificar, pero tiene impactos amplios y duraderos. Las conmociones relacionadas con el clima interrumpen los servicios de educación y de salud, limitan la capacidad de las personas para obtener ingresos y desplazan a millones de habitantes. Quizás las tendencias climáticas de evolución lenta no aparecen en los titulares, pero no por ello son menos peligrosas. La sequía y la desertificación reducen el rendimiento de los cultivos, y aumentan la malnutrición y empujan a muchas familias a la pobreza. El ciclo de la pobreza puede ser duradero, ya que se pierden puestos de trabajo y los niños no reciben una salud y una educación adecuadas.

Lamentablemente, tanto entre los países como dentro de ellos, los más pobres y más vulnerables (PDF, en inglés) son los más expuestos a los riesgos climáticos. Es probable que los impactos en la salud, la destrucción de los medios de subsistencia y el alza de los precios de los alimentos debido al cambio climático impulsen los mayores aumentos de los niveles de pobreza inducidos por el clima.

En las Reuniones de Primavera de 2023 del Grupo Banco Mundial y el FMI, más de 40 ministros de Finanzas y Planificación de los países pertenecientes a la Red del Proyecto de Capital Humano se reunieron con el fin de analizar la inversión en capital humano para mejorar los resultados climáticos. En un evento público posterior, la presidenta de la Red de Capital Humano, la ministra Oulimata Sarr (i) de Senegal, estuvo acompañada por la premio Nobel Esther Duflo (i), profesora de la cátedra Abdul Latif Jameel de Alivio de la Pobreza y Economía del Desarrollo del Instituto Tecnológico de Massachusetts; Andrew Steer (i), presidente y director ejecutivo del Bezos Earth Fund, y Axel van Trotsenburg, director gerente sénior del Banco Mundial.

En los debates se hizo hincapié en que, con una inversión adecuada, las personas no tienen que ser víctimas pasivas del cambio climático. De hecho, la educación es el principal indicador de las conductas respetuosas del clima (i).

Necesitamos ciudadanos que van a exigir acciones sobre el cambio climático, por lo que deben entender el cambio climático.
Fatimetou Mint Mohamed
Andrew Steer

Las personas más sanas y con mejor nivel de educación son más resilientes, están mejor preparadas para trabajar en empleos verdes y son esenciales para impulsar la innovación y las soluciones climáticas. El capital humano es fundamental para las industrias verdes del mañana, que necesitan una población cualificada y saludable para potenciarlas.

La conversación en torno a la transición energética justa es real. No podemos pasar de esto a aquello sin capital humano.
Fatimetou Mint Mohamed
Oulimata Sarr

Con el fin de mejorar la resiliencia de las personas y prepararlas para impulsar una economía baja en carbono, y prosperar en ella, debemos integrar las consideraciones climáticas en la forma en que invertimos en educación, salud, nutrición y protección social.

Ayudar a las personas a desarrollar las capacidades para adaptarse a las nuevas realidades climáticas y prosperar en ellas

Cada vez hay más evidencias que demuestran que los países pueden adoptar políticas de capital humano que les ayuden a alcanzar tanto sus objetivos climáticos como de desarrollo a través de las siguientes medidas:

  • Proteger a las personas frente a las conmociones climáticas y las tendencias climáticas a largo plazo. Para mantener el acceso a los servicios en un contexto de cambio climático, se requieren sistemas de prestación más resilientes, como aulas resilientes frente al clima que protejan del aumento de las temperaturas. Ante las perturbaciones, los servicios de protección social adaptativa proporcionan apoyo a los ingresos y oportunidades de inclusión económica y, a largo plazo, promueven la resiliencia de los hogares frente a las tendencias climáticas. Con la ayuda del Banco Mundial, el Gobierno de Marruecos entregó financiamiento para riesgos de desastres planificado de antemano (i) a más de 8 millones de personas —casi la cuarta parte de la población— afectadas por catástrofes.
  • Fortalecer la resiliencia de las personas y prepararlas para una economía verde. Las reformas en los sectores de salud, agua y agricultura pueden fomentar sistemas alimentarios climáticamente inteligentes y el apoyo a la nutrición, elementos fundamentales para un capital humano sólido. Las políticas educativas pueden alentar el cambio de comportamientos en favor de la acción climática, empoderar a las personas para que encuentren soluciones a través de la educación y la investigación en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (CTIM), y mejorar las habilidades de los trabajadores y brindarles otras nuevas para que aprovechen las oportunidades que surgen. En un estudio del Banco Mundial (PDF, en inglés) realizado en países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), publicado recientemente, se concluyó que las reformas que promueven la educación obligatoria aumentaron las creencias y los comportamientos favorables al clima. Cuando están bien orientadas, estas inversiones también pueden ayudar a superar los obstáculos que impiden a las niñas y las mujeres, los jóvenes y los pobres acceder a buenos empleos.
  • Utilizar el capital humano para los empleos verdes y el acceso equitativo al mercado laboral. Las normas de sostenibilidad pueden aumentar la demanda de habilidades verdes, mientras que los incentivos financieros para los emprendedores pueden promover la innovación verde. Las políticas de capital humano también respaldan una transición justa. En Polonia, el Gobierno y el Banco Mundial crearon una herramienta de aprendizaje automático para ayudar a los exmineros carboníferos a identificar nuevas oportunidades laborales (i) haciendo un análisis de sus habilidades transferibles. Y cuando se diseñan adecuadamente, los programas de inclusión económica y de obras públicas ayudan a mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero, al tiempo que proporcionan empleo a los trabajadores vulnerables. Con apoyo del Banco Mundial, el Gobierno de Sudán del Sur puso en marcha recientemente el Programa de Oportunidades de Redes de Protección Social (i) para ayudar a generar resiliencia climática a través de obras públicas climáticamente inteligentes.

Sin embargo, la pregunta sobre cómo financiar estas inversiones sigue vigente. La magnitud de la necesidad exige tanto reformas estratégicas dentro de los países como plataformas innovadoras para atraer recursos externos.

Las necesidades son grandes, pero el financiamiento es insuficiente... Necesitamos tener una coalición amplia.
Fatimetou Mint Mohamed
Axel van Trotsenburg

Por un lado, los recursos internos deben gastarse de manera más eficiente. Los países pueden reasignar los recursos existentes a las políticas que promueven un crecimiento más verde, más resiliente e inclusivo. En Indonesia, por ejemplo, las reformas de los subsidios a los combustibles ayudaron a crear margen fiscal para financiar una expansión masiva de los programas focalizados en la pobreza, como las transferencias monetarias que llegan a 10 millones de hogares pobres, alrededor del 28 % de los pobres del país.

Por otra parte, este debe ser un esfuerzo mundial. Solo una fracción del actual financiamiento climático, estimado en USD 630 millones anuales, se destina a los países en desarrollo. Comparemos eso con una necesidad estimada de billones anuales entre ahora y 2050.

La movilización del sector privado puede ayudar. En Vietnam, el Banco Mundial respalda un bono vinculado a la reducción de emisiones por valor de USD 50 millones (i) que utiliza unidades de carbono verificadas para las inversiones del sector privado con el fin de financiar 300 000 purificadores de agua y distribuirlos a las escuelas. Con ellos, alrededor de 2 millones de niños tendrán acceso a agua potable y, al evitarse los métodos tradicionales de hervir el agua, se reducirán las emisiones de dióxido de carbono en casi 3 millones de toneladas a lo largo de cinco años. 

La protección, el desarrollo y la utilización del capital humano debe estar en el centro de la acción climática. Juntos, podemos invertir en las personas para un futuro más sostenible e inclusivo.

La grabación del evento público está disponible en Banco Mundial en vivo. Para obtener más información sobre el capital humano y el cambio climático, consulte el Proyecto de Capital Humano.

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