En Somalia, un país en que más de la mitad de la población necesita asistencia humanitaria, el Banco Mundial financia un proyecto de emergencia por un monto de USD 50 millones (i) destinado a aumentar la respuesta a la sequía y los esfuerzos de recuperación. La iniciativa cuenta también con el respaldo del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Actualmente, los proyectos del Banco en los países más pobres incluyen un mecanismo para redirigir fondos hacia la respuesta inmediata y la recuperación. El Servicio de Respuesta ante las Crisis de la AIF proporciona nuevos recursos para ayudar a los países a encarar fuertes presiones económicas, grandes desastres naturales, emergencias de salud pública y epidemias.
De cara al futuro, el Banco se esfuerza en pasar de un énfasis en la respuesta a una cultura de prevención, aprovechando mejor su capacidad de seguimiento, sus políticas operacionales y sus instrumentos financieros. El Banco está ampliando su labor para abordar la fragilidad, los conflictos y la violencia, y entre las medidas se incluyen la detección y preparación frente a los riesgos antes de que estos se conviertan en crisis.
El Banco trabaja, además, con los países en la promoción de prácticas agrícolas inteligentes en relación con el clima, que enriquecen el suelo y lo hacen más resistente a la sequía, así como en la diversificación de los cultivos.
© Jonathan Dumont / Programa Mundial de Alimentos
Labor con asociados de asistencia humanitaria y promoción de la paz
A medida que se desencadenó la crisis, numerosos actores de la comunidad internacional han reconocido que para solucionar este desafío en medio de situaciones de conflicto se necesita una colaboración estrecha entre los actores de los ámbitos humanitario, de desarrollo, de consolidación de la paz y de seguridad, así como entre los Gobiernos nacionales y otros.
Los conflictos violentos han aumentado extraordinariamente a nivel mundial desde 2010. Alrededor del 80 % de las necesidades humanitarias se derivan de los conflictos prolongados, lo que subraya que es urgente que los asociados mundiales ayuden a reducir la aparición y el impacto de tales crisis.
“Nuestro objetivo es hacer todo lo que podamos de manera conjunta —usando tecnologías de la información, innovaciones financieras y asociaciones creativas— para relegar las hambrunas a los libros de historia y no dejar a nadie rezagado”, dijo Kristalina Georgieva, directora general del Banco Mundial.
Algunos asociados tienen presencia en zonas que la comunidad mundial no puede llegar. Otros asociados pueden desempeñar una función política y diplomática para alentar a los líderes políticos a abordar las causas profundas de los conflictos.
“Mantendremos también la agenda de resiliencia a largo plazo en el primer plano para proteger y estimular los mercados y los medios de subsistencia tanto como sea posible, incluso mientras abordamos las prioridades inmediatas para salvar vidas”, señaló Georgieva.
En abril, durante las Reuniones de Primavera del Grupo Banco Mundial en la ciudad de Washington, el secretario general de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, y el presidente Kim encabezaron una reunión de alto nivel sobre el hambre y la fragilidad, (i) con el propósito de impulsar una respuesta integral. Unos 50 líderes de bancos multilaterales de desarrollo, organismos de la ONU, donantes, organizaciones no gubernamentales y otras entidades debatieron sobre las maneras de fortalecer la colaboración, especialmente en materia de acceso y prestación eficiente de servicios, y mitigación y gestión de riesgos en el largo plazo.
El Banco y la ONU también firmaron un acuerdo el 22 de abril para trabajar más estrechamente (i) y brindar asistencia que salve vidas y cree resiliencia entre las personas más vulnerables, reduciendo la pobreza, promoviendo la prosperidad compartida, aumentando la seguridad alimentaria y manteniendo la paz en situaciones de crisis.
“Es crucial ayudar a los países a prepararse para estas crisis”, dijo Kim. “Estamos trabajando con los países afectados y con entidades asociadas para contribuir a poner fin a las hambrunas, y utilizaremos todas las herramientas de las que disponemos, incluidos los instrumentos financieros, para evitar que vuelvan a producirse en el futuro”.