La iniciativa distribuye teléfonos móviles y cargadores solares a todos los encuestados. Para minimizar el riesgo de deserción del programa, los encuestados reciben tarjetas telefónicas. La iniciativa se lleva a cabo en seis países y se ha utilizado para recopilar datos sobre una amplia gama de áreas: desde el monitoreo de instalaciones de atención de salud en Tanzanía (i) hasta la recopilación de datos sobre la frecuencia de las interrupciones de la energía en Togo. (i)
“Si bien conseguir datos a través de los teléfonos móviles es un fenómeno relativamente nuevo, en cinco años, esto será un enfoque muy común”, dijo Johannes Hoogeveen, economista principal del Departamento de Prácticas Mundiales de Reducción de la Pobreza en la región de África. “La revolución tecnológica acaba de comenzar y con la capacidad adecuada en las oficinas nacionales de estadísticas y un modelo de financiamiento apropiado, las oportunidades para recopilar datos mediante la tecnología son ilimitadas desde el punto de vista del desarrollo”.
Según Hoogeveen, este enfoque podría funcionar bien en particular en contextos frágiles y afectados por conflictos, así como durante crisis, (i) tales como desastres naturales, situaciones de hambruna y pandemias. Por ejemplo, se emplearon encuestas telefónicas para monitorear la crisis del ébola en África occidental, las inundaciones en Dar es Salam y el desplazamiento forzado en Malí.
Pero Hoogeveen advirtió que el enfoque está todavía en sus primeras etapas y que es necesario fortalecer los vínculos con las respuestas normativas para que su verdadero valor se haga realidad. Agregó que eso podría ayudar a atraer financiamiento y asistencia adicionales para ampliar el enfoque aún más.
Los esfuerzos de recopilación de datos impulsados por la tecnología no se han restringido solo a la región de África. De hecho, el enfoque fue puesto a prueba anteriormente en Perú y Honduras con el programa Listening 2 LAC (Escuchar a ALC). (i) En Europa y Asia central, el Banco Mundial ha puesto en marcha el programa Listening to Tajikistan (Escuchar a Tayikistán), (i) que fue diseñado para monitorear el impacto de la desaceleración económica rusa en 2014 y 2015. La iniciativa, iniciada como un proyecto piloto de seis meses, ha funcionado ya un periodo de 29 meses, y gracias a una alianza con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Organismo Japonés de Cooperación Internacional (JICA) la recopilación de datos continuará durante los próximos 12 meses. Dado el volumen de información, el equipo está trabajando para elaborar un índice de la fragilidad que contenga múltiples dimensiones, con el cual se pueda monitorear mensualmente un conjunto de indicadores sobre el bienestar, abarcando desde la seguridad alimentaria hasta la calidad de los empleos y los servicios públicos.
“El uso de la tecnología para la recopilación de datos se puede ver como una solución nueva a un problema antiguo”, señaló Joao Pedro Azevedo, economista principal del Departamento de Prácticas Mundiales de Reducción de la Pobreza del Banco Mundial, quien codirige la iniciativa Escuchar a Tayikistán junto con William Hutchins Seitz. “Sin embargo, realmente necesitamos un cambio en nuestra mentalidad, ya que solemos aplicar las nuevas tecnologías a un antiguo paradigma. De cara al futuro, necesitamos también explorar qué nuevas preguntas podemos y deberíamos hacer en estos nuevos tipos de encuestas, y cómo podríamos utilizar tales plataformas para monitorear los resultados directamente”.
Una mirada al futuro
Ya podemos vislumbrar este futuro. En Tayikistán, el equipo está instalando cajas Smart Survey en hogares seleccionados para supervisar el uso de energía. Dado el enorme problema energético en el país, las cajas envían de manera automática datos sobre los cortes de luz en tiempo real y podrían ayudar a monitorear la calidad de la energía. El equipo colabora también con la unidad de macrodatos del Banco Mundial para calibrar y validar algoritmos de aprendizaje automático relacionados con información geoespacial, como luz nocturna, que les permitirán comprender los patrones de los cortes de electricidad más allá de los 150 lugares donde se han instalado cajas Smart Survey.
En Somalia, el equipo de un proyecto piloto está utilizando alrededor de 200 rastreadores GPS para analizar el patrón migratorio de los grupos nómadas. Este proyecto tiene como objetivos ayudar a incluir a los nómadas para que estén representados en las futuras encuestas; proporcionar más análisis acerca de cuándo, cómo y dónde migran, y ayudar a mejorar la prestación de servicios públicos.
Niños corren en un pueblo de Pastigov, Tayikistán. La iniciativa Escucha a Tayikistán utiliza teléfonos móviles para vigilar el bienestar de las personas y recopila datos sobre una serie de indicadores que van desde la seguridad alimentaria hasta el empleo y los servicios públicos.© Ronan Shenhav/Flickr
También hay otras iniciativas, por ejemplo en México, donde el Banco Mundial y sus asociados están empleando imágenes satelitales (i) y datos de encuestas para estimar hasta el nivel municipal cuántas personas viven bajo la línea de la pobreza, o brindando orientación a los recolectores de datos que usan imágenes satelitales en el proceso de selección de una muestra representativa para la encuesta de alta frecuencia de Somalia. Sin embargo, a pesar de las innovaciones, estas iniciativas no pretenden reemplazar las encuestas de hogares tradicionales, que todavía constituyen el componente principal de los métodos para medir la pobreza. Cuando están bien integradas, pueden ser un conjunto formidable de herramientas para recopilar datos y proporcionar las mejores pruebas posibles a los responsables de formular políticas.