En Salvador, no es necesario caminar mucho para encontrar a la población vulnerable y más pobre, especialmente después de la pandemia de Covid-19: está en los puntos turísticos, en las calles de todos los barrios y en los barracones que se acumulan en varias áreas de la ciudad. Un sistema de asistencia social robusto, con presupuesto, infraestructura y equipos dedicados es esencial para ofrecer la garantía de acceso a ingresos y protección de derechos de estas personas, además de oportunidades para salir de la pobreza. Mejorar este sistema fue uno de los resultados más importantes de las dos fases del Proyecto Salvador Social, de la alcaldía de la capital bahiana, con el apoyo del Banco Mundial.
En cinco años, el proyecto ayudó a catalizar iniciativas soñadas por la administración local, tanto en asistencia social como en salud y educación.
Para saber más sobre este trabajo y sus impactos es necesario, primero, entender cómo funciona la asistencia social en Salvador y en otros municipios del país.
En Brasil, estar en el Registro Único (CadÚnico) del gobierno federal es el primer paso para acceder a programas y beneficios federales como Bolsa Familia, Auxilio Gas y la tarifa social de electricidad. A través de Salvador Social, se pudo aumentar de 60 a 100 los entrevistadores que realizan esta tarea en varios puntos de la ciudad y dotarles de computadoras conectadas a Internet, expandiendo la cobertura del servicio y brindando mayor dignidad a los atendidos.
Uno de estos lugares es el gran edificio histórico de la Central del CadÚnico, en el barrio del Comercio, uno de los principales centros financieros y de servicios de Salvador. Allí, pasan aproximadamente 1.200 personas de lunes a viernes y 600 los sábados. El proyecto invirtió en reformas en la infraestructura para incluir la atención los fines de semana e instalar un sistema de aire acondicionado – esencial en una ciudad tan caliente –, por ejemplo.
“Esta es una puerta de entrada para toda la asistencia social. Trabajamos mucho con el Registro Único y otros beneficios, especialmente los dirigidos a la población de calle, pero recibimos todo tipo de demanda. Hasta un parto ya atendimos aquí”, cuenta Ivana Tonhá, gerente de gestión del Registro Único y beneficios sociales de la Secretaría Municipal de Promoción Social, Lucha contra la Pobreza, Deportes y Ocio (SEMPRE).
“Sabemos que venir aquí tiene un costo para cada persona; a veces, es un gasto equivalente al de comprar un pan para la familia. Por eso, es importante atender bien a los usuarios, para que no tengan que estar yendo y viniendo”, completa Ivana.
La merendera jubilada Célia Santos, de 65 años, ha sido testigo a lo largo de los años de las mejoras en la estructura y en la atención del lugar. “Quedó muy organizado y la gente es muy educada. ¡Nota 10!”, elogia ella, que fue al edificio para pedir ser dada de baja de la tarifa social de electricidad.
Fuera de la Central del CadÚnico, es posible registrarse en 33 unidades de atención o a través del CadÚnico itinerante, con autobuses y camiones que recorren varios barrios de Salvador.