El Banco Mundial diseñó un innovador mecanismo de financiamiento con el objetivo de incentivar a los países a alcanzar y mantener metas ambientales ambiciosas, centradas en la conservación de la naturaleza y la gestión del cambio climático. Uruguay es el primer país del mundo en utilizarlo. En su caso, el mecanismo está ligado a un préstamo de USD 350 millones dirigido a apoyar políticas que promueven un crecimiento económico sustentable y resiliente.
Para Uruguay, esto podría significar una reducción de hasta USD 12,5 millones en los intereses del préstamo si logra una disminución verificable en las emisiones de metano del sector ganadero.