La nueva y audaz visión del Banco Mundial
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“Crear un mundo sin pobreza en un planeta habitable”.
Esta visión y esta misión pondrán a prueba la sinceridad de nuestras aspiraciones: nos llevan a un camino que requerirá la reconfiguración de las alianzas, una nueva forma de trabajar y de pensar, un plan innovador para ampliar y replicar iniciativas, recursos adicionales y optimismo respecto de lo que se puede lograr.
En todos los rincones del planeta, la gente está ansiosa por ir a trabajar y crear con sus propias manos. Quieren una vida mejor para sus hijos y sus nietos.
Debemos ser como la mano en la espalda, que ayuda a las personas a avanzar. Debemos ser una institución que exporta optimismo e impacto. -
“Porque sabemos que el desarrollo demorado es desarrollo denegado”.
El Banco Mundial ha puesto en marcha un ambicioso programa para acelerar el ritmo, aumentar la eficiencia y simplificar los procesos.
Nuestra dedicación no solo se refleja en nuestras palabras, sino que debe medirse en términos de acción.
Nos estamos volviendo más eficientes: incentivamos el producto, no el insumo, y nos cercioramos de centrar menos la atención en el dinero que se proporciona y más en cuántas niñas asisten a la escuela, cuántos empleos se crean, cuántas toneladas de emisiones de dióxido de carbono se evitan y cuántos dólares del sector privado se movilizan. -
“No hay nada que me dé más esperanza que nuestra capacidad de trabajar juntos en pos de un objetivo común”.
Buscamos incorporar nuevos asociados y reconfigurar alianzas.
Nos unimos a otras entidades y trabajamos junto con los bancos multilaterales de desarrollo para coordinar la acción en el plano internacional, catalizar el cambio y multiplicar el impacto.
Esperamos poder reorientar la labor del Banco Mundial para que enfrente los desafíos no solo como mecanismo de financiamiento, sino como mecanismo de conocimientos.
Eso es lo que están pidiendo los Gobiernos: nuestros conocimientos. -
“Financiar un mundo distinto”.
Debemos encontrar una manera de financiar un mundo distinto, donde se proteja el clima, se puedan manejar las pandemias (si no prevenirlas), abunden los alimentos y se logre derrotar la fragilidad y la pobreza.
Esta travesía empezó en abril, cuando el Banco Mundial y su equipo encontraron la manera de exprimir de su balance USD 40 000 millones en un período de 10 años ajustando la relación entre préstamos y capital social. Hemos creado un mecanismo de garantía de cartera. Hemos puesto en marcha un instrumento de capital híbrido. Estas nuevas herramientas nos permiten asumir más riesgos y podrían ayudarnos a disponer de USD 157 000 millones adicionales en capacidad de financiamiento a lo largo de una década.
Necesitamos que los donantes, los accionistas y las entidades filantrópicas se unan a nosotros y sumen sus aspiraciones a esta lucha; de lo contrario, estos instrumentos serán solo teóricos. -
“Necesitamos contar con la escala de acción, los recursos y el ingenio del sector privado”.
Incluso con un Banco mejor preparado, incluso cuando los Gobiernos, las instituciones multilaterales y las entidades filantrópicas trabajen de manera conjunta, nos faltará algo. Necesitamos contar con la escala de acción, los recursos y el ingenio del sector privado.
Estamos pidiendo mucho al sector privado.
Les estamos pidiendo que operen en lugares y situaciones que sus algoritmos y conocimientos no cubren, en caminos que el Banco Mundial ha recorrido durante años. Y si pedimos a otros que nos sigan, debemos estar dispuestos a compartir nuestra hoja de ruta.