En medio de la escalada de crisis mundiales, los pequeños Estados insulares en desarrollo (PEID) se reunieron del 27 al 30 de mayo, junto con la comunidad internacional, para debatir formas de abordar cuestiones como su vulnerabilidad a los impactos del cambio climático, la exposición a la contaminación y las dificultades económicas.
Si bien el tamaño pequeño de las naciones insulares genera desafíos de desarrollo únicos, estos países también tienen extensos territorios oceánicos, y la gestión sostenible de los recursos marinos ya actúa como motor de la creación de empleo y el crecimiento del PIB. Y lo que es más importante, el territorio oceánico de las naciones insulares es la clave para las oportunidades y la prosperidad futuras. Las industrias costeras y marinas inyectan USD 2,5 billones (PDF, en inglés) anuales en la economía mundial.
El Banco Mundial ayuda a los países insulares de todo el mundo a desarrollar economías azules sostenibles para adaptarse al cambio climático, crear empleos, impulsar las economías y mejorar la calidad de vida de las comunidades.
HACER FRENTE A LAS MAREAS ALTAS
“El 90 % de nuestra proteína animal proviene de los peces”, dijo Arlindo Carvalho, coordinador técnico del Ministerio de Infraestructuras, Recursos Naturales y Medio Ambiente de Santo Tomé y Príncipe. “En nuestra sociedad, los hombres pescan y las mujeres venden pescado, por lo que es esencial proteger las vidas y los medios de subsistencia asociados con la actividad pesquera”.
El Programa de Gestión de las Zonas Costeras de África Occidental (WACA) (i) del Banco Mundial apoya mejoras de la infraestructura costera en las comunidades pesqueras de Santo Tomé y Príncipe.
Estos esfuerzos incluyen la rehabilitación de caminos, y la construcción de nuevos rompeolas, diques marinos, rampas para embarcaciones, y viviendas más seguras para las personas expuestas a las mareas de tormenta y al aumento del nivel del mar. Los faros han sido renovados y equipados con tecnología solar.
Debido a la pesca excesiva, las poblaciones de peces son menores cerca de la tierra. Los pescadores en las pequeñas canoas y botes ahora enfrentan viajes más peligrosos, ya que, a medida que se alejan de la costa, se ven afectados por condiciones más difíciles en aguas desconocidas. Incluso cerca del litoral, el nivel del mar está subiendo.
A través de proyectos del Banco Mundial, unos 3000 pescadores han recibido kits de seguridad en el mar, que incluyen instrumentos de sistemas de posicionamiento global (GPS), protectores electrónicos y chalecos salvavidas.
“Desde la playa, el mar puede parecer amigable, pero cuando navegas en aguas profundas es peligroso y aterrador. Hay tiburones, incluso ballenas. Es fácil perder de vista la tierra”, dijo el pescador Célcio Dias.