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Julio 26, 2017

La revolución tecnológica está cambiando la manera en que medimos la pobreza

El mundo tiene un objetivo ambicioso: poner fin a la pobreza extrema antes de fines de 2030. Pero sin datos de buena calidad sobre la pobreza, es imposible saber si estamos avanzando, o si los programas y políticas están alcanzando a quienes más lo necesitan.

Los países suelen asociarse con el Grupo Banco Mundial y otros organismos para medir la pobreza y el bienestar utilizando encuestas de hogares, que proporcionan a los responsables de formular políticas datos sobre quiénes son los pobres, dónde viven y qué obstáculos frenan su progreso. de hogares —tarea que hace un tiempo se realizaba con papel y lápiz— y el Banco Mundial está aprovechando este potencial para producir más y mejores datos sobre la pobreza.

Hasta hace poco, los recopiladores de datos de las oficinas nacionales de estadísticas viajaban a través de los países para entrevistar a los encuestados y hacerles una serie de preguntas, equipados solo con un cuestionario impreso, donde tomaban nota de la información. La mayoría era increíblemente diligente. Otros, no tanto. De cualquier manera, estos recopiladores de datos volvían a las oficinas de estadísticas, las notas manuscritas eran transferidas a un sistema informático y, después de una gran cantidad de cálculos, se obtenían las tasas de pobreza de los países.

Claramente, este método tenía sus defectos. Además de los errores humanos, en la transferencia de los datos del papel a un computador se cometían equivocaciones.

En la actualidad, sin cambiar el proceso subyacente. Los recolectores de datos todavía tienen que viajar a los pueblos y ciudades cercanas y remotas, pero ahora van equipados con tabletas, que no solo sincronizan automáticamente las respuestas de las encuestas con un sistema centralizado en el momento en que se las ingresa, sino que también incluyen rastreadores GPS para cerciorarse de que quienes están obteniendo los datos están yendo a los lugares donde deben ir y que están entrevistando a las personas que corresponde. Esto ha ayudado a reducir los errores en los datos y a simplificar el proceso.

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Y cuando los recolectores de datos (llamados también “encuestadores”) no pueden viajar a ciertas zonas, o cuando un país simplemente necesita datos más frecuentes, en tiempo real, de la pobreza y el bienestar, los teléfonos móviles se han convertido en la herramienta favorita para conseguir una amplia muestra de personas y comprender mejor sus experiencias de una manera eficaz en función de los costos. Las encuestas mediante teléfonos móviles se han convertido en un complemento confiable y útil de las encuestas de hogares y, en muchos casos, están permitiendo a los países llegar y responder a sus ciudadanos durante crisis, conflictos y perturbaciones económicas cuando la recopilación de datos en persona sería muy difícil de realizar y es crucial obtener información inmediata.

“La tecnología se puede aprovechar de tres modos diferentes”, dijo Utz Pape, economista del Banco Mundial. “Puede ayudar a mejorar la calidad de los datos de los estudios existentes; aumentar la frecuencia de la recopilación de datos para complementar las encuestas de hogares tradicionales, y también abrir nuevas vías para los métodos de recopilación de datos y mejorar nuestra comprensión de las conductas de las personas”.

A medida que , los investigadores siguen encontrando nuevas maneras de aprovechar el poder de los teléfonos y las tabletas móviles.

La iniciativa del Banco Mundial Pulso de Sudán del Sur, (i) por ejemplo, da un paso más allá en el ámbito de la recolección de datos basada en el uso de tabletas. Además de realizar las encuestas de hogares, los encuestadores registran también un testimonio breve de las personas entrevistadas, en que relatan  en primera persona la situación en terreno. Estos testimonios permiten a los usuarios agregar un toque humano a los datos y estadísticas, entregando un panorama más completo de la experiencia del país.

Datos en tiempo real a través de los teléfonos móviles

Al mismo tiempo, cada vez más países están generando datos en tiempo real mediante encuestas de alta frecuencia, a partir de la proliferación de los teléfonos móviles en todo el mundo. La iniciativa del Banco Mundial Listening to Africa (L2A) (Escuchar a África) (i) ha sido pionera en el uso de teléfonos móviles para recoger periódicamente información sobre condiciones de vida. Este enfoque combina las encuestas en persona con las entrevistas telefónicas de seguimiento para obtener datos que permitan monitorear el bienestar de la población.

La iniciativa distribuye teléfonos móviles y cargadores solares a todos los encuestados. Para minimizar el riesgo de deserción del programa, los encuestados reciben tarjetas telefónicas. La iniciativa se lleva a cabo en seis países y se ha utilizado para recopilar datos sobre una amplia gama de áreas: desde el monitoreo de instalaciones de atención de salud en Tanzanía (i) hasta la recopilación de datos sobre la frecuencia de las interrupciones de la energía en Togo. (i)

“Si bien conseguir datos a través de los teléfonos móviles es un fenómeno relativamente nuevo, en cinco años, esto será un enfoque muy común”, dijo Johannes Hoogeveen, economista principal del Departamento de Prácticas Mundiales de Reducción de la Pobreza en la región de África. “La revolución tecnológica acaba de comenzar y con la capacidad adecuada en las oficinas nacionales de estadísticas y un modelo de financiamiento apropiado, las oportunidades para recopilar datos mediante la tecnología son ilimitadas desde el punto de vista del desarrollo”.

