En las últimas dos décadas, la arquitectura de la ayuda mundial ha experimentado una transformación importante. En este período se ha registrado un aumento considerable del volumen de los flujos financieros oficiales, lo que beneficia especialmente a los países de ingreso bajo. Sin embargo, este cambio también ha dado lugar a una mayor complejidad y fragmentación de la arquitectura de la ayuda y a una notoria disminución de los recursos en condiciones concesionarias.
Los flujos financieros oficiales aumentaron a USD 1 billón en 2021, un 53 % más que en 2010. A pesar de esta expansión significativa, no obstante, la arquitectura de la ayuda enfrenta numerosos desafíos, ya que la demanda de financiamiento para el desarrollo crece más rápido que los flujos financieros. Los países de ingreso bajo necesitan USD 2,4 billones anuales hasta 2030 para hacer frente a las crisis climáticas, los conflictos, las pandemias y las preocupaciones sanitarias. Aunque el volumen de los flujos financieros oficiales se ha incrementado, el número de canales de donantes también se ha expandido de manera rápida y orgánica y no ha beneficiado a la arquitectura general de la ayuda.
Entre 2002 y 2021, el número de entidades de financiamiento oficial subió de 62 a 112. Esta proliferación refleja la aparición de nuevos donantes y la creación de nuevas instituciones multilaterales.Durante el mismo período, la cantidad de organismos donantes que proporcionan financiamiento se duplicó, de 215 a 565.