Los africanos, que pronto se convertirán en la mayor fuerza laboral del mundo, tienen la oportunidad de transformar su región en una potencia económica mundial, siempre y cuando tengan acceso a energía moderna.
En la actualidad, alrededor de 600 millones de personas en África subsahariana carecen de acceso a la electricidad. Esta situación los obliga a depender de la leña y el carbón vegetal o de generadores costosos y contaminantes para cocinar, calefaccionar sus viviendas y mantener las luces encendidas en sus hogares y negocios.
Dar acceso a la luz eléctrica a más africanos, ya sea a través de conexiones a la red o soluciones de energía renovable distribuida (como minirredes alimentadas por paneles solares e instalaciones solares autónomas) podría ser transformador para el bienestar de las personas, la protección de los bosques y todas las facetas de la economía de la región. Por ello, en las Reuniones de Primavera de 2024, el Grupo Banco Mundial y el Banco Africano de Desarrollo pusieron en marcha un ambicioso esfuerzo que tiene como objetivo proporcionar acceso a la electricidad a por lo menos 300 millones de personas en África para 2030. Esa promesa, que se conoce como “Misión 300”, está movilizando a los asociados en la tarea del desarrollo y cobrando impulso en África y otros lugares.
He aquí cinco cosas esenciales que hay que saber sobre esta audaz iniciativa:
1. Es esencial acelerar el acceso a fuentes de energía modernas. En África vive casi el 83 % de la población que carece de electricidad en el mundo. La falta de energía asequible, confiable y sostenible retrasa el progreso de las personas y las empresas. Para que los africanos puedan emprender un rumbo más próspero, es necesario triplicar el ritmo de la electrificación. La electricidad generalizada también fortalecería la adaptación y la resiliencia climáticas de la región al mejorar la funcionalidad de los servicios de emergencia críticos, como los hospitales y refugios, y promover la agricultura resiliente frente al clima a través de sistemas de riego solar, refrigeración e instalaciones de procesamiento de alimentos.
2. El impulso va en aumento. En el marco de la iniciativa, el Grupo Banco Mundial se ha comprometido a proporcionar conexión a la electricidad a 250 millones de personas, en tanto que el Banco Africano de Desarrollo asistirá a otros 50 millones. Las inversiones del Grupo Banco Mundial ya están cobrando impulso hacia la meta de la “Misión 300”. En África oriental y meridional, por ejemplo, el Programa para Acelerar la Transformación del Acceso a la Energía Sostenible y Limpia (ASCENT) (i) tiene como objetivo conectar a 100 millones de personas en 20 países. Ya se ha puesto en marcha en Burundi, Rwanda, Santo Tomé y Príncipe, Somalia y Tanzanía, y cada vez hay más países que desean sumarse a esta primera ronda. En África occidental y central, el Proyecto de Acceso Distribuido mediante la Ampliación del Suministro de Energía Renovable (DARES) (i) beneficiará a más de 17,5 millones de nigerianos, que equivalen al 20 % de la población actualmente desatendida, y reemplazará más de 250 000 generadores diésel contaminantes y costosos. El nuevo Proyecto Regional de Intervención de Emergencia en materia de Energía Solar (RESPITE) (i), que abarca Chad, Liberia, Sierra Leona y Togo, también se centra en aumentar el acceso a la electricidad de millones de consumidores incrementando la capacidad de generación de energía renovable conectada a la red eléctrica, así como las interconexiones y la transmisión a nivel regional. Además, los esfuerzos para respaldar la cooperación regional a través de programas de apoyo de la Red Eléctrica de África Occidental (WAPP) (i) están permitiendo suministrar electricidad más barata y confiable a 14 países de la subregión.
3. El sector privado es fundamental para reducir los déficits de financiamiento. Las estimaciones varían, pero electrificar África requerirá mucho más financiamiento del que pueden aportar los bancos de desarrollo por sí solos, por lo que las enormes inversiones privadas son cruciales para cumplir con los objetivos de la “Misión 300”. Las empresas deben participar y aumentar sus inversiones en transmisión, distribución y comercio transfronterizo de energía. Instituciones como la Corporación Financiera Internacional y el Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones del Grupo Banco Mundial colaboran para ofrecer mejores incentivos y garantías a las empresas que operan en este ámbito.
4. Los asociados regionales son clave para el éxito. Además de asociarse con el Banco Africano de Desarrollo, la iniciativa “Misión 300” se basa en sus sólidas relaciones con las instituciones regionales. Por ejemplo, se ha asociado con el Mercado Común para África Meridional y Oriental (COMESA), que reúne a 21 Estados africanos, para crear una “ventanilla única” regional. Esta plataforma proporcionará a los países participantes en el programa ASCENT acceso a asistencia técnica, fortalecimiento de las capacidades, mayor movilización de financiamiento, adquisiciones simplificadas, intercambio de conocimientos y colaboración. La plataforma también ayuda a preparar los proyectos de modo que sean financiables y estén listos para la inversión.
5. Las organizaciones filantrópicas tienen sumo interés en apoyar la “Misión 300”. Entidades filantrópicas asociadas, como la Fundación Rockefeller, la Alianza Energética Global para las Personas y el Planeta y la iniciativa Energía Sostenible para Todos de las Naciones Unidas, están movilizando financiamiento público y privado para aumentar y complementar los recursos del Grupo Banco Mundial y el Banco Africano de Desarrollo. Este será uno de los temas de las intensas conversaciones en paralelo al 79.º período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Este impulso es muy bienvenido, ya que cada paso que acerca al logro del objetivo de la “Misión 300” también contribuye a la misión más amplia del Banco Mundial: poner fin a la pobreza extrema e impulsar la prosperidad compartida en un planeta habitable.