Según Hoogeveen, este enfoque podría funcionar bien en particular en contextos frágiles y afectados por conflictos, así como durante crisis, (i) tales como desastres naturales, situaciones de hambruna y pandemias. Por ejemplo, se emplearon encuestas telefónicas para monitorear la crisis del ébola en África occidental, las inundaciones en Dar es Salam y el desplazamiento forzado en Malí.

Pero Hoogeveen advirtió que el enfoque está todavía en sus primeras etapas y que es necesario fortalecer los vínculos con las respuestas normativas para que su verdadero valor se haga realidad. Agregó que eso podría ayudar a atraer financiamiento y asistencia adicionales para ampliar el enfoque aún más.

Los esfuerzos de recopilación de datos impulsados por la tecnología no se han restringido solo a la región de África. De hecho, el enfoque fue puesto a prueba anteriormente en Perú y Honduras con el programa Listening 2 LAC (Escuchar a ALC). (i) En Europa y Asia central, el Banco Mundial ha puesto en marcha el programa Listening to Tajikistan (Escuchar a Tayikistán), (i) que fue diseñado para monitorear el impacto de la desaceleración económica rusa en 2014 y 2015. La iniciativa, iniciada como un proyecto piloto de seis meses, ha funcionado ya un periodo de 29 meses, y gracias a una alianza con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Organismo Japonés de Cooperación Internacional (JICA) la recopilación de datos continuará durante los próximos 12 meses. Dado el volumen de información, el equipo está trabajando para elaborar un índice de la fragilidad que contenga múltiples dimensiones, con el cual se pueda monitorear mensualmente un conjunto de indicadores sobre el bienestar, abarcando desde la seguridad alimentaria hasta la calidad de los empleos y los servicios públicos.

“El uso de la tecnología para la recopilación de datos se puede ver como una solución nueva a un problema antiguo”, señaló Joao Pedro Azevedo, economista principal del Departamento de Prácticas Mundiales de Reducción de la Pobreza del Banco Mundial, quien codirige la iniciativa Escuchar a Tayikistán junto con William Hutchins Seitz. “Sin embargo, realmente necesitamos un cambio en nuestra mentalidad, ya que solemos aplicar las nuevas tecnologías a un antiguo paradigma. De cara al futuro, necesitamos también explorar qué nuevas preguntas podemos y deberíamos hacer en estos nuevos tipos de encuestas, y cómo podríamos utilizar tales plataformas para monitorear los resultados directamente”.

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Una mirada al futuro

Ya podemos vislumbrar este futuro. En Tayikistán, el equipo está instalando cajas Smart Survey en hogares seleccionados para supervisar el uso de energía. Dado el enorme problema energético en el país, las cajas envían de manera automática datos sobre los cortes de luz en tiempo real y podrían ayudar a monitorear la calidad de la energía. El equipo colabora también con la unidad de macrodatos del Banco Mundial para calibrar y validar algoritmos de aprendizaje automático relacionados con información geoespacial, como luz nocturna, que les permitirán comprender los patrones de los cortes de electricidad más allá de los 150 lugares donde se han instalado cajas Smart Survey.

En Somalia, el equipo de un proyecto piloto está utilizando alrededor de 200 rastreadores GPS para analizar el patrón migratorio de los grupos nómadas. Este proyecto tiene como objetivos ayudar a incluir a los nómadas para que estén representados en las futuras encuestas; proporcionar más análisis acerca de cuándo, cómo y dónde migran, y ayudar a mejorar la prestación de servicios públicos.

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Niños corren en un pueblo de Pastigov, Tayikistán. La iniciativa Escucha a Tayikistán utiliza teléfonos móviles para vigilar el bienestar de las personas y recopila datos sobre una serie de indicadores que van desde la seguridad alimentaria hasta el empleo y los servicios públicos.© Ronan Shenhav/Flickr

También hay otras iniciativas, por ejemplo en México, donde el Banco Mundial y sus asociados están empleando imágenes satelitales (i) y datos de encuestas para estimar hasta el nivel municipal cuántas personas viven bajo la línea de la pobreza, o brindando orientación a los recolectores de datos que usan imágenes satelitales en el proceso de selección de una muestra representativa para la encuesta de alta frecuencia de Somalia. Sin embargo, a pesar de las innovaciones, estas iniciativas no pretenden reemplazar las encuestas de hogares tradicionales, que todavía constituyen el componente principal de los métodos para medir la pobreza. Cuando están bien integradas, pueden ser un conjunto formidable de herramientas para recopilar datos y proporcionar las mejores pruebas posibles a los responsables de formular políticas.

 

Alvin Etang Ndip, economista del Departamento de Prácticas Mundiales de Reducción de la Pobreza del Banco Mundial y quien está cargo de la iniciativa Escuchar a África, resumió de manera acertada la función de las innovaciones tecnológicas en la recopilación de datos, señalando que: “la revolución tecnológica está realmente cambiando —para mejor— la manera en que trabajamos”.