Por ejemplo, la pérdida de bosques implica la pérdida de sumideros de carbono, y ello acelera aún más el cambio climático. La Amazonía solía absorber el 5 % de las emisiones de carbono anuales, pero ya no es el caso. Tan solo en los primeros seis meses de 2022, se destruyeron 1500 millas cuadradas (3884 kilómetros cuadrados) de bosque amazónico, una superficie más de dos veces mayor que Beijing. Además, el 40 % de todos los conflictos se originan o se agravan debido a los recursos naturales, o se financian a través de estos.
; representa también riqueza para las naciones y las comunidades pobres dentro de los países, ya que genera empleos y producto interno bruto (PIB). Veamos el caso del sector pesquero a nivel mundial, donde 60 millones de trabajos se vinculan directamente con la pesca y la piscicultura, y cada uno de ellos permite crear 2,5 empleos más en la cadena de valor de la pesca. Esto es, 200 millones de puestos de trabajo, el 60 % de los cuales se encuentran en el mundo en desarrollo. Lo mismo puede decirse de sectores como la silvicultura y el turismo basado en la naturaleza.
No se puede ignorar que la pérdida de biodiversidad y naturaleza es un riesgo importante para las economías, el sector financiero y, por tanto, para el desarrollo. Malasia es un buen ejemplo. En un informe reciente del Banco Mundial (PDF, en inglés) se concluyó que, en caso de un colapso parcial del ecosistema, Malasia —uno de los países con mayor biodiversidad del mundo— podría sufrir una pérdida anual del 6 % de su PIB de aquí a 2030. Esa es una pérdida similar a la provocada por la crisis de la COVID-19 que se inició en 2020. En un estudio realizado por el Banco Mundial junto con el Bank Negara, el Banco Central de Malasia, se comprobó que más de la mitad de los préstamos comerciales otorgados por el sector bancario se entregaron a sectores que dependen en gran medida de los servicios ecosistémicos, y casi el 90 % a sectores que tienen un alto impacto en los ecosistemas.
En todo el mundo, la naturaleza —la biodiversidad de organismos vivos y los servicios ecosistémicos que suministran— están desapareciendo a un ritmo y a una escala sin precedentes, con consecuencias ya catastróficas para las economías y los medios de subsistencia. Esta pérdida y degradación de la biodiversidad afecta en mayor medida a las economías más pobres.
Más del 50 % del PIB mundial, USD 44 billones en valor económico, depende de los recursos naturales.
La naturaleza no nos necesita, pero nosotros la necesitamos
El capital natural —activos como los bosques, el agua, las poblaciones de peces, los minerales, la biodiversidad y la tierra— está infravalorado y no se contabiliza. Como resultado, su pérdida no se reconoce adecuadamente.
Sin embargo, sí existe una manera de entender las pérdidas derivadas de la sobreexplotación y las oportunidades de conservación. en relación con la naturaleza puede contribuir simultáneamente al crecimiento sostenible, combatir el cambio climático y proteger la naturaleza.
La contabilidad del capital natural es una manera sistemática de medir e informar sobre las existencias y los flujos de capital natural. Ayuda a los responsables de la toma de decisiones a entender la interacción entre el medio ambiente y la economía. El Programa Mundial sobre Sostenibilidad (i) del Banco Mundial proporciona herramientas y conocimientos especializados a los Gobiernos y el sector financiero a medida que integran la contabilidad del capital natural y otras consideraciones ambientales y de sostenibilidad en las decisiones de los sectores público y privado.
Detengámonos en lo que está en juego: más de la mitad del PIB mundial se genera en sectores que son alta o moderadamente dependientes de los servicios que brindan los ecosistemas, como la polinización, la filtración de agua y las materias primas. El capital natural renovable, incluidos los activos de la tierra como los bosques y los suelos agrícolas, y los activos azules como los recursos pesqueros y los manglares, representa el 23 % de la riqueza en los países de ingreso bajo y el 10 % en los países de ingreso mediano bajo.
Más del 75 % de los cultivos alimentarios dependen de la polinización animal, pero más del 40 % de las especies conocidas de insectos han disminuido en las últimas décadas.
del que dependen las vidas y los medios de subsistencia de las personas. El Banco Mundial participa en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica (COP15 y cuenta con las herramientas para hacer realidad las contribuciones económicas de la naturaleza y la biodiversidad y así influir en la toma de decisiones para que los inversionistas y los responsables de formular políticas eliminen los puntos ciegos que comprometen la prosperidad futura.