Todos los países han prometido reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para detener el cambio climático. Pero una cosa son las promesas y las acciones son otra. Ocho años después de que se establecieran en el Acuerdo de París de 2015 objetivos ambiciosos y alcanzables para reducir las emisiones y adaptarse a los cambios meteorológicos globales, el mundo sigue su rumbo hacia un cambio climático sin precedentes, y escollos burocráticos, políticos y financieros han obstaculizado miles de políticas inocuas para el clima.
Sin embargo, los Gobiernos han logrado avances tangibles y han implementado con éxito numerosas políticas climáticas. En el nuevo informe del Banco Mundial titulado Reality Check: Lessons from 25 Policies Advancing a Low-Carbon Future (i) (Un baño de realidad: Enseñanzas extraídas de 25 políticas para promover un futuro con bajos niveles de carbono) se presentan ejemplos de todos los sectores y los cinco continentes, de países tan dispares como Egipto, Níger, China y Perú.
“Estas son políticas reales en países con niveles de ingresos y contextos políticos muy diferentes”, dijo Axel van Trotsenburg, director gerente sénior de Políticas de Desarrollo y Alianzas del Banco Mundial. “Proporcionan información invaluable sobre cómo los países diseñan e implementan políticas climáticas, y sobre los compromisos difíciles que ello puede requerir, como la rápida expansión de la energía solar en India, el uso de desechos para generar energía asequible en México y la incorporación de criterios ecológicos en la industria de la construcción de Colombia”.
Por lo general, las políticas climáticas procuran lograr varios objetivos al mismo tiempo, entre ellos reducir la contaminación atmosférica o promover la seguridad energética o la competitividad. Según el informe, la formulación exitosa de políticas climáticas suele implicar la identificación de puntos de convergencia, y ello facilita la implementación y la obtención de apoyo